Cap. 06

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Me encontraba sentada al borde de la cama mientras mis piernas se meneaban en el aire, el sonido de la ducha era el único que podía escucharse en toda la cabaña, eso y la madera crujiendo en la chimenea casi apagada, no tenía idea de qué hora era, pero estaba ansiosa por poder regresar a casa, seguramente tendré problemas en mi trabajo por las faltas continúas y por no responder las llamadas, ni siquiera sé en dónde se encuentra mi celular. Aún tenía puesto el vestido blanco y mi cabello estaba atado en una coleta, el agua de la ducha dejó de escucharse, pasaron unos cuántos minutos y la puerta de madera se abrió completamente dejando salir un poco de vapor, él salió con una toalla rodeando su cadera y con sus pectorales al aire, pude observar que tenía algunos tatuajes nuevos, su cabello caía húmedo por su frente mientras él secaba su cuello con una toalla más pequeña. Inmediatamente evite verlo para que no se creará falsos pensamientos, escuche una risa ronca de su parte y después pasó frente a mí.
Mario: no sé porqué te volteas.- cerré lo ojos ya que se encontraba frente a mí.- me has visto sin la toalla también ¿debería de recordartelo?- abrí los ojos y lo miré con molestia, sentía calor en mis mejillas pero también quería golpearlo ahora mismo, tomó la ropa que tenía sobre el sofá y amenazó con tirar su toalla.- ¿quieres mirar mientras me cambió?- rodé los ojos y me levanté de la cama para después caminar hasta la puerta que llevaba a la cocina, sentí su mano en mi antebrazo y tiró de mí para yo quedar pegada a su pecho. Su respiración cálida chocaba en mis labios y la humedad de su pecho se sentía a través del vestido, trate de empujarlo pero claramente él era más fuerte que yo, su brazo rodeó mi cintura y con su fuerza me junto más a su cuerpo, una sonrisa de media luna se formó en su rostro y acarició mi mejilla con su mano libre.
Mario: estás un poco demacrada y delgada, pero sigues igual de bella.- suspiró.- volverás a ser tan mía cómo la primera vez, pero en esta ocasión, será por tu voluntad.
T;N: ¿puedes soltarme y vestirte de una buena vez?- mi corazón palpitaba exageradamente y mis piernas temblaban, él asintió y me fue liberando poco a poco.- y date prisa, recuerda que no estoy lloviendo de dinero cómo tú y tengo un trabajo, el cuál seguramente, está planteándose despedirme.
Mario: lo dudo, capaz tu amiguito le ruega a tu jefe para que no te despida y te dé una oportunidad.- burló.- es un lamebotas.
T;N: deja de llamarlo así.- lo miré con rabia y él se encogió de hombros.- él se ha preocupado por mí en todo este tiempo que tú andabas por ahí de cama en cama.
Mario: ¿entonces lo estás considerando alguien bueno para ti?- soltó una risa acompañada de un suspiro y colocó sus manos en sus caderas.
T;N: quizás él sí sea bueno para mí.- sus ojos se centraron en los míos con furia.- y ahora que lo dices, creo que estaría bien comenzar a salir con él, es un chico bastante lindo en cualquier aspecto y sé que no me abandonaría.- él se acercó hasta mí tomándome nuevamente de la cintura y pegandome a él bruscamente, coloque mis manos en su pecho desnudo e hice mi espalda hacia atrás para evitar que mi pecho tocará el suyo.
Mario: eso no lo voy a permitir y lo sabes más que nadie.- su mandíbula estaba ejerciendo presión y las venas características de su frente se hicieron notar.- ¿cuándo vas a entender que eres mía? Aunque creas que soy la persona más posesiva en la tierra, te haré recordar que eres mía.- tomó mi nuca con fuerza y la empujó hasta que mis labios quedaron a pocos centímetros de los suyos, sus ojos se centraron en los míos para después bajar a mis labios y unir los suyos en un beso lleno de lujuria y brusquedad. Su lengua entro en mi boca, después se separó un poco y lamió mis labios para después finalizar con un diminuto beso. En cuánto pude separarme de él le di un golpe en la mejilla, sé que me dolió más a mí que a él, pero lo tenía bien merecido.
