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Los suaves ronquidos del Niño se adormecen en el aire mientras duerme en su cápsula, mientras que el Mandaloriano pilota la nave y trabaja en la reparación de algunos cables defectuosos que no había logrado arreglar cuando aterrizaron en Hoth hace tantos meses.

Te sientas detrás del Mandaloriano en su propia silla, con los ojos cerrados y las rodillas dobladas en ángulos extraños para adaptarte cómodamente mientras estás sentada. Tu mente está pacíficamente en blanco mientras el zumbido del Razor Crest suena una y otra vez en el fondo.

Habían pasado varias semanas desde que ayudó a la tripulación de criminales de Ran a sacar a Qin de una prisión de la Nueva República.

—Amigo mío, si estás recibiendo esta transmisión, significa que estás vivo– dijo Greef Karga cuando su holoproyección entra y comienza a jugar.

Tus ojos se abren de golpe, la interrupción del líder del Gremio arruina tu meditación. Al mirar su pequeña proyección azul, lo ves colocar las manos en las caderas y, por lo que puedes ver, se ve increíblemente saludable.

—Puede que te sorprenda escuchar esto, pero yo también estoy vivo– Dice Karga.

Miras mientras parpadea dentro y fuera, la conexión tan lejos en el espacio profundo fue disparada en el mejor de los casos.

—Han pasado muchas cosas desde la última vez que nos vimos. El hombre que te contrató todavía está aquí, y sus filas de ex guardias imperiales han aumentado. Han impuesto un gobierno despótico sobre mi ciudad, lo que ha impedido el sustento del Gremio. Lo consideramos un enemigo, pero no podemos acercarnos lo suficiente para eliminarlo. Si consideraras una última comisión, haré que valga la pena. Hasta ahora has logrado ahuyentar a sus cazadores, pero no se detendrán hasta que tengan su premio.

No puedes evitar mirar al Niño, todavía profundamente dormido después de correr toda la mañana por el Crest contigo pisándole los talones.

Sabías que el Imperio estaba cazando al niño, y que era un simple segundo pensamiento cuando se trataba de ser cazado y acechado a través de parsecs y planetas. Sabías que el Imperio te estaba apuntando porque habías estado cerca y todavía estás muy cerca del Niño.

—Así que aquí está mi propuesta. Regreso a Nevarro. Traiga al Niño y a Maia como cebo. Organizaré un intercambio y proporcionaré a los miembros leales del Gremio como protección. Una vez que nos acercamos al Cliente, lo matas. Y ambos conseguimos lo que queremos. Si tienes éxito, te quedas con el Niño y Maia, haré que tu nombre sea aclarado con el Gremio; porque un hombre de honor no debe ser obligado a vivir en el exilio. Espero tu llegada con optimismo– Karga dijo, antes de estirar la mano hacia adelante para finalizar la transmisión.

Su diminuto cuerpo holográfico azul desapareció, dejando la cabina en silencio una vez más.

El puño de Mando choca airadamente con un interruptor, lo que refleja cómo te sientes acerca de toda esta situación. Nada bueno podría salir de esto. Tenía que ser una trampa. Mando gira un poco en su silla, volviéndose para mirar al Niño. Te quedas en silencio y dejas que él decida lo que quiere hacer.

Por mucho que quieras tener algo que decir en esto, no depende de ti. Antes de todo esto, antes de que te enamoraras de un hombre, cuyo rostro nunca has visto antes, la caza de recompensas y el Gremio eran la vida de Mando, como era la tuya hace un tiempo.

Asumiste que era cómo se mantenía a sí mismo y a los otros mandalorianos que te habían ayudado cuando escapaste de Nevarro. No puedes ser tú quien impida que Mando haga lo que quiere o necesita hacer. Vivir en el exilio porque cambió de opinión no es algo con lo que puedas vivir.

 𝖳𝗁𝖾 𝗋𝖾𝗐𝖺𝗋𝖽 | Din Djarin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora