Cuando acabó, se miró en el espejo y se sintió como una prostituta. Dos tiras verticales con lentejuelas de color azul le cubrían los pechos, y otra tira horizontal más ancha las cruzaba. El cuerpo del maillot no era más que un fino velo de red plateada. Sheba ni siquiera había incluido unas mallas.
—Creo que no puedo salir con esto —exclamó a través de la puerta.
—A ver...
_____ salió.
—Es demasiado... —sus palabras quedaron interrumpidas cuando vio a Tae delante del fregadero vestido de noble. Quiso volver corriendo al baño y, si Sheba no hubiera estado allí, lo hubiera hecho. ¿Por qué tenía que aparecer cuando estaba vestida de esa manera?
—Acércate para que podamos verte —dijo él.
_____ dio un paso adelante de mala gana. Sheba se puso al lado de Tae. Los dos se quedaron en silencio y _____ tuvo la sensación de ser una intrusa.
Tae no dijo nada, pero la escrutó de tal manera que ella se sintió desnuda.
—Date la vuelta —ordenó Sheba.
_____ se sentía como una prostituta expuesta ante un cliente por la madame de turno. Aunque el espejo del cuarto de baño era muy pequeño, sabía de sobra como le quedaba el maillot por detrás y se hacía una buen idea de lo que ellos estaban viendo: dos nalgas redondas, desnudas salvo en el lugar donde se unían y que estaba cubierto por un trozo de tela. Ruborizada se dio la vuelta de nuevo.
—Es un espectáculo para familias —dijo Tae. —No quiero que salga así.
Sheba se acercó a ella y comenzó a desatar el corpiño.
—Tienes razón. No tiene atributos suficientes para llenarlo adecuadamente. Fuera. —_____ sintió las manos de la mujer en el cuello. —Veamos si el otro te queda mejor.
Sheba abrió el maillot sin avisar y se lo bajó, dejando a la chica desnuda hasta la cintura. Con una exclamación ahogada, agarró el charco de lentejuelas y la red que se le habían deslizado hasta el vientre, pero tenía los dedos torpes y fue como intentar atrapar aire. Miró a Tae.
Él estaba apoyado contra el fregadero, con los tobillos cruzados y las manos apoyadas en el mostrador que tenía detrás. _____ le suplicó en silencio que apartara la vista, pero él no dejó de mirarla fijamente.
—Por Dios, te sonrojas como una virgen. —Los labios de Sheba se curvaron en una sonrisa. —Me sorprende que te acuestes con Tae y aún recuerdes cómo sonrojarte.
Las joyas brillaron en el cinturón de noble de Tae cuando éste dio un paso adelante.
—Ya basta, Sheba. Déjala en paz.
Sheba se dio la vuelta para coger el otro maillot. Tae se interpuso entre las dos mujeres, casi como si quisiera ocultar la desnudez de su esposa, lo que era ridículo, pues era de él de quien ella quería esconderse.
—Dámelo. —Las mangas amplias de su gwanbok ondearon cuando arrancó el maillot de lentejuelas rojas de las manos de Sheba. Lo miró y se lo dio a _____. —Éste está mejor. Mira a ver si te sirve.
Ella cogió el maillot y entró corriendo en el cuarto de baño. Cuando hubo cerrado la puerta, se apoyó contra ella e intentó respirar con normalidad, pero le palpitaba el corazón y le ardía la piel.
«Te has criado con una madre que tomaba el sol desnuda. Esto no es para tanto.» Quizá no, pero le molestaba.
Finalmente se puso el maillot, y vio con alivio que la cubría algo más que el otro. Las lentejuelas rojas, en forma de lengua de fuego, trepaban desde la entrepierna hasta el corpiño, donde se pegaban a sus pechos de manera irregular y dentada. Las aberturas de la pierna llegaban casi hasta la cintura, mostrando una buena porción de piel. Abrió la puerta y salió a regañadientes del baño. Al menos le cubría la cintura.
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Ángel | KTH
FanfictionUn matrimonio arreglado une la vida de una dulce y caprichosa muchacha, y un joven, tan serio como guapo, quien no tiene la mínima intención de ser el esposo perfecto. 《ㅡYa no te amo ㅡsusurró ellaㅡ no te amo en lo absoluto. A él se le puso un nudo e...