Mario: golpeame las veces que quieras, sé que me odias más que a nadie.- suspiró.- pero haré todo lo que esté en mis manos para que vuelvas a quererme.- se dió la vuelta y comenzó a cambiarse, dejó caer su toalla haciendo que mirará su trasero desnudo, inmediatamente me gire y camine fuera de la habitación. Me senté en la pequeña mesa de madera, odiaba que aún pudiera causar pequeñas cosas en mí, no quería quererlo porque tenía muy marcado el daño que me hizo, pero mi corazón es tan estúpido que siempre quiere convencerme de que aún lo quiero. Mis manos y piernas estaban temblando, había anhelado tanto besarlo que ahora que eso al fin sucedió, me siento mal por ello, quizás es porque ni siquiera disfrute sus labios y sé que él tampoco lo hizo, el beso estaba tan lleno de necesidad, necesidad de querer marcar un territorio, cómo sí yo fuese algún juguete o animal. La puerta del cuarto se abrió dejándome verlo, iba vestido completamente de negro y su cabello seguía húmedo pero un poco más organizado, tomó las llaves que se encontraban sobre un pequeño gancho y me hizo una señal para que caminaramos, rápidamente me levanté de la mesa y camine hasta afuera de la cabaña. Estaba rodeado de árboles y parecía estar sobre una pequeña barranca, la luz del sol chocó con mi vista haciendo que fuera molesto para mí abrirlos, él se colocó frente a mí y con su sombra cubrió los rayos que llegaban a mí, abrí poco a poco mis ojos para tratar de incorporarme y después lo miré.
Mario: dime cuándo estés lista.- asentí levemente, metió sus manos dentro de los bolsillos de su pantalón y se quedó ahí hasta que pude ver bien aún con los rayos del sol.- ¿listo?- asentí, él tomó mi mano sin previo aviso y comenzó a caminar junto a mí, bajamos unas escaleras de tierra hasta llegar a su auto, el cuál se encontraba estacionado en una pequeña casita de madera.
T;N: ¿Subiste las escaleras conmigo en tus brazos?- él asintió.- es sorprendente porque seguramente fue muy cansado para ti hacerlo.
Mario: no lo fue, estás muy delgada así que fue fácil para mí llevarte cargando hasta arriba, fue cómo cargar una pequeña pluma de paloma.- suspiró.
T;N: eso me baja el autoestima ¿sabes?- él me miró por unos segundos.- a pesar de que tú hayas sido el causante de mis cambios físicos y emocionales, me duele que me lo digas.
Mario: eres preciosa, aún cuándo tengas más kilos o menos, me sigues gustando igual.- dijo mientras abría la puerta del auto.- solo que me molesta que hayas bajado de peso por mí, eso no es saludable y lo sabes, debes comer más.
T;N: tú no puedes venir y decirme que es saludable para mí o que tengo que hacer.- rodó los ojos y cerró la puerta de golpe.- estúpido.- susurré, él abrió la puerta del piloto y se subió para después colocarse el cinturón de seguridad.- ¿por qué me compraste este vestido?
Mario: porqué lo miré y te imagine con el puesto, pero definitivamente en otras circunstancias.- encendió el auto y comenzó a conducir.- pensé que se te miraría lindo en nuestra primera cita.
T;N: no creo que haya una primera cita.- suspiré.- ¿qué le hiciste a mi anterior vestido?
Mario: no me gustó.- hizo un gesto con su nariz.- no niego que se te miraba hermoso esa noche, incluso mi imaginación se puso a volar y quería arrancartelo con la boca.- suspiró.- pero lo usaste con la persona equivocada y bueno, no me quedo otra opción más que eliminar las huellas que había en él, afortunadamente mantuvo la cabaña caliente.
T;N: ¡¿Lo quemaste?!- él asintió, le dí un par de golpes en el hombro haciendo que él se quejara.- por favor, ambos sabemos que esas son caricias para ti así que deja de quejarte, ese vestido me costó mucho más de lo que te imaginas y era mi favorito.
