Cap 1 2T: Punto y seguido

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"Narrador Omnipresente"

Han pasado nueve meses de la huída de Marta. De esa ida que dejó a todos con el corazón en un puño.

Nueve meses en los que nadie sabe nada de ella, excepto Nerea y Tania, y su familia.

La boda de Nuria y Fede se acerca, y ningún invitado tiene intenciones de faltar.

Latino América ha sido sorprendente. Sus fans han aumentado en miles. Además, están terminando de preparar su tercer álbum.

Tania y Álvaro han sabido manejar su relación a pesar de la distancia. Han tenido discusiones, sobre todo porque Álvaro quería saber sobre Marta. Pero también han tenido momentos muy felices juntos. Recuerdo una de las discusiones que tuvieron...

"- Álvaro, olvídalo, no vas a hablar con ella.

- Vamos, Tania. ¿Por qué no? También es mi amiga, ¿sabes?

- Ella me lo pidió y se lo prometí. No es no.

- Solo quiero saber lo que pasó.

- Álvaro, te lo he explicado un millón de veces...

- Cielo, es que esa explicación no tiene lógica.

- ¡Que le puso los cuernos! ¿Qué es lo que no entiendes?

- El motivo para que lo hiciera.

- Eso nunca lo sabremos."

Para Tania, mentirle a Álvaro se le hacía especialmente difícil. Cada vez que tenía que repetirlo, veía los ojos de los chicos y se le encogía el corazón. Por eso, esas discusiones la mataban.

Una bombona de oxígeno para Tania fue la sorprendente amistad que entabló con Blas. Nadie sospechaba lo que Blas sintió alguna vez por Tania.

Nerea y Dani iban sorprendentemente bien en todos los sentidos. Sabían esquivar las crisis que se le avecinaban. Alguna que otra han tenido, pero no duraban más de 2 días.

Nuria tuvo que incluir a Dani en la lista de invitados. Sin embargo, Carlos no fue excluído.

Y aquí se encontraba el dilema. Dilema del que ya hablaremos más adelante.

Carlos.

La ida de Marta fue su fusilamiento. Todavía guarda la cajita del anillo, cajita que le hubiera abierto mil puertas, que para él, habrían acabado en un callejón sin salida. No había vuelto a ser el mismo. Bueno, nadie lo había hecho desde aquel dos de septiembre, pero ese cambio en él había sido bestial.

Esos nueve meses había estado apagado. Sus bromas, su risa constante, sus tonterías, su simpatía, todo había desaparecido. Incluso su pelo había cambiado. De vez en cuando, parecía que volvía a ser él, pero al dormir recordaba el por qué de su amargura.

Veía a Marta por todos lados. Oía su voz a todas horas. Una vez incluso, la sintió a su lado, y temió que hubiera fallecido. Pero todo era producto de su imaginación, consecuencias de estar enamorado.

Y alguien dijo que el tiempo lo olvida todo. Una mierda. Queda demostrado que eso no es cierto.

Dormía abrazado a la almohada y con los ojos apretados. Siempre. Todas las noches.

"Me pierdo en la memoria de un ayer que aún recuerda el roce de tu piel".

Sus labios se secaron por no ser utilizados. Las noches para él eran eternas. Muchas veces había pensado en eso, y le encontró una explicación un tanto... especial.

Mil montañas por escalarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora