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El cristal kyber que le habías regalado se sintió pesado en la palma de la mano de Zade Nil mientras caminaba por el camino de tierra gastado, que conducía de regreso a su pequeña aldea en lo que parecía el otro lado del planeta Sorgan.

Girando la gema en el aire, dejando que la luz del sol se filtrara a través de ella, Zade pudo ver venas de su color específico de aura, un granate teñido de magenta, corriendo dentro del cristal.

Era extraño ver su aura representada en un plano físico donde todos podían verla, y no solo personas específicas sintonizadas con la Fuerza. Ver y sostener su cristal kyber avivó un pequeño fuego de esperanza dentro del pecho de Zade, un fuego que sabía que necesitaba seguir ardiendo hasta el final de sus días.

Cuando le entregaste el cristal, Zade sintió como si todo en la galaxia se alineara perfectamente solo para él. Significando de una manera no tan sutil que su vida estaba cambiando. Sus dedos hormiguearon mientras sostenía la gema por primera vez, ya que se unió a él, conectando y absorbiendo parte de su aura para hacer que el cristal se sintonizara con él y solo con él.

Zade cae de rodillas y se agarra el corazón frenéticamente mientras un grito de dolor sale de sus labios. Un dolor punzante le atraviesa la columna y florece en el pecho, haciéndole sentir como si le hubieran prendido fuego.

Una mano rasga y desgarra el suelo, tratando de encontrar algo firme a lo que agarrarse, mientras que su otra mano presiona su cristal kyber contra su pecho, dejando una hendidura en su piel sobre su corazón.

Las lágrimas nublan su visión cuando vuelve a gritar. Puede escuchar a alguien correr a su lado, y apenas siente cómo acuna su cabeza entre sus manos, frenética y metódicamente revisándolo para detectar cualquier signo de lesión.

—¿Zade?– llamó Omera, con el rostro lleno de preocupación –Zade, ¿qué pasa?

La boca del chico se abre para intentar responderle, pero solo puede exhalar un gemido de dolor cuando siente que tu aura se desvanece y desaparece del universo. Zade agarra el suelo más, apoyándose contra Omera mientras ella trata de consolarlo, acariciando su cabello y murmurando que las cosas están bien y todo irá bien.

—Ella esta muerta– él dice. Omera se aparta un poco de él, asegurándose de tenerlo en sus brazos.

—¿Quién ha muerto Zade?– ella le pregunta.

—Mi maestra.

*

Mando te mira desde su posición contra la pared donde se había puesto a cubierto. Decir que él, y todos los demás, están confundidos sería quedarse corto. Él te mira fijamente, en cómo te agarras el estómago, con las manos presionando lo que supone que es una herida que has sufrido.

Sus ojos viajan a lo largo de tu cuerpo, subiendo hacia arriba mientras registra tu rostro contorsionado por la conmoción, el dolor y la sorpresa. Pareces tan sorprendida de verlo como él de verte a ti.

Puede ver tu aura, lo que le preocupa. Solo ha visto un aura una vez antes, cuando entrelazaste los dedos con los suyos y le mostraste cómo ves el mundo. Ese momento había sido tan increíblemente suave e íntimo entre ustedes dos, Din no estaba seguro de que jamás volvería a experimentar algo así.

Tu aura flota alrededor de tu cuerpo ahora, el color iridiscente azulado te enmarca como un halo, haciéndote lucir etérea y divina en esta lúgubre casa común.

 𝖳𝗁𝖾 𝗋𝖾𝗐𝖺𝗋𝖽 | Din Djarin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora