T;N

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Mi vida no ha sido fácil desde entonces, cada día me despierto con la necesidad de querer abrazarlo e inhalar su aroma pero solo me encuentro con la fría segunda almohada de mi cama vieja, todas las noches es una pesadilla porqué me sigo preguntando que fue lo que hice mal para que él me dejara ir tan fácilmente, para que se alejará de mí...
Apague la alarma de mi celular y me levanté con mucho esfuerzo, mi estabilidad emocional estaba por el suelo pero no quería darme por vencida, había formado mi propia rutina desde que volví de Los Ángeles, afortunadamente no estaba sola aquí y era lo único bueno que podía rescatar de mi vida con él. Salí de ducharme y me coloque frente al espejo, todo en mí había cambiado, mi cuerpo era más delgado de lo usual  y realmente mi rostro no esparcía ningún tipo de felicidad, me coloque el uniforme del trabajo y me hice una coleta rápida, tomé mi bolso del sofá que estaba al rincón de mi habitación y baje las escaleras, ahí me pude encontrar a esa persona que todas las mañanas me recibe con una sonrisa y un buenos días, eso sin contar el desayuno en la mesa.
T;N: Rose, buenos días.- le sonreí mientras le daba un abrazo fuerte, cada que hacía eso me sentía más cerca de él aunque ya haya pasado 1 año sin saber de él, de no saber en qué lugar se encuentra o siquiera sí está bien, sus ojos negros me hacen recordarlo y ese lunar en la mejilla que los caracteriza a ambos.
Rose; buenos días mi niña ¿cómo dormiste?- me encogí de hombros y solo esbocé una mueca.- he servido el desayuno ya y ahora no te irás solamente con un pan tostado ¿de acuerdo? tu cuerpo es tan delgado ahora que un viento frágil podría llevarte rodando cómo una de esas plantas rodantes.- me tomó de la mano y me llevo hasta la mesa, mi boca se negaba a probar algún bocado aún cuándo mi estómago se lo estuviese pidiendo a gritos y golpes.
T;N: ¿te han dicho que eres la mejor cocinera que puede existir?- la mire y ella solo sonrió mientras colocaba un vaso con jugo de fresa frente a mi plato.- hoy no tengo nada de ganas de ir al trabajo.
Rose: ¿por qué no llamas para pedir un permiso? Leonora es una buena chica y sé que podrá entenderlo, además de que sabe que últimamente no estás bien emocionalmente por lo de mi hijo...- rápidamente guardó silencio al notar que el tema me afectaba más de lo que imaginábamos.- ¿no has intentado comunicarte de nuevo con él?- negué lentamente mientras movía la comida de un lado hacia otro.
T;N: parece que el guardaespaldas cambio su celular porqué no atiende mis llamadas.- suspiré, hace unos meses había llamado a Lucas, uno de sus guardaespaldas, pero la única información que me dio fue que él estaba perfectamente bien y que ahora estaba por casarse con Loren, lo cual en ese momento cayó cómo un balde de agua con hielos en mi espalda, desde entonces me prometí olvidarlo lo cuál no funcionó.- supongo que es momento de dejarlo ir finalmente ¿no? probablemente ya esté casado o apunto de, no tiene caso seguir sufriendo por alguien que seguramente ya me olvidó en una noche ¿usted no cree?- ella sonrió y tomó mi mano con suavidad.
Rose: no se trata de lo que yo crea mi cielo, se trata de lo que tú corazón sienta y crea.- suspiro.- yo puedo decirte que lo olvides porqué te estás destruyendo pero mientras tu corazón deseé seguir aferrado a él o los recuerdos mis consejos no pueden hacer nada al respecto, el corazón quiere lo que quiere ¿no es así?- asentí levemente y le di un apretón a su mano, después de eso cambiamos a otro tema, ella me platicaba de las decoraciones que quería hacer en la casa, con el paso del tiempo se habían dañado los techos y las lluvias no les venían muy bien, la pintura de las paredes ya estaban arruinandose poco a poco dejando ver la segunda capa blanca. Termine de desayunar, me despedí de Rose y me fui en taxi a mi trabajo, estaba trabajando en un restaurante de comida rápida por las mañanas pero afortunadamente solo era medio turno ya que Leonora, mi jefa, solo abría la mitad del día para poder cuidar a su bebé. Baje del taxi y entre a mi lugar de trabajo, rápidamente mis fosas nasales se inundaron del olor a papas fritas y queso derretido, camine hasta dónde se encontraban los demás trabajadores y pase mi tarjeta de checada por la máquina, esta hizo un sonido verificando mi asistencia. El chico castaño que estaba tratando de ligarme desde que entré se acercó a mí mientras se acomodaba su gorrillo.
Edwin: Hola señorita, llegas unos minutos tarde.- sonrió mientras se recargaba en uno de los muros.
T;N: digamos que tuve un percance.- lo mire por unos segundos y le di una sonrisa fingida, me caía bien, era un chico bastante alegre aunque un poco impulsivo a veces, siempre llega cuándo estoy perdida en mis pensamientos y me hace olvidarme de lo que sea que esté pensando, pero no podría verlo cómo una pareja.
Edwin: ¿un percance llamado el delicioso desayuno que prepara la señora Rose?- asentí levemente mientras me colocaba el índice en mis labios para que guardará silencio.- es una buena causa, siendo sincero yo también llegaría todos los días tarde con tal de terminar todo lo que ella me sirvió, hasta la última migaja.- me guiñó un ojo y le sonreí. Lorena pasó por detrás de Edwin dándole un leve golpe en la cabeza y se colocó a nuestro lado por unos segundos.
Lorena: a trabajar pequeños tortolos, las hamburguesas no se van a preparar solas y las mesas no se servirán solas.- sonrió y continúo su camino hasta la caja registradora.
T;N: bueno ya escuchaste, ve a trabajar o terminarás pagando horas extras en tu día de descanso.- reí y él rodó los ojos para después darse la vuelta y comenzar a caminar con desgano, cruzo las cortinas transparentes y sacó su cabeza de ahí para lanzarme un beso, después de eso desapareció. Camine hasta dónde se encontraba Lorena, tome el mandil y me lo coloque en la cintura para después tomar la libreta y un plumón.
Lorena: mucha suerte con los clientes, ya sabes que sí hay alguien que te moleste me dices e inmediatamente traeré al intento de héroe llamado Edwin.- rió y causo que yo hiciera lo mismo, la campana que estaba sobre la puerta de la entrada sonó y mire, mi corazón se aceleró en cuánto mire la espalda del chico que le abría la puerta a la que parecía ser su novia, vestía completamente de negro y podría jurar que era él, ambos se giraron buscando una mesa y lamentablemente no se trataba de la persona que mi corazón anhelaba ver, no entiendo porque lo sigo buscando en cada rincón de la ciudad o en cualquier persona, sé que él no volverá. El chico elevó su mano para captar mi atención, camine hasta él con una sonrisa y atendí su orden.

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