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A la mañana siguiente todo se fue a la basura. Tae se despertó un poco después de que ella hubiera salido de la cama y la descubrió en el descampado detrás de las caravanas jugando con Sinjun. Dos horas más tarde todavía seguía cabreado con ella.

Esa mañana le tocaba conducir a _____. Habían comenzado a turnarse cuando Tae se dio cuenta de que ella no iba a destrozar la camioneta y de que le encantaba conducir.

—Debería haber conducido yo esta mañana —dijo él. —Así habría tenido las manos ocupadas y no tendría que pensar en dónde meterlas para no estrangularte.

—Ya está bien, Tae, relájate.

—¿¡Que me relaje!? ¿Estás bromeando?

_____ lo fulminó con la mirada. Él la miró furioso.

—Prométeme que no volverás a soltar a Sinjun.

—No estábamos en un pueblo y no había ni un alma en los alrededores, así que deja de preocuparte.

—Eso no parece una promesa.

_____ contempló los campos que se extendían a ambos lados de la carretera.

—Te has fijado que Jack y Jill pasan mucho tiempo juntos últimamente. ¿No sería gracioso que se casaran? Lo digo por esa serie de televisión que se llama así.

—No intentes cambiar de tema y prométeme que no volverás a ponerte en peligro. — Tomó un largo sorbo de café de la taza que agarraba firmemente con la mano.

—¿De verdad crees que Sinjun me haría daño?

—No es un gato doméstico, por mucho que te empeñes en creer lo contrario. Los animales salvajes son imprevisibles. No vuelvas a dejarlo suelto, ¿me has entendido? De ninguna manera.

—Te he hecho una pregunta. ¿Crees que me haría daño?

—No a propósito. Es evidente que está loco por ti, pero la historia del circo está llena de animales dóciles que se volvieron contra sus domadores. Y Sinjun ni siquiera es dócil.

—Está conmigo y odia la jaula. De verdad. Ya te he dicho que nunca lo dejo salir si estamos cerca de una zona habitada. Y ya viste por ti mismo que no había nadie cerca esta mañana. Si hubiera habido alguien, no le hubiera abierto la puerta.

—Como no volverás a dejarlo libre, nada de esto tiene importancia. —Tae se terminó el café y colocó la taza en el suelo de la camioneta. —¿Qué ha sucedido con la mujer con la que me casé? ¿La que creía que la gente civilizada no se levantaba antes de las once?

—Se casó con un tipo del circo.

_____ oyó aquella profunda y entrecortada risa, y devolvió la atención a la carretera. Sabía que a Tae le preocupaba que hubiera dejado suelto a Sinjun y esperaba que no se diera cuenta de que no le había prometido nada.

Heather cerró la puerta de la Airstream de su padre y salió al fresco de la noche. Llevaba puesto un camisón amarillo de algodón con un dibujo de Garfield, y los pies desnudos se le hundieron en la hierba húmeda. El circo ya había sido desmontado, pero ella se sentía demasiado mal consigo misma como para prestar atención a la familiar visión. Clavó la mirada en su padre, que estaba sentado junto a la puerta del Airstream en una silla azul y blanca mientras fumaba el único cigarrillo que se permitía a la semana.

Por una vez no había ninguna mujer rondándolo. Ni las showgirls ni las jóvenes del lugar que siempre le perseguían. La idea de que su padre practicara el sexo le repelía, pero sabía que era irremediable. Por lo menos era discreto, que era más de lo que podía decir de sus hermanos. Su padre siempre les reñía por decir obscenidades cerca de ella.

Ángel | KTHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora