_____ se pasó la siguiente media hora deambulando por el recinto, observando los paseos de los elefantes desde una distancia segura y procurando mantenerse apartada del camino de todo el mundo. Se percató de que había un orden sutil en la forma en que funcionaba el circo. En la parte delantera se encontraba el puesto de comida y de venta de recuerdos junto a una carpa decorada con brillantes pósters de dibujos horripilantes de animales salvajes devorando a sus presas. En el letrero de la entrada se leía CASA DE FIERAS DE LOS HERMANOS PARK. Justo enfrente, había una caravana con una taquilla en el extremo. Los camiones de carga pesada estaban estacionados a un lado, lejos de la multitud, mientras que las caravanas, las camionetas y los remolques ocupaban la parte del fondo.
Cuando la gente comenzó a agolparse en la carpa del circo, _____ avanzó entre los puestos de comida, recuerdos y algodón de azúcar para acercarse más. Los olores de gofres y palomitas de maíz se mezclaban con los de los animales y el del moho de la carpa de nailon del circo. Un treintañero con el pelo color arena y una voz atronadora intentaba convencer a la gente de que entraran en la casa de fieras para ver la exhibición de animales salvajes.
—Sólo por un dólar podrán ver a un cruel tigre siberiano en cautividad, a un exótico camello, a una llama cariñosa con los niños y a una gorila feroz...
Mientras seguía con el discurso, _____ pasó junto a él y bordeó el puesto de comida donde estaban almorzando algunos trabajadores del circo. Desde que había llegado a aquel lugar se había dado cuenta de lo ruidoso que era, y ahora descubría la fuente de ese sonido atronador: un camión que contenía dos grandes generadores amarillos. Pesados cables se extendían desde ellos; algunos culebreaban hacia la carpa, otros hacia las tiendas y algunos más hacia las caravanas.
Una mujer envuelta en una capa ribeteada con plumas de marabú de color azul verdoso salió de una de las caravanas y se detuvo a hablar con un payaso que llevaba una brillante peluca naranja. Otros artistas comenzaban a reunirse bajo una carpa que debía de ser la entrada de los empleados del circo, ya que estaba en el lado contrario a la del público. _____ no vio señales de Tae y se preguntó dónde estaría.
Aparecieron los elefantes, magníficos con sus mantas doradas y rojas y sus casquetes de plumas. Cuando enfilaron en dirección a _____, ésta retrocedió hasta una de las caravanas. Si los perros pequeños la aterrorizaban, los elefantes no podían ser menos y estaba segura de que se desmayaría si se le acercaba uno de ellos.
Varios caballos engalanados con arneses adornados con joyas se encabritaron a un lado. _____ hurgó torpemente en el bolsillo para coger la caja de cigarrillos casi vacía que acababa de gorronear de una de las camionetas y sacó uno.
—¡Señoras y señores, la función va a comenzar! Acérquense todos...
El hombre que hacía el anuncio era el mismo que animaba a la gente a entrar en la casa de fieras, aunque ahora llevaba puesta una chaqueta roja de maestro de ceremonias. En ese momento _____ vio aparecer a Tae montado en un caballo negro. Fue entonces cuando la joven se percató de que su marido no sólo era el gerente del circo, sino también uno de los artistas.
Iba vestido con un traje de noble Imperial: un gwanbok de seda roja completo, bordado con hilo dorado que se asemejaba al oro; y unas botas de cuero negras impecables. Una faja color dorada con piedras preciosas incrustadas y los restos de tela rozaban el lomo del caballo. Vestido así no era difícil imaginarlo cabalgando por los bosques con el cabello al viento. También llevaba un látigo enrollado colgando de la silla de montar y, con alivio, _____ se percató de que había dejado volar la imaginación.
El látigo que había visto sobre la cama no era nada más que uno de los artilugios que Tae utilizaba en la pista.
Mientras lo observaba inclinarse sobre el lomo del caballo para hablar con el maestro de ceremonias, _____ recordó que había hecho unos votos sagrados que la vinculaban a ese hombre y supo que ya no podía ignorar más su conciencia. No podía negar que aceptar casarse con él era la cosa más cobarde que había hecho nunca. Había dudado de sí misma, de su habilidad para cuidarse sola; debía haberse negado al chantaje de su padre y haberse buscado la vida, aunque eso significara ir a la cárcel.
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Ángel | KTH
FanfictionUn matrimonio arreglado une la vida de una dulce y caprichosa muchacha, y un joven, tan serio como guapo, quien no tiene la mínima intención de ser el esposo perfecto. 《ㅡYa no te amo ㅡsusurró ellaㅡ no te amo en lo absoluto. A él se le puso un nudo e...