Mario: lo siento, no pude evitarlo.- suspiró.- pero este vestido también te queda hermoso, pareces un bello ángel.- no dije nada y solo me incorpore en mi asiento, se había convertido en alguien más relajado y romántico, claro que a veces me mostraba su faceta de pervertido, decía las cosas tal y cómo las sentía. Pasaron horas en carretera y ya sentía mi trasero adormecido, me movía incontables veces pero eso no funcionaba, ya necesitaba bajarme de aquí. Él tenía su vista centrada en la carretera, parecía estar bastante concentrado en la conducción, seguía igual de lindo pero ahora con un poco más de delgadez.
T;N: ¿falta mucho para llegar?- él negó.- me urge bajarme de aquí, ya no siento la mitad de mi cuerpo.
Mario: ¿debería de darle masajes?- lo miré con el ceño fruncido, él soltó una risa bastante molesta y siguió conduciendo.- tranquila, ya estamos por llegar, solo que tome otra carretera y por eso piensas que aún falta mucho.- así fue, sólo dió un par de vueltas y ya estábamos en mi casa, afuera estaba Rose con su celular en la mano, su mirada se centro en el auto y se quedó quieta.
T;N: bájate al menos para que la saludes y le preguntes cómo está.- él me miró y negó.- por favor.
Mario: ¿Qué me darás a cambio?- rodé los ojos y él suspiro.- está bien pero tendremos una cita esta noche- él bajó enseguida del auto sin dejarme decir ni una sola palabra, hice lo mismo, caminamos hasta donde ella se encontraba, las lágrimas no tardaron en correr por sus mejillas y enseguida lo rodeó con sus brazos, él ni siquiera se inmutó en tocarla y solo me miró.
Rose: mi pequeño.- su voz estaba bastante frágil, se separó y tomó el rostro de Mario con delicadeza mientras las lágrimas continuaban saliendo.- ¿sabes lo preocupada que estuve por ti? no sabes lo feliz que me hace verte.
Mario: solo vine a traer a T;N.- sus palabras eran tan frías.- también me alegro de verla.- ella asintió con una sonrisa, paso su mano por su rostro para limpiar las lágrimas y se separó de él.
Rose: perdóname, sé que no quieres tenerme cerca, no pude evitarlo.- bajó su mirada, le dí un golpe en el brazo y respiró profundamente para luego acercarse a ella.
Mario: no tiene porqué pedirme perdón ni bajar la mirada, ya no es más mi empleada.- acarició su hombro, sé que él estaba feliz de verla, sin embargo, se estaba haciendo el orgulloso.- es mi madre ¿qué no?, claro que eso no quiere decir que acepte lo que hizo, quiero hacer mejor las cosas.
Rose: claro hijo, todo a su tiempo.- dijo con una sonrisa llena de llanto.- ¿quieres entrar y comer algo?
T;N: por supuesto, vamos.- no deje que él dijera absolutamente nada, ya había causado que perdiera un día más de trabajo así que al menos sea por una buena causa, tomé el brazo de Mario y caminamos detrás de la señora Rose, la casa olía a pollo frito y spaghetti.
Rose: algo me decía que hoy vendrías, estaba apunto de llamar a la policía pero tu compañero de trabajo me dijo que no lo hiciera, que te diéramos tiempo de llegar.- sonrió.
Mario: él ni siquiera es su compañero, quiere comerse de mil maneras a mi chica ¿puedes creerlo?- me miró.- la noche en que me la llevé, él se miraba con intenciones de besarla y sin mencionar lo demás.
Rose: por un momento desconfíe de él e incluso pensé que había venido simplemente para no levantar sospechas.- comenzó a colocar los platos en la mesa, las charolas con comida se encontraban al centro de la mesa acompañadas de un jarrón con limonada.- pero me alegro de que hayas estado con Mario.
T;N: supongamos que sí.- reí.
Mario: hoy tendrá una cita conmigo en la noche ¿verdad?- negué rápidamente.
T;N: por supuesto que no tendré una cita contigo.- suspiré.- debiste hacerlo sin pedir nada a cambio, además de que te dije que primero me demostraras que querías hacer las cosas bien, no te prometí nada.

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