Capítulo 33

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Abrí los ojos con muchísima pesadez, mi espalda estaba un poco descubierta mientras que mis piernas estaban enredadas en la suave manta que las cubría. Me levanté un poco y pude observar que Mario no estaba junto a mí, sin embargo, había una charola con fruta picada, huevos con tocino y un vaso con jugo de naranja, a su lado había un pequeño papel doblado a la mitad, me senté en la orilla de la cama y lo desdoble con mis manos.
"Mi pequeña, tengo que ir a resolver unos asuntos pendientes... trataré de regresar antes del medio día. Espero te guste el desayuno. Te amo."
La ropa que había utilizado el día de ayer se encontraba doblada sobre el sofá blanco que estaba en un rincón, me sentí sonrojada al recordar lo que había sucedido, el calor subió hasta mis oídos y no pude evitar sonreír cómo una completa estúpida. Me coloque mi ropa interior y después una camisa de Mario que se encontraba en uno de los tubos de la cama, me quedaba un poco abajo de los muslos así que estaba perfecto, me senté nuevamente en el borde de la cama y comencé a comer con lentitud mi desayuno, el sabor que dejaba en mi paladar era realmente exquisito y mi estómago se sentía complacido. La puerta de la habitación se abrió de golpe, miré rápidamente hacia esta, él entró con un par de rosas, al verme sonrió.
Mario: veo que ya despertaste.- se acercó a mí y dejó un beso cálido en mi frente, asentí.- te compre esto en el camino, espero que te gusten.
T;N: son tan hermosas cómo tú.- las coloque en mi nariz y él sonrió.- ¿dónde estabas?
Mario: Johnson y Taylor llevaron al idiota de ayer a un lote baldío.- suspiró.- trate de sacarle algo de información pero no funcionó, está casi muerto, necesita fuerza.
T;N: uhm, no me gusta que hables de personas secuestradas y sus merecidas torturas.- fruncí un poco la nariz y él sonrió.- ¿desayunaste?- él negó y después sonrió pícaro.
Mario: estuve hambriento toda la mañana, pero mi más rico desayuno me estaba esperando aquí, en la cama.- se acercó a mí y mordió el lóbulo de mi oído para después dejar un beso ahí. Solté un leve gemido provocando una risa de su parte. Su mano izquierda comenzó de juguetona entre mis piernas, mordí mi labio inferior mientras disfrutaba de esos exquisitos masajes que me daba. Comenzaba a imaginar estrellitas danzando junto a la luna, sus labios se estrellaron contra los míos, necesitados por sentirse y saborearse, nuestras lenguas jugaron entre sí mientras diminutas sonrisas se nos escapaban a ambos. Me subí a sus piernas y tomé su rostro entre mis manos, sus labios bajaron a mi cuello sensualmente mientras sentía cómo apartaba un poco mi ropa interior, eleve un poco mis caderas al sentir su miembro chocar con mi vagina, comenzó a entrar con suavidad hasta que pude sentarme en el, lancé un jadeo y comencé a subir y bajar mis caderas. Su respiración acelerada se sentía en mi cuello, cálida y bastante tranquilizante, metí mis dedos en el cabello de su nuca y pegue su cara a mis senos cubiertos por la camisa tan inoportuna, él rodeo mi cintura con sus brazos hasta dejarme algo inmóvil y me miró con travesura, se dejó caer en la cama conmigo encima y comenzó a penetrarme de una forma magnífica, comencé a gemir, inmóvil sobre su cuerpo, con corrientes eléctricas que recorrían por completo mi piel, sus gemidos endulzaban mis oídos mientras mis piernas se convertirán en un par de gelatinas temblorinas.
T;N: ¡Oh, mierda!- gemí mientras apretaba sus hombros y perdía la poca fuerza que tenía.
Mario: niña grosera.- me dió una suave nalgada haciéndome sobresaltar y después unió sus labios a los míos.- es el mejor desayuno que he tenido en mi vida, ¿sabes?- lo miré con timidez y este acarició mi mejilla con ternura.- me gustan tus mejillas rosadas y tus labios en forma de corazón, eres una completa obra de arte.- sonrió, me dejé caer a su lado con mi pierna sobre las suyas y él entrelazó nuestras manos.
T;N: por cierto.- aclaré mi voz débil y lo miré.- el desayuno que preparaste estuvo delicioso, me encantó.
Mario: se me quemaron cinco huevos y me comí la mitad del tocino que compre, pero valió la pena porque te gustó.- sonrió.- por cierto, en la sala deje unas bolsas con algo de ropa para ti, después iré por tu maleta y la traeré para acá.
T;N: no debiste gastar, puedo usar el vestido que está en el sofá o esta camisa.- él me miró.
Mario: el vestido es demasiado incómodo para que lo uses todo el día, la camisa te queda preciosa pero decidí comprarte algo más.- asentí levemente y me levanté de la cama.- ¿a dónde vas?
T;N: iré a colocarme las cosas que compraste, no sé sí lo notas pero...- señale las partes húmedas de mi camisa.- necesito darme una ducha.- le guiñe un ojo y este sonrió con perversión. Salí de la habitación y camine hasta dónde estaba la pequeña sala, había unas cuántas bolsas sobre la mesita de centro y una pequeña caja color negra. Me acerque a las bolsas y comencé a sacar cada una de las prendas que había ahí, la mayoría eran conjuntos deportivos o pijamada cálidas, me gustaba, en otra de las bolsas habían conjuntos de ropa interior sin encaje y se miraban realmente cómodos. Él se acercó a mí y me abrazo por detrás para luego dejar un beso en mi mejilla.
Mario: sé que te sientas mejor con este tipo de ropa y yo lo que quiero es que mi reina se sienta cómoda.- joder, eso me causo un revoloteo en mi estómago y mis mejillas se sonrojaron, me di la vuelta hasta quedar cerca de su rostro y dejé un par de pequeños besos sobre sus labios.
T;N: iré a darme una ducha, la necesitó.- él asintió.- gracias por esto, amor.- al escuchar eso él sonrió con ternura, dejó de abrazarme y me dirigí a la habitación con la ropa entre mis brazos. No sé sí nuevamente mis emociones dependían de él, pero me encantaba lo que me hacía sentir, me gustaba tenerlo cerca y escuchar su voz.

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