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—No ha crecido mucho– Kuiil comenta, mirando del Niño a ti y a Mando.

—Creo que podría ser un Strand-Cast– Mando dice. No puedes evitar poner los ojos en blanco ante el comentario de Mando. El niño puede estar diseñado genéticamente, pero lo dudas. Tiene demasiada personalidad y solo has conocido a otro ser como él en toda la galaxia.

—No creo que haya sido diseñado– Kuiil dice –Trabajé en las granjas de genes. Este parece demasiado evolucionado. Muy feo.

Te quedas boquiabierta ante las palabras de Kuiil y apenas puedes contener la risa. Si el niño era feo, pero de una manera linda, una que realmente no describirías a menos que miras al pequeño.

—Esta, por otro lado, parece que fue criada en las Citocavas de Nora– Kuiil dice, señalando a Cara que estaba sentada a tu lado.

—Esta es Cara Dune– Mando dice.

Un droide increíblemente alto, un droide asesino IG, que lleva una bandeja se agacha para cruzar la puerta. Tus ojos se abren mientras enciendes tu sable de luz, lista para defender al Niño.

Cara y Mando se ponen de pie con la misma rapidez, sus propias armas ya desenvainadas y apuntan al droide en cuestión.

—¿Alguien quiere un poco de té?– dijo el droide.

—Por favor, bajen sus desintegradores. No te hará daño– Dijo Kuiil, levantando la mano para calmar la situación.

—Esa cosa está programada para matar al bebé– Mando argumentó.

—Ya no.

El droide bajó la bandeja con cuatro humeantes tazas de té a la mesa junto a Kuiil, mientras comenzaba a explicar cómo llegó a estar en posesión del droide. Cara y Mando bajaron sus desintegradores mientras tú apagabas tu sable de luz y te sentabas.

—¿Sigue siendo un cazador?– Preguntó Mando, no muy convencido de que la unidad IG no estuviera programada todavía para matar al Niño.

—No, pero lo protegerá.

Miraste al droide, tratando de leer algo sobre él. Pero sus partes metálicas eran solo eso: metal y cables. No de carne y hueso. Tú mirabas de reojo a Cara, que miraba fijamente al frente a la unidad IG, sus expresiones faciales reflejaban cómo se sentía el Mandaloriano.

Kuiil y Mando habían salido de la cabaña por un momento, dejándote a ti, Cara y el Niño solos con la unidad IG.

Kuiil regresó a la cabaña un momento después y comenzó a reunir las pocas cosas que necesitaría para acompañarlo en su tarea imposible. Recogiste al Niño y, con un movimiento de la mano, enviaste su cochecito flotando por el aire hacia el Razor Crest mientras Cara te seguía fuera de la cabaña.

El blurrg tardó un par de minutos en recordarte y volver a confiar en ti, pero una vez que reconocieron tu olor te siguieron fielmente hasta el Crest. Y minutos después, el Razor Crest ascendía por la atmósfera y atravesaba las estrellas, avanzando con paso firme hacia Nevarro.

Kuiil atendía a los tres blurrg que traía a bordo. Te sentaste cerca de Cara, el Niño y Mando, viendo como los dos participaban en un concurso de lucha libre.

—El ganador obtiene mil créditos– los desafiaste.

—Trato– Ambos respondieron antes de colocar sus brazos sobre la mesa y empezaron.

—Te tengo, Mando– Cara gruñó después de unos tensos minutos de verlos luchar.

—¿Te importaría doblar la apuesta?– Mando se burló de ella, gruñendo mientras luchaba por mantener el brazo firme sobre la mesa.

 𝖳𝗁𝖾 𝗋𝖾𝗐𝖺𝗋𝖽 | Din Djarin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora