56

4.1K 313 20
                                    

—Ha sido sagrado.

—No ha sido sagrado. Ha sido sexo.

—Hagámoslo de nuevo.

—Vamos a cien por hora, no hemos dormido más de tres horas y llegamos con retraso a Kimhae.

—Estirado.

—¿A quién llamas estirado?

—A ti.

La miró de reojo, con una chispa diabólica en los ojos.

—A ver si te atreves a repetirlo cuando estés desnuda.

No volverás a verme desnuda hasta que admitas que ha sido sagrado.

—¿Y si admito que fue especial? Porque fue muy especial.

Ella le dirigió una mirada engreída y lo dejó pasar. La noche anterior había sido más que especial y los dos lo sabían. _____ lo había sentido en la urgencia con la que habían hecho el amor y en la forma en que se habían abrazado después. Cuando se habían mirado a los ojos no se habían ocultado nada, no se habían reservado nada.

Esa mañana, esperaba que él volviera a las nidadas y que actuara de la misma manera hosca y distante de siempre. Pero para su sorpresa, él se había mostrado tierno y cariñosamente burlón. Como si se hubiera rendido. _____ quería creer con cada latido de su romántico corazón que su marido se había enamorado de ella, pero sabía que eso no sería fácil. Por ahora, agradecía que Tae hubiera bajado la guardia.

La lluvia comenzó a caer sobre el polvoriento parabrisas de la camioneta. Era un día frío y gris, y según el pronóstico del tiempo sólo iría a peor. Tae la miró, y ella tuvo la sensación de que le había leído la mente.

—No puedo resistirme a ti —dijo Tae con suavidad. —¿Lo sabes, no? Y ya me he cansado de fingir lo contrario —adoptó una expresión de profunda preocupación. —Pero no te amo, y no puedes hacerte una idea de cuánto lo siento, porque si tuviera que amar a alguien, sería a ti.

Ella se obligó a tragar saliva.

—¿Es por lo de la mutación de la que hablaste?

—No bromees con eso.

—Lo siento. Pero es que es increíblemente... —«Estúpido». Porque era una estupidez, aunque se calló la palabra. Si él creía que no podía amarla, lo único que conseguiría discutiendo con él sería que se pusiera de nuevo a la defensiva. A menos que fuera cierto. Tan desafortunado pensamiento cruzó como un relámpago por la mente de _____. ¿Y si Tae tenía razón? ¿Y si aquella violenta infancia le había dejado una cicatriz tan profunda que nunca sería capaz de amar? ¿Y si simplemente no podía amarla a ella?

La lluvia tamborileó con fuerza contra el techo. _____ bajó la mirada a su anillo de boda. —Dime cómo sería. ¿Cómo sería si me amases?

—¿Si te amase?

—Sí.

—Es una pérdida de tiempo hablar de algo que no puede ocurrir.

—¿Sabes qué pienso? Que no creo que fuera mejor que esto. Ahora es perfecto.

—Pero no durará. Dentro de seis meses nuestro matrimonio habrá terminado. No podría vivir conmigo mismo viendo cómo languideces por no darte lo que te mereces. No puedo darte amor. Ni hijos. Y eso es lo que necesitas, _____. Eres ese tipo de mujer. Te marchitarás como una flor si no lo tienes.

_____ sintió una punzada de dolor al oír aquellas palabras, pero no podía reprocharle su sinceridad. Como sabía que él no admitiría nada más por el momento, cambió de tema.

Ángel | KTHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora