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—Vete.

—Es mi último aviso, cara de ángel. Dentro de tres minutos nos vamos.

_____ abrió los ojos lo justo como para echarle una ojeada al reloj y ver que eran las cinco de la madrugada. No pensaba ir a ninguna parte a esas horas, así que se acurrucó aún más bajo las mantas y volvió a dormirse. Lo siguiente que supo fue que Tae la cogía en brazos.

—¡Eh! —gritó. —¿Qué haces?

Sin decir ni una palabra, Tae la sacó al gélido aire matutino, la metió dentro de la cabina de la camioneta y dio un portazo. La fría tapicería de vinilo contra sus piernas desnudas espabiló a la joven de golpe y le hizo recordar que sólo llevaba puesto una camiseta y unas diminutas bragas azules. Él subió por el otro lado y unos instantes más tarde abandonaban el lugar.

—¿Cómo has podido? ¡Sólo son las cinco de la madrugada! ¡Nadie se levanta tan temprano!

—Nosotros sí. Tenemos que ir a Goyang-si.

Taehyung parecía bien despierto. Se había afeitado y se había puesto unos vaqueros y una camisa roja. Él deslizó los ojos por las piernas desnudas de su esposa.

—Espero que la próxima vez te levantes cuando te lo diga.

—¡No estoy vestida! Tienes que dejarme coger la ropa. Y necesito maquillaje. ¡Mi pelo...! ¡Tengo que lavarme los dientes!

Él metió la mano en el bolsillo y sacó un aplastado paquete de chicles.

Ella se lo arrebató, sacó dos y se los metió en la boca. Volvió a recordar los acontecimientos de la noche anterior. Escudriñó la cara de Tae buscando algún rastro de resentimiento, pero no lo encontró. Estaba demasiado cansada y deprimida para volver a discutir, pero si no le replicaba, parecería que se había rendido y que hacía lo que él quería.

—Va a ser duro para mí quedarme aquí después de lo que sucedió anoche.

—No te iba a resultar fácil de todas maneras.

—Soy tu esposa —dijo con voz queda— y también tengo mi orgullo. Anoche me humillaste delante de todo el mundo y no me lo merecía.

Él no dijo nada y, si no hubiera sido por la manera en que frunció los labios, _____ habría pensado que no la había oído.

Se sacó el chicle de la boca y lo guardó en el envoltorio.

—Por favor, para y déjame coger mis cosas.

—Deberías haberlo hecho antes.

—Estaba dormida.

—Te avisé.

—Eres un robot. ¿Acaso no tienes sentimientos?

Ella tiró del bajo de la camiseta para taparse todo lo posible.

Taehyung bajó la mirada a los desnudos muslos de la chica.

—Oh, claro que tengo sentimientos. Pero no creo que sean los que tú quieres. Ella siguió intentando bajarse la camiseta.

—Quiero mi ropa.

—Te desperté con tiempo de sobra para vestirte.

—Lo digo en serio, Tae. Esto no es divertido. Estoy casi desnuda.

—De eso ya me doy cuenta.

—¿Te excito? —preguntó _____ bruscamente a causa del sueño que tenía.

—Sí.

Eso sí que no se lo esperaba. Había pensado que él le respondería con su habitual desdén. Al recobrarse de la sorpresa, le lanzó una mirada feroz.

Ángel | KTHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora