Cap. 05

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El suave olor de café inundó mis fosas nasales, poco a poco abrí mis ojos, sentía pesadez en ellos, también me sentía un poco mareada y un poco de dolor de cabeza. Cuándo aclaré mi vista pude ver qué no estaba en mi cama, ni tampoco olía a panecillos, estaba en una pequeña habitación color marrón con pisos de madera, había un sofá largo en la esquina de la habitación y a lado había una pequeña lámpara sobre una mesita de noche, había un par de cuadros con bosques dibujados, me senté en la cama y pude escuchar el quejido de los alambres bajo el colchón, tenía una sábana color vino y una almohada blanca, cuándo intenté levantarme sentí un fuerte jaloneo y con ello un mareo, observé a mi mano derecha y estaba esposada a uno de los tubos cruzados de la cama, estaba preocupada porque no recuerdo del todo bien que fue lo que sucedió, me venían recuerdos fugaces del rostro de Mario, sin embargo, no estaba segura de lo que imaginaba. Tenía puesto un vestido blanco con un bordado bonito en los brazos, unos calcetines que llegaban hasta un poco abajo de mis rodillas y mi cabello caía por mis hombros totalmente despeinado. La perilla de la puerta se escuchó y mi corazón se aceleró un poco, tenía que estar preparada para ver de quién se trataba, sin embargo, no lo estaba. La puerta hizo un sonido extraño y se abrió con lentitud, él tenía puesta una chaqueta y llevaba un gorro color negro, se giró para cerrar la puerta y después regresó su vista a mí. Sus ojos cafés se encontraron con los míos haciendo que mil recuerdos vinieran a mi mente, sentí un golpe duro en el pecho y unas ganas inmensas de llorar, una sonrisa se formó en sus labios, entre sus manos llevaba una bolsa de papel color café, la colocó sobre la mesa de noche y se acercó a mí con lentitud, no podía moverme demasiado ya que las esposas eran muy cortas y me raspaba la muñeca, sus ojos me mostraban que en esté momento estaba sintiendo lástima, todo el coraje que tenía por él quería desaparecer y solo quería abrazarlo, lo había anhelado, sin embargo, sabía lo mucho que me había lastimado y no merecía mi perdón, ni aunque fuera con hipocresía. Su rostro estaba demacrado, tenía ojeras marcas y barba de pocos días, se quitó el gorro que llevaba puesto y lo dejó al otro extremo de la cama, él se sentó, tenía un ligero olor a cigarrillo.
T;N: déjame ir.- pedí, él me sonrió, no entendía porque reaccionaba así ante mi petición.- no quiero estar en un lugar en dónde estés tú, no quiero verte.
Mario: eso lo sé, sé que lo que menos quieres ahora es verme y escucharme.- suspiró.- por eso es que decidí traerte aquí, quiero que me escuches.
T;N: ¿Quieres que te escuché? ¡Joder Mario!- reclamé.- te alejaste de mí ¿y ahora llegas a pedirme que te escuché? ¿con que derecho te crees tú para venir y aparecer en mi vida de nuevo?
Mario: me alejé de ti porque quería protegerte, durante tu estancia a mi lado, te arriesgue demasiado.- suspiró.- tomar la decisión de dejarte no fue fácil, estuve pensándolo por días hasta que llegue a mi conclusión, no podía dejar que te lastimaran.
T;N: oh por supuesto, por eso decidiste lastimarme tú.- se quedó callado por un momento y bajó la mirada.- eres un cobarde de mierda, tienes tanto miedo de afrontar y lidiar con la situación que al final terminas pensando solamente en ti, me lastimaste cómo no tienes una puta idea y eso no te lo voy a perdonar.
Mario: escucha, déjame explicarte cómo sucedió todo ¿de acuerdo?- negué mientras las lágrimas comenzaban a correr por mis mejillas.- por favor.
T;N: es que ni siquiera sé porqué quieres que te escuché.- suspiré.- terminarás diciéndome lo mismo, mejor déjame ir y sigue con tu vida, no me busques, ya no me lastimes más.
Mario: te dejé ir una vez, T;N.- me señaló con su dedo índice.- no lo haré de nuevo, quiero que me escuches primero y sí te rehusas a hacerlo, me veré con la necesidad de dejarte aquí al menos por lo que resta de tarde.- mi orgullo me decía que no importaba cuánto tiempo me quedaría aquí, pero por otro lado, quería salir corriendo. Él se dirigió a la puerta y salió, la esposa colocada en mi muñeca comenzaba a darme picazón y me dolía debido a los jalones que inconscientemente me daba, seguramente ahora mismo Rose se encuentra preocupada por mí y eso me tiene atormentada, no es justo que esté pasando por eso por culpa de su propio hijo, me recosté en la cama lo bastante pegada al tubo para no lastimar más mi muñeca.

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