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ㅡAgarra tus cosas, cara de ángel. Nos vamos.

A ella no le gustó ni un ápice aquel tono de voz, pero había desarrollado un talento especial para tratar con personas difíciles y lo pasó por alto.

ㅡLa señora Kang está haciendo un soufflé Grand Marnier para el convite de bodas, pero no está listo aún, así que tendremos que esperar.

ㅡMe temo que no. Tenemos que tomar un avión. Tu equipaje ya está en el coche.

Necesitaba más tiempo. No estaba preparada para estar a solas con él.

ㅡ¿No podemos tomar un vuelo más tarde, Kim Taehyun? Odio decepcionar a la señora Kang. Es una joya y hace unos desayunos maravillosos.

Aunque la boca del hombre se había curvado en una sonrisa, los ojos parecieron taladrarla. Eran de un inusual color café oscuro que le recordaba a algo vagamente estremecedor. Aunque no podía recordar lo que era, ciertamente la inquietaba.

ㅡMi nombre es Taehyung, y tienes un minuto para llevar ese dulce culito tuyo hasta la puerta.

El corazón le dio un vuelco, pero antes de que pudiera reaccionar, él le dio la espalda y se dirigió a los otros tres ocupantes de la habitación con voz tranquila pero autoritaria.

ㅡEspero que nos disculpen, pero tenemos que tomar un avión.

ChaeRin dio un paso adelante y le dirigió a su hijastra una maliciosa sonrisa.

ㅡVaya, vaya. Alguien está impaciente por celebrar la noche de bodas. Nuestra niña es un bocadito apetecible, ¿verdad?

De repente, se le fueron las ganas de comer el soufflé de la señora Kang.

ㅡMe cambiaré de ropa -dijo.

ㅡNo tienes tiempo. Estás bien así.

ㅡPero...

La firme mano de Tae se posó en su espalda y la empujó resueltamente hacia el vestíbulo.

ㅡSupongo que éste es tu bolso. -Ante el asentimiento, cogió el bolsito Chanel de la mesita dorada y se lo tendió. Justo entonces, el padre y la madrastra se acercaron para despedirse.

Si bien ella no pensaba llegar más allá del aeropuerto, quiso escapar del contacto de Tae que la conducía hacia la puerta. Se volvió hacia su padre y se odió a sí misma por el leve tono de pánico en la voz.

ㅡTal vez tú podrías convencer a Tae de que nos quedemos un poco más, papá. Apenas hemos tenido tiempo de hablar.

ㅡObedécele. Y recuerda que ésta es tu última oportunidad. Si me fallas ahora, me lavo las manos. Espero que hagas algo bien por una vez en tu vida.

Hasta ahora, siempre había soportado las humillaciones de su padre en público, pero ser humillada delante de su nuevo marido era demasiado vergonzoso, apenas consiguió enderezar los hombros. Levantando la barbilla, dio un paso delante de Tae y salió por la puerta.

Se negó a sostener la mirada de su esposo mientras esperaban en silencio el ascensor que los llevaría al vestíbulo. Segundos después, entraron. Las puertas se cerraron sólo para abrirse en la planta siguiente y dar paso a una mujer mayor con un pequinés color café claro.

De inmediato, la chica se encogió contra el caro panelado de teca del ascensor, pero el perro la divisó. Enderezó las orejas, emitió un ladrido furioso y saltó. Chilló mientras el perro se abalanzaba sobre sus piernas y le desgarraba las medias.

ㅡ¡Quieto!

El perro continuó arañándole. _____ gritó y se agarró al pasamanos del ascensor. Tae la miró con curiosidad y luego apartó al animal de un empujón con la punta del zapato.

ㅡ¡Mira que eres travieso, Mitzi! -La mujer tomó a su mascota en brazos y le dirigió a la jovencita una mirada de reproche. -No entiendo lo que le pasa, Mitzi quiere a todo el mundo.

La contraria había comenzado a sudar. Continuó aferrada al pasamanos como si le fuera la vida en ello mientras miraba cómo aquella pequeña bestia cruel ladraba hasta que el ascensor se detuvo en el vestíbulo.

ㅡParecían conocerse -dijo Tae cuando salieron.

ㅡNunca... nunca he visto a ese perro en mi vida.

ㅡNo lo creo. Ese perro te odia.

ㅡNo es eso... -ella tragó saliva, -es que me pasa una cosa extraña con los animales.

ㅡ¿Una cosa extraña con los animales? Dime que eso no quiere decir que les tienes miedo.

Asintió con la cabeza e intentó respirar con normalidad.

ㅡGenial -masculló él atravesando el vestíbulo. -Simplemente genial.

Ángel | KTHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora