Capítulo 52

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Desperté por una voz fuerte y lo suficientemente irritable, mis ojos se sentían con mucha pesadez y parecía que millones de agujas se estaban encargando de perforarlos. De repente los rayos de luz chocaron contra mis ojos, matando así las pocas fuerzas que tenían para abrirse por si solos.
Luciana: ¿Ya viste la hora que es?- se paró frente a mí, solo podía observar su perfecta silueta.- ¡No puede ser que aún sigas durmiendo! ¡Son las 12:00pm!
T;N: solo quiero dormir un poco más.- dije fastidiada y volví a cobijarme, rápidamente sentí cómo ella tiró de mi cobija con salvajismo.
Luciana: le recuerdo, señorita sueños pesados, en pocas horas es su boda y no la veo ni siquiera con el peinado listo.- ahí caí en cuenta de lo que estaba sucediendo, abrí mis ojos rápidamente y me levanté, los mareos se hicieron presentes haciendo que cayera sentada nuevamente en la cama, sus manos frías se colocaron sobre mis hombros para tratar de calmarme.
T;N: tengo náuseas matutinas.- ella me miró asustada, me ayudó a llegar al baño y rápidamente tiré todo lo que había en mi estómago. Oh no, bebé, no me hagas esto ahora.
Luciana: entra a la ducha, mientras arreglaré el maquillaje y esas cosas.- asentí mientras limpiaba mis labios.- ¿Puedes hacerlo sola?- asentí nuevamente y ella hizo una mueca mientras acariciaba mi hombro. Cerré la puerta para poder ducharme, me quite la pijama junto con la ropa interior y abrí el grifo para recibir el agua caliente en mi piel congelada. Los días se habían pasado demasiado rápido, hoy al despertar creí que faltaban un par de días mínimo. Termine de ducharme y me coloque la bata de baño, frente al espejo me repetí un par de veces que todo saldría bien, que era normal estar nerviosa.
Luciana: ¿terminaste?- dijo detrás de la puerta, lancé un suspiro y salí del baño, ella estaba ahí con su hermoso vestido rosa pastel que cubría completamente su cuerpo, a excepción de su busto, tenía un hermoso encaje lleno de brillantes pequeños, sería el vestido de las damas de honor, sin embargo, solo era ella.
T;N: ese vestido te queda magnífico, te ves hermosa.- ella sonrió con timidez y después rodó los ojos.
Luciana: oh vamos, es momento de arreglarte.- asentí, me senté frente al tocador, había un sin fin de cosméticos y de diferente tipo de perfumes.
Luciana: creerás que esto es exagerado, pero solo los quiero ahí para saber qué color te quedaría mejor.- eso me tranquilizaba un poco, tomó una brocha de maquillaje y comenzó con lo que según ella era, su trabajo sin sueldo.

Narra Mario:

No había podido dormir en toda la noche, las ojeras molestas debajo de mis ojos lo demostraban. Lancé un suspiro frente al espejo mientras veía a los hombres que estaban detrás de mí, con sus trajes negros y moños rosas. Se habían encargado de meterme nervios y hacerme creer que seguramente T;N no llegaría al altar, me aterraba imaginarlo.
Mario: ¿Pueden callarse?- dije fastidiado de sus comentarios.- que digan eso no me ayuda en nada.
Johnson: lo sentimos.- su rostro contenía una burla que no se atrevía a sacar.
Taylor: es gracioso, hace unos meses eras un hombre fuerte, malo y seguro de sí mismo.- burló.- hoy parece una hoja de papel que con cualquier cosa se arruga, anímate, ella estará ahí.
Mario: no sé en qué momento me perdieron el respeto.- suspire.- pero voy a tolerarlo por esta ocasión.
Johnson: ¿Eso significa que podemos burlarnos de ti?- lo miré y este levanto ambos brazos en forma de paz. Había terminado de arreglarme, Taylor me colocó una flor blanca en el bolsillo de mi saco negro, mi cabello estaba peinado hacia atrás, quería lucir bien para ella. Esperaba demasiado este día, pero es inevitable no sentir nervios, desde ayer mi ritmo cardíaco no es normal, parece que el corazón se me saldrá por la boca bailando y muriéndose a la vez.
Johnson: por cierto, Mario.- me entregó un sobre color azúl, lo miré por unos segundos y él sonrió.- Taylor y yo hicimos un esfuerzo para comprar un par de boletos para que puedan tener una luna de miel en Londres.
Mario: muchas gracias a ambos, se ven tan rudos pero en realidad son un par de ositos necesitadas de afecto, vengan acá, los abrazaré.- los abracé, de verdad lo disfrutaba aunque ellos creyeran que era bromeando. Estaba agradecido con ellos por un sin fin de cosas, estoy apunto de casarme con el amor de mi vida gracias a ellos, me salvaron la existencia.
Taylor: basta, basta.- dijo burlándose.- no nos pongamos romanticones ahora, es momento de que salgamos para ir a la iglesia.
Johnson: es la primera vez que entro a una, ¿que se supone que haga?- era cierto, ninguno había ni siquiera mencionado el nombre de Dios nunca, me parecía algo extraño y definitivamente no había pensado en eso.
Taylor: he visto en algunas películas que le besan la mano al padre, ¿tengo que hacer eso?
Johnson: eso que ves en las películas está muy alejado de la realidad, Taylor.
Mario: solo seamos espontáneos, estoy seguro de que nadie besará al sacerdote, así que tranquilo.- él asintió aliviado, salimos de casa y nos subimos en el auto de Johnson. Tenía un enorme moño negro decorando el frente de aquel auto blanco. Los nervios estaban aumentando cada vez más, tenía dolor estomacal y mis manos sudaban más que un cerdo en verano.

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