—¡Oh mierda! Cara!– Jadeaste, sobre la llovizna.
Los pies de Mando se detienen abruptamente fuera del alojamiento de Cara. Espera y escucha, tratando de oír por encima del repiqueteo de la lluvia. Sus músculos abdominales se contraen con consternación.
—Lo estás haciendo muy bien– La voz de Cara llega a sus oídos.
—¡Cara, por favor!– gimes.
Todo el cuerpo de Mando se adormece cuando su cerebro finalmente registra las piezas del rompecabezas y cómo han caído en su lugar.
Sabía que Cara sentía algo por ti, mierda, ella coqueteaba contigo cada vez que podía. Pero la realidad de esta situación, de que Cara y tú tuvieran sexo después de ganar la batalla contra los asaltantes, hizo que el corazón de Din se hundiera.
Sabía que se preocupaba por ti, se preocupaba lo suficiente como para dar su vida por ti, y pensó que tú sentías lo mismo. Pero esto cambió todo.
Un gemido, que sonaba más placentero que doloroso, se filtró a través de su casco y penetró en sus oídos. Sus manos se cerraron en puños mientras estaba afuera escuchándote gemir bajo la lluvia mientras Cara te complacía.
¿Cómo pudo haber sido tan tonto? ¿Cómo te había dejado escapar entre sus dedos?
Y aunque Din no era una persona celosa, sabía que no podía competir con Cara. Había tantos factores que le impedían darte todo lo que merecías.
Un gemido agudo se convierte en un gemido gutural y las rodillas de Din casi se doblan.
¿Acabas de?
Con un sonido así tenías que haber tenido un orgasmo.
El sonido se repitió una y otra vez en su mente, como cuando gritaste su nombre. Sacudió la cabeza, tratando de borrar el sonido de su mente, y se alejó a trompicones del alojamiento de Cara y se dirigió hacia la casa de Omera.
Se mueve en piloto automático mientras se acerca a su puerta, gotas de agua caen en cascada de su armadura. Él llama a su puerta y luego asoma la cabeza hacia adentro. En el suelo de la cabaña de Omera están Winta y el Niño, ambos jugando felizmente con lo que parecían juguetes hechos de palos y ramitas.
—¿Está todo bien?– Pregunta Omera, su rostro suave y preocupado mientras se mueve a su lado.
—Todo está bien– Din responde automáticamente, y Omera puede escuchar lo hueca y poco convincente que es su palabra –Es la hora de dormir, pequeño– Din dice, hablando con el Niño.
Gime en protesta pero bosteza un momento después, retratando lo cansado que está realmente.
Din camina los pocos pasos que se necesitan para llegar hasta el niño y se inclina para levantarlo. Winta saluda al niño y se coloca al lado de Omera, con los brazos alrededor de la cintura de su madre. El Niño arrulla felizmente mientras se acurruca en el brazo de Din, poniéndose cómodo mientras deja que sus ojos se cierren.
—Él puede quedarse para que tú también puedas descansar– Omera ofrece.
—Está bien, yo lo tengo. Gracias– Dijo Din, volviéndose para mirarlos.
ESTÁS LEYENDO
𝖳𝗁𝖾 𝗋𝖾𝗐𝖺𝗋𝖽 | Din Djarin
FanficMaia Melek y Din Djarin se conocen desde su adolescencia. Luego de unos largos años se vuelven a encontrar cuando el mandaloriano tiene que cazarla. +18 | Esta historia tiene contenido sexual y lenguaje muy explícito, lees bajo tu responsabilidad.