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El mandaloriano atravesó la cantina de Nevarro, hacia Greef Karga, el líder del gremio aquí en Nevarro.

El bar estaba lleno pues era la hora en la que normalmente la mayoría concurría, no es que eso sorprendiera al Mandaloriano. Una docena de ojos lo siguieron mientras caminaba por el bar. El hombre en cuestión tenía una mirada de sorpresa en su rostro mientras observaba el brillante beskar del Mandaloriano mientras se acercaba.

—Ah, eso fue rápido. ¿Los atrapaste a todos?– Preguntó Karga, recostándose contra el asiento de la cabina.

El mandaloriano dejó cuatro fobs de rastreo sobre la mesa, mostrando al líder del Gremio que efectivamente había obtenido todas las recompensas que le habían asignado. Y rápido también.

Karga revisó cada llavero antes de asentir con la cabeza al Mandaloriano.

—Bueno. Comenzaré la descarga– Dijo Karga, antes de ordenar a uno de los otros miembros del Gremio que comenzara la descarga en huttese.

Con el clic de una hebilla, el mandaloriano se quitó el rifle de pulso de la espalda y lo sentó en su regazo mientras tomaba asiento frente a Karga. Con un gruñido de satisfacción, Karga le presentó Créditos Imperiales al Mandaloriano como pago.

—Estos son Créditos Imperiales– Dijo el Mandaloriano, mirándolos con una mirada insatisfecha en su rostro detrás de la máscara.

—Aún así tienen valor– Karga respondió.

—No sé si lo escuchaste, pero el Imperio se ha ido.

Con un agitado giro de su cuerpo, Karga se relajó contra el respaldo del asiento de la cabina de nuevo.

—Es todo lo que tengo.

Como no quería que le pagaran en créditos imperiales, el mandaloriano se adelantó para recuperar los fobs de recompensa. Justo cuando se levantaban los llaveros de la mesa, Karga extendió la mano para detener al mandaloriano.

—Ahórrate el drama. Bien, voy a...– dijo, antes de ceder. Se quejó mientras buscaba en su bolso otras formas de pago –Puedo darte calamari flan. Pero solo puedo pagar la mitad.

Con una pequeña inclinación de su casco, el Mandaloriano consideró sus opciones. Que le pagaran la mitad de lo que le prometieron no era lo ideal, pero que no le pagaran nada no lo ayudaría. Con otra inclinación de su casco, el cazarrecompensas estuvo de acuerdo.

—Bien– Volvió a colocar los llaveros en la mesa, tomó su pago y lo guardó. Mirando al líder del Gremio, el Mandaloriano ansiaba ir tras más recompensas –¿Qué mas tienes?– preguntó.

—Hmm...– dijo Karga, sacando más discos de su bolso –Tengo un saltador de fianza, un saltador de fianza, otro saltador de fianza, un contrabandista buscado...

—Me los llevaré todos– dijo el Mandaloriano, moviéndose para deslizar todos los