Cap. 02 Mario

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Sentí unas suaves y frías manos en mi abdomen, por un momento vinieron recuerdos a mi mente que me hicieron esbozar una sonrisa, tomé aquellas manos y las hice una con las mías, sentí su respiración pesada en mi cuello y un beso lleno de lujuria se poso en el, abrí los ojos rápidamente borrando todo tipo de recuerdo. Su cuerpo al desnudo estaba a mi lado mostrando cada uno de sus encantos que para ser sincero, no me movían ni un poco, me levanté rápidamente de aquella cama y me dispuse a colocarme mi ropa interior y pantalón, sentí sus manos nuevamente rodear mi cintura y la desaparte bruscamente. La noche anterior me había embriagado más de lo que imaginaba y terminé en la cama con Loren...una vez más. Mi vida no ha sido fácil desde que la deje partir, todas las noches su olor recorre mi nariz y su silueta se vuelve una modelo en pasarela frente a mis ojos, me volví un borracho y amargado, nada me logra ilusionar cómo cuándo estaba con ella, mi vida no tiene luz desde que la mire irse y me maldigo tanto por no haberla detenido. Perdí a mi mejor amigo y a mi mujer en el mismo instante y lo peor de todo es que ni ahí deje de ser un puto egoísta y terminé lastimando a lo que más me importa, la que hacía ver mi vida de una mejor forma. He logrado satisfacer mis necesidades sexuales con Loren, pero desde que ella se fue...no puedo disfrutarlo y no quiero hacerlo hasta que sea ella quien me lo provoque. Las asquerosas ojeras han permanecido ahí desde entonces, mis manos se volvieron esqueléticas al igual que mi rostro demacrado, en mi mano siempre está un vaso del mejor licor o a no ser así, un cigarrillo. Mis negocios van bien y es lo único "bueno" que podría rescatar de mi vida de mierda, logré deshacerme del idiota que asesinó a Math pero no del que le dió la orden de hacerlo. Logré conseguir una casa más segura pero mi intención no era permanecer aquí, tenía que estarme moviendo continuamente para no levantar sospecha alguna de dónde me encuentro.
Loren: ¡Oh vamos! un poquito más ¿sí?- dijo tratando de que su voz sonará lo suficientemente buena para convencerme.- déjame seducirte.
Mario: tengo mucho trabajo que hacer, no insistas.- suspiré frustrado y entre a la ducha, el agua relajaba mis músculos y me quitaba cada rastro de caricia que había recibido de Loren. Hace unos meses ella hablo con Lucas, lamentablemente se me ocurrió la puta idea de pedirle que le dijera que yo estaba organizando mi boda con Loren, bah! sí antes existía la posibilidad de que ella volviera a mí pues estoy seguro que en ese momento desapareció esa posibilidad.
Salí de la ducha y me coloque la ropa que llevaría puesta hoy, la deportiva se había convertido en mi cambio diario. Cuándo estuve listo baje a mi oficina y me encerré ahí por un largo rato, era mi cueva de desahogo y había veces que ahí pasaba mis noches. Desde hace días que me venía rondando por la cabeza buscar sus redes sociales y poder aunque sea ver su bello rostro por unos momentos, guardar la foto para mí, aunque eso suene muy psicópata. Entre a Instagram con un perfil falso y enseguida comencé a buscar en los perfiles hasta que finalmente lo encontré. Su foto de perfil era un paisaje maravilloso y en el se encontraba su silueta que para mis ojos fue cómo encontrar oro puro. Su perfil estaba prácticamente dedicado a los paisajes que al parecer ella capturaba, finalmente después de haber pasado cientos de imágenes que para mí gusto eran inservibles, pude encontrar una foto de ella, al parecer había asistido a una fiesta porque llevaba un vestido púrpura bastante ajustado para mí gusto pero bastante atractivo para mí entrepierna. Comencé a bajar buscando alguna otra foto con la cual quedarme y me llevo una sorpresa.
Mario: ¿quien eres tú?- mi vista se centro en el chico que estaba a su lado, al parecer se encontraban en un restaurante o cafetería, se encontraban sentados en una mesa y él la miraba con cierto interés. Ella llevaba puesto lo que parecía ser un uniforme y en el tenía un dibujo de pizza sonriente, anoté cada detalle de ese lugar sin perder nada, sobre todo guarde en mi mente la cara del estúpido que estaba mirando a mi mujer. Sentí la sangre hervir y la garganta me dolía cómo sí estuviese tragando vidrios.

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