Caminaste detrás del Mandaloriano y el Niño, caminando hacia el mercado de Nevarro. Docenas de personas, en realidad extraterrestres, te vieron caminar detrás del Mandaloriano, con las manos encadenadas frente a ti.
Hiciste todo lo posible por ocultarlos, pero ellos lo sabían. Por supuesto que sabían que eras una recompensa. El Mandaloriano era un cazarrecompensas para el bien de los Sith.
El Niño gorjeó en su cuna, curioso por su nuevo entorno. En cambio tú estabas más preocupada por mantenerte alerta y viva en ese momento.
Atravesaste la ciudad, siguiendo al Mandaloriano mientras te guiaba cada vez más profundo por las calles, hacia el Cliente. Mientras bajabas las escaleras, sintió una oleada de náuseas. Te detuviste a medio paso, captando la atención del mandaloriano.
—Tengo un mal presentimiento– respiraste, mirándolo.
—Vamos– respondió él con un poco de duda.
Se detuvo ante una puerta metálica cerrada y golpeó tres veces. Un segundo más tarde, después de dar un paso atrás, un droide de seguridad asomó la cabeza desde el interior de una pared.
El mandaloriano levantó dos tarjetas, una para ti y otra para el Niño.
La puerta se abrió y dos stormtroopers salieron. Contuviste la respiración al darte cuenta de quién puso una recompensa por tu cabeza. Todo tú ser se preparó, lista para correr, pero te encontraste congelada en tu lugar.
El Imperio, lo que quedaba de él, había venido por ti. Y ahora te tenían, uno de los últimos seres portadores de la Fuerza que quedaban en toda la galaxia en estos instantes deseabas haberle hecho caso a tu tía y no usar el sable o la Fuerza en tus misiones.
Ahora tiene a dos seres sensibles a la Fuerza. susurras en tu mente. Tu mirada se posó en el Niño. Tenía las orejas hacia atrás y su rostro delataba cómo tu sentías, asustado.
Los stormtroopers miraron al Niño, casi ignorándote. Te moviste para pararte frente al bebé, bloqueando su vista. Los stormtroopers miraron de ti al mandaloriano, la tensión en el aire aumentaba.
Paso un segundo, antes de que uno de los stormtroopers les indicara a todos que lo siguieran. Miraste al Mandaloriano. Asintió levemente, lo que te obligó a entrar al recinto.
Dentro de un pasillo oscuramente iluminado, uno de los troopers agarró la cuna del Niño y tiró de él. Le dio un leve empujón al Niño, haciendo que tu temperamento estallara. Te acercaste al trooper, levantando las manos atadas para empujarlo contra su brazo y hacer que soltara la cuna.
—Tranquila con eso– Dijo el Mandaloriano, mientras su mano agarraba tu codo.
—Tómatelo con calma– espetó el stormtrooper.
Otra puerta se abrió, revelando una gran habitación. Y sentado en una mesa estaba el Cliente, junto a él estaba un delgado hombre. El medallón gigante de oro del Imperio en el cofre del Cliente llamó tu atención primero.
Su ropa impecable llamó tu atención a continuación. Quienquiera que fuera este hombre, era muy respetado y estaba muy arriba en la cadena de mando. O al menos lo era cuando el Imperio Galáctico gobernaba la galaxia.
El Cliente se levantó, con dos llaveros de rastreo en la mano, emitiendo un pitido.—Si– alabó, acercándose más al bebé y a ti.
El Cliente empujó un llavero de rastreo en la cara del bebé, antes de hacer lo mismo con el tuyo, haciéndolo retroceder. Un gruñido de disgusto salió de tus labios. Tiraste de tus ataduras, esperando que se rompieran. Cuando no lo hicieron, retrocedes un poco para poner cierta distancia entre tu y el hombre que había ofrecido una recompensa por ti.
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𝖳𝗁𝖾 𝗋𝖾𝗐𝖺𝗋𝖽 | Din Djarin
FanfictionMaia Melek y Din Djarin se conocen desde su adolescencia. Luego de unos largos años se vuelven a encontrar cuando el mandaloriano tiene que cazarla. +18 | Esta historia tiene contenido sexual y lenguaje muy explícito, lees bajo tu responsabilidad.