—¿Te has comido mis pastelitos?
Ella tragó saliva.
—¿Exactamente de qué pastelitos estamos hablando? —preguntó con los ojos fijos en el látigo.
—De los pastelitos que estaban en el mueble que está encima del fregadero. De los únicos pastelitos que habían en la caravana. —Apretó los dedos en torno al mango del látigo.
«Oh, Señor —pensó ella. —Azotada hasta morir por culpa de unos pastelitos de crema.» — ¿Y bien?
—Esto, eh..., te prometo que no volverá a ocurrir. Pero no estaban marcados ni nada parecido, en ningún sitio decía que fueran tuyos —los ojos de la joven siguieron fijos en el látigo— y normalmente no me los habría comido... Pero esta noche tenía hambre y, mirándolo bien, tendrás que admitir que te hice un favor, porque atascarán mis arterias en vez de las tuyas.
—Jamás vuelvas a tocar mis pastelitos. Si los quieres, los compras, —La voz de Tae había sonado suave. Demasiado suave.
Se mordisqueó el labio inferior.
—Los pastelitos no son un desayuno muy nutritivo.
—¡Deja de hacer eso!
Ella dio un paso atrás, levantando la mirada rápidamente hacia la de él.
—¿Que deje de hacer qué?
Él levantó el látigo, y la apuntó con él.
—De mirarme como si me dispusiera a arrancarte la piel del trasero. Por el amor de Dios, si ésa fuera mi intención te habría quitado las bragas, no te habría obligado a vestirte.
Ella soltó aire.
—No sabes cuánto me alegra oír eso.
—Si decido darte latigazos, no será por un pastelito.
De nuevo volvía a amenazarla.
—Deja ya de amenazarme o lo lamentarás.
—¿Qué vas a hacer, cara de ángel? ¿Apuñalarme con el lápiz de ojos? —La miró con diversión. Luego se dirigió hacia la cama de dónde sacó la caja de madera que había debajo para guardar el látigo dentro.
_____ se irguió en su todo su metro sesenta y cinco y lo fulminó con la mirada.
—Para que lo sepas, Chuck Norris me dio clases de kárate. —Por desgracia, hacía diez años de eso y no se acordaba de nada, pero Tae no lo sabía.
—Si tú lo dices.
—Además, Arnold Schwarzenegger en persona me asesoró sobre un programa de ejercicios físicos. —Ojalá le hubiera hecho caso.
—Te he entendido, _____. Eres una chica muy fuerte. Ahora muévete.
Apenas hablaron un minuto durante la primera hora de viaje. Como él no le había dado tiempo suficiente para arreglarse, _____ tuvo que terminar de maquillarse en la camioneta y peinarse sin secador, por lo que tuvo que sujetarse el pelo con unas horquillas que, aunque eran bonitas, no le quedaban demasiado bien. En lugar de apreciar la dificultad de la tarea y cooperar un poco, él la ignoró cuando le pidió que disminuyera la velocidad mientras se pintaba los ojos y además protestó cuando la laca le salpicó la cara.
Tae compró el desayuno de _____ en el camino. Detuvo la camioneta en un lugar decorado con un caldero de cobre rodeado por barras de pan brillantes.
Después de desayunar, _____ se metió en el baño y se fumó los tres cigarrillos que le quedaban. Cuando salió se dio cuenta de dos cosas. Una atractiva camarera coqueteaba con Tae, y él no hacía nada para desalentarla.
_____ lo observó ladear la cabeza y sonreír por algo que había dicho la chica. Experimentó una punzada de celos al ver que parecía gustarle la compañía de la camarera más que la suya. Se disponía a ignorar lo que estaba ocurriendo cuando recordó la promesa que había hecho de honrar sus votos matrimoniales. Con resignación, enderezó los hombros y se acercó a la mesa donde dirigió a la empleada su sonrisa más radiante.
—Muchas gracias por hacerle compañía a mi marido mientras estaba en el baño.
La camarera, en cuya placa identificativa se leía Joy, pareció algo sorprendida por la actitud amistosa de _____.
—Ha sido muy amable por tu parte —_____ bajó la voz a un fuerte susurro. —Nadie se ha portado bien con él desde que salió de prisión.
Taehyung se atragantó con el café.
_____ se inclinó para darle una palmadita en la espalda mientras le dirigía una sonrisa radiante a la estupefacta Joy.
—No me importan todas las pruebas que presentó el fiscal. Nunca he creído que asesinara a aquella camarera.
Ante aquella declaración Tae volvió a atragantarse. Joy retrocedió con rapidez.
—Lo siento. Ya ha terminado mi turno.
—Pues hala, vete —dijo _____ alegremente. —¡Y que Dios te bendiga!
Taehyung controló finalmente la tos. Se levantó de la mesa con una expresión todavía más enojada de lo que era habitual en él. Antes de que tuviese oportunidad de abrir la boca, _____ extendió la mano y le puso un dedo en los labios.
—Por favor, no me estropees este momento, Tae. Es la primera vez desde nuestra boda que te gano por la mano y quiero disfrutar de cada precioso segundo.
Él la miró como si fuese a estrangularla, pero se limitó a arrojar varios billetes sobre la mesa y a empujarla fuera del restaurante.
—¿Vas a ponerte gruñón? —Las sandalias de _____ resbalaban en la grava mientras él la arrastraba hacia la camioneta y la fea caravana verde. —Ya lo decía yo. Eres el hombre más gruñón que he conocido nunca. Y no te sienta bien, nada bien, Tae Tanto si lo aceptas como si no, estás casado y por lo tanto no deberías...
—Entra antes de que te de una golpiza en público.
Allí estaba otra vez, otra de sus enloquecedoras amenazas. ¿Quería decir eso que no la golpearía si lo obedecía o simplemente que no pensaba golpearla en público? Todavía reflexionaba sobre esa cuestión tan desagradable cuando él puso en marcha la camioneta. Momentos después estaban de nuevo en la carretera.
Para alivio de la joven, el tema de golpearla no volvió a salir a colación, aunque lo cierto era que casi lo lamentaba. Si él la hubiera amenazado físicamente, podía haberse liberado de sus votos sagrados sin dejar de estar en paz con su conciencia.
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Ángel | KTH
FanfictionUn matrimonio arreglado une la vida de una dulce y caprichosa muchacha, y un joven, tan serio como guapo, quien no tiene la mínima intención de ser el esposo perfecto. 《ㅡYa no te amo ㅡsusurró ellaㅡ no te amo en lo absoluto. A él se le puso un nudo e...