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Mando te despertó de una sacudida mientras hablaba con Calican, y te tomó un momento adaptarte a la oscuridad ya que los soles se habían puesto no hace mucho tiempo. Hacía más frío ahora que los soles se habían ido, y parte de ti deseaba una chaqueta más gruesa.

—Sube a tu speeder. Ve lo más rápido que puedas hacia esas rocas– Dijo Mando, tomando algo del paquete que había traído.

Cuando te moviste para subir al deslizador de Mando, él negó con la cabeza y señaló la de Calican.

Con una sonrisa coqueta, Calican te permitió subirte a su bicicleta antes de envolver sus brazos alrededor de ti. Una leve mirada de disgusto se apoderó de tus rasgos mientras mirabas al Mandaloriano.

¿Por qué no te dejaba viajar con él?

Mando no podía mirarte, no con esa mirada de tristeza y lo que parecía una traición escrita en tus rasgos, le rompía el corazón no tenerte con él. Y que fueras con Calican le hizo hervir la sangre.

—¿Ese es tu plan? Ella nos sacará de los speeders– Calican dijo.

Mando te miró y suavemente te arrojó algo. Agarrándolo con las dos manos, miraste el extraño cilindro.

—Es una carga relámpago. Alternamos tiros. Cegará cualquier visor temporalmente. Combina eso con nuestro exceso de velocidad y tenemos una oportunidad.

Calican hizo una doble toma detrás de ti.

—¿Una oportunidad?

—Oye, querías esto– Mando respondió.

—Mando, ¿quieres qu-?– Empezaste a preguntar si quería que usaras la Fuerza, pero te interrumpió.

—Prepárense– y luego se fue.

Calican corrió tras él un momento después, sus brazos se envolvieron alrededor de tus hombros mientras se agarraba al manubrio del deslizador, zigzagueando sobre las dunas.

Mando disparó la primera carga de destello, la bengala volando alto en el aire, iluminando el mundo a tu alrededor por un breve momento antes de que se oscureciera nuevamente.

Un disparo de francotirador apenas falló en sus bicicletas mientras los tres continuaban hacia la cresta de la montaña. Con dedos temblorosos, manipulas la carga del flash en tus manos, casi dejándola caer.

—¡Ahora!– Mando gritó.

Rápidamente disparaste la bengala, mirando cómo navegaba hacia el cielo como la última. Otro disparo falló, lo que significa que Fennec estaba cegada pero solo temporalmente. Los tres estaban ganando terreno, acercándose a donde se escondía Fennec.

Con un tirón del manillar, Calican te apartó de una duna, haciéndote fallar con el perno, logrando que se deslizara por la arena en lugar de navegar hacia el cielo como tú también lo necesitabas.

Un rayo golpeó la bicicleta de Mando en una ráfaga de chispas. Viste como la bicicleta de Mando lo volcó, enviándolo a la tierra. El corazón se te subió a la garganta cuando Calican pasó a toda velocidad.

—¡Din!– Gritaste, la sangre te latía en los oídos mientras el viento te quitaba la voz. Te congelaste.

¿Qué habías gritado?

Tu mente se quedó en blanco mientras te deslizabas sobre la arena, alejándote constantemente de donde Mando yacía en la tierra, en la oscuridad.

Mando disparó otra bengala, que de alguna manera te dijo que estaba bien... vivo al menos.

Calican continuó hacia las rocas, antes de detener la bicicleta. Te volteaste para enfrentar a Mando para ver si estaba bien. Se puso de pie, de cara a la cresta solo para ser derribado nuevamente.

 𝖳𝗁𝖾 𝗋𝖾𝗐𝖺𝗋𝖽 | Din Djarin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora