Capítulo 46

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El lado derecho de la cama estaba un poco desordenado, la almohada usurpaba el lugar en el que normalmente Mario duerme, me levanté con pesadez y coloque ambos pies sobre la cálida alfombra. Me miré frente al espejo que se encontraba colgando en la pared, estaba un poco demacrada y la ligera inflamación de mi estómago no había disminuido en lo absoluto, me molestaba tenerla justo hoy. Lancé un suspiro y tomé el celular que se encontraba sobre la mesita de noche, tenía un mensaje de texto, abrí la bandeja y lo leí.

"Pasaré por ti a las 7:00pm, dejé un poco de comida dentro del microondas, no soy muy bueno cocinando pero quería sorprenderte, tengo unos asuntos que arreglar, pero seré puntual con nuestra cita, te amo, mi reina."

Y eso fue todo, me coloque las pantuflas y camine hacia el baño mientras le respondía el mensaje a Mario, había despertado con mucho apetito y moría de ganas por probar la comida que Mario había preparado. Sentí un revoltijo en el estómago al recordar la cita de hoy, me emocionaba pero al mismo tiempo me ponía demasiado nerviosa. Termine de hacer mis necesidades y me lavé los dientes, mientras lo hacía, un sin fin de postres se me vinieron a la mente cómo una ola brusca, quería un helado de chocolate pero también sonaba delicioso comer fresas con crema, aunque hace mucho tiempo que no como doritos con queso derretido, carajo, debo tener mucha hambre para pensar en todos esos antojitos. Me ate mi cabello en una coleta y baje a la cocina para desayunar algo, hace unos días Mario me había comprado unas galletas que anteriormente eran mis favoritas, sin embargo, ya no me gustan tanto, abrí el microondas y saqué un platillo envuelto con papel aluminio, tenía escrita la palabra "Te amo" por encima de este, quite el papel con cuidado de no romperlo y pude observar lo que era, a simple vista se veía delicioso y moría de ganas por tomar el primer bocado. Era un poco de huevo con jamoncillo y unos panes tostados que ahora ya se encontraban fríos, había un pequeño tazón sobre el espacio libre de aquel plato, contenía un poco de fruta picada con un poco de miel, jamás había probado algo así pero supongo que siempre hay una primera vez, mientras veía aquel desayuno, sonreí al imaginarlo en la cocina. Decidí llamarlo enseguida, dieron unas cuántas timbradas y escuché su ronca voz del otro lado del teléfono.

-Mario: dime, cariño, ¿está todo bien?
T;N: sí, acabo de despertar y no sabes el hambre que tengo, gracias por haberme preparado el desayuno, se ve delicioso, ¿tú ya desayunaste?
-Mario: no tengo apetito aún, estoy nervioso por esta noche.- soltó una risita y después aclaró su garganta.- muero de ganas por verte, pero aún no es el momento, tengo que arreglar un par de cosas y después pasaré por ti, ¿de acuerdo?
T;N: de acuerdo, amor, te esperaré con ansias.
-Mario: te amo.- fue lo último que dijo y ambos colgamos la llamada. Me dispuse a desayunar mientras veía el televisor que estaba sobre el refrigerador, había noticias que claramente no podría entender por mi escaso nivel de inglés. Extrañaba tanto poder regresar a México, aunque ya no tengo a nadie que me esperé allá, nunca tuve amigos definitivos y los pocos que tuve se esfumaron, ahora solo lo tenía a él, odiaba depender de alguna manera de Mario, sí él no está, no se qué sería de mí. El timbre de la puerta sonó haciendo que me saliera bruscamente de mis pensamientos, me levanté de la silla mientras apagaba el televisor y camine hasta la entrada para luego mirar por el pequeño orificio que tenía esta. Era Tay, giré el picaporte de la puerta y enseguida entró la pequeña Judith con su cabello cayendo sobre sus hombros, llevaba puesto un vestido rosa con florecitas y sus labios estaban azules debido a la paleta que traía entre sus manos.
Taylor: lo siento por no haber venido antes, estaba algo ocupado con algo que le urgía a tu hombre.- rodó los ojos y después entró, me gustaba la confianza que habíamos sembrado en ellos, ya no eran simplemente los ayudantes de Mario, eran cómo de la familia ahora.
T;N: no te preocupes.- sonreí.- ¿cómo se encuentran?
Taylor: estamos bien, por el momento nos estamos quedando en la casa que compró Johnson.- suspiró.- quizás te sorprendes por la forma tan rápida que tuvo para independizarse, así es él.- se dejó caer en el sofá, Judith me abrazó tan fuerte que me dió un ligero pellizco en la cintura.
T;N: ahora eres fuerte, casi me rompes en pedazos.- reí y Taylor soltó una pequeña risa de orgullo.- ¿han desayunado?
Taylor: sí, Johnson preparó tostadas con aguacate y limonada, creo que está a dieta o algo, desde ayer está preparando comidas un poco dietéticas.- hizo un gesto de disgusto.- ¿cómo te sientes? te ves un poco pálida y delgada.
T;N: ¿de verdad?- asintió.- me he sentido bien, incluso he comido bastante, me parece extraño que me digas eso.- reí, me senté a su lado con mis pies sobre el sofá.- ven acá, Judith, te haré un peinado fabuloso para que te veas mucho más hermosa de lo que ya eres.
Taylor: ¿no está peinada?- eleve una de mis cejas y lo miré, el cabello de la pequeña estaba colgando en sus hombros y en el centro tenía una coleta mal atada.- no me juzgues ni me critiques, no soy su madre, debes de saber que esto es nuevo para mí.- suspiro.
T;N: lo entiendo, después te mostraré cómo se hace.- él rodó los ojos y encendió la televisión que estaba en la sala.- no hay ningún programa entretenido, estuve mirando noticias en inglés mientras desayunaba.- comencé a desatar la coleta del cabello de Judith, ella estaba entretenida chupando su ahora delgada paleta.
Judith: ¿Dónde está el señor que lanza pantallas?- era gracioso que aún lo siguiera llamando de esa manera.
T;N: dijo que estaba arreglando unas cosas y después vendría para acá.- ella asintió y metió la paleta en su boca nuevamente. Arreglar su cabello me hacía crecer las ganas de ser madre, no tenía idea de si era buen momento o sí estaba preparada, pero soñaba con tener un hijo y más sí Mario era el padre.

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