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Cara te encuentra un poco más tarde, jugando con el niño frente a uno de los estanques de krill. Mantienes los ojos bajos mientras se acerca, temerosa de que el Mandaloriano esté con ella o no muy lejos de ella.

—Él no está aquí– te dice mientras se hunde en el suelo para sentarse a tu lado.

Estás callada, sin saber qué decirle. Ella te había salvado la vida del Kubaz, pero un "gracias" no le pareció suficiente.

—¿Quieres saber cómo puedo saberlo?– te pregunta, haciéndote mirarla.

—¿Qué cosa?– preguntas.

—Que lo amas.

Tu cara se junta, mientras sus palabras reflejan cómo te sientes realmente.

—Esa es su capa atada alrededor de tu brazo, ¿verdad?– pregunta, señalando con la cabeza hacia la tira de tela atada alrededor de tu bíceps.

Agitas las manos hacia el bebé, haciéndole señas para que se acercara. Gorjeó alegremente y comenzó a caminar hacia ti y Cara con un manojo de hierba agarrado con fuerza se lo dio en sus manitas de tres dedos.

—¿Y si lo es?– respondes, sabiendo que ella no va a abandonar esta conversación.

—¿Sabes por qué tengo este tatuaje?– Cara pregunta, respondiendo de alguna manera a tu pregunta.

Señala la banda de líneas rojas alrededor de su bíceps derecho. Cuando la conociste te preguntaste qué significaba ese tatuaje, pero tenías miedo de preguntarle u ofenderla.

—Es la cantidad de lanzamientos que hice con mi pelotón. Lo uso con orgullo para mostrar mi lealtad a esos días y para recordarme de dónde vengo.

Arqueas tu ceja hacia ella, cuestionándola en silencio.

¿Qué tenía que ver su tatuaje con la razón por la que exhibías con orgullo una tira de la capa del Mandaloriano en tu brazo?

Estuviste callada mientras veías al Niño intentar atrapar un saltamontes, pero seguía fallando. Te trajo una sonrisa a la cara y mejoró tu estado de ánimo, que de otro modo estarías deprimida.

—Creo que usas ese pedazo de su capa para mostrarles a los demás que ustedes dos están juntos, y no necesariamente de una manera romántica sino de una manera de lealtad. Tú lo representas a él y al vínculo que comparten. Harían cualquier cosa el uno por el otro. Ustedes dos se cuidan el uno al otro incluso si no se dan cuenta– Cara lo explica.

—Eso no significa que lo ame– contrarrestas pero incluso tú puedes decir que es mentira.

—También puedo decir por la forma en que lo miras... como si fuera la persona más interesante de la galaxia.

Tus oídos se sienten como si estuvieran en llamas cuando apartas la mirada de ella, sabiendo que tiene razón. Amas al mandaloriano. Lo has hecho durante tanto tiempo sin darte cuenta.

No se pudo precisar el momento exacto en que tu corazón decidió que "sí, él es el indicado para ti". Descartando el flechazo que sentiste en la adolescencia cuando lo conociste, tal vez fue en el momento en que decidió no congelarte en carbonita, tal vez cuando regreso por ti en Nevarro, o cuando te salvo de morir congelada en Hoth, también podría ser cuando regreso de nuevo por ti en Dulathia. No podías saberlo con certeza pero lo que si sabías es que lo amas.

—Y me doy cuenta por la forma celosa en la que actúas cuando Omera está cerca de él.

—No estoy celosa– espetas de inmediato, mirándola.

Cara te levanta una ceja y te dice que no te cree, en absoluto. De hecho, tu respuesta repentina le dice que estás celosa. Miras al Niño en tu regazo, jugando con la pernera de tu pantalón.

 𝖳𝗁𝖾 𝗋𝖾𝗐𝖺𝗋𝖽 | Din Djarin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora