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La mañana era soleada. El aire cálido que entraba por la ventanilla entreabierta aún no era asfixiante. _____ no encontraba ninguna razón para que él se pasara enfurruñado una mañana tan perfecta y bonita, así que finalmente rompió el silencio.

—¿Adónde vamos?

—Tenemos una cita cerca de Daejeon.

—Supongo que es demasiado esperar que «con una cita» te refieras a ir a cenar y bailar.

—Me temo que sí.

—¿Cuánto tiempo estaremos allí?

—Sólo una noche.

—Espero que mañana no tengamos que madrugar tanto.

—Más aún. Tenemos un largo viaje por delante.

—No me digas.

—La vida en los circos es así.

—¿Y dices que tendremos que hacer esto todas las mañanas?

—En algunos lugares nos quedaremos un par de días, pero no más.

—¿Hasta cuándo?

—El circo tiene programadas funciones hasta octubre.

—¡Pero si faltan seis meses! —_____ podía ver cómo el futuro se extendía como un borrón oscuro ante ella. Seis meses. Justo lo que duraría su matrimonio.

—¿Por qué te preocupas? —preguntó él. —¿De verdad crees que vas a aguantar hasta el final?

—¿Y por qué no?

—Van a ser seis meses —dijo él sin ambages. —Recorreremos montones de kilómetros. Tenemos funciones tan al norte como al oeste.

«En una camioneta sin aire acondicionado.»

—Ésta será la última temporada del circo de los Hermanos Park —dijo él. —Así que lo haremos lo mejor posible.

—¿A qué te refieres con que será la última temporada?

—El dueño murió en enero.

—¿Park Hyung Sik? ¿El nombre que está escrito en los camiones?

—Sí. Su esposa, Bathsheba, ha heredado el circo y lo ha puesto a la venta.

«¿Había sido su imaginación o Tae había apretado casi imperceptiblemente los labios?»

—¿Llevas mucho tiempo en el circo? —preguntó ella, decidida a saber más de él.

—Voy y vengo.

—¿Tus padres pertenecían al circo?

—¿Cuáles? ¿Mis padres nobles o los emperadores? —Él ladeó la cabeza y ella vio que le brillaban los ojos.

—¡No te criaron los nobles!

—¿Pero no lo oíste anoche?

—Eso es como uno de esos cuentos para el circo —dijo refiriéndose a un popular artista circense que se inventaba fantásticas historias para hacer más emocionantes los espectáculos. —Sé que alguien tuvo que enseñarte a cabalgar y usar el látigo, pero no creo que fueran los nobles. —Hizo una pausa. —¿O sí?

Él se rio entre dientes.

—¿Algo más, cara de ángel?

No iba a dejar que se le escapara otra vez.

—¿Cuánto llevas en el circo?

—He viajado con el circo de los Hermanos Park desde la adolescencia hasta que cumplí los veinte. Desde entonces voy y vengo.

Ángel | KTHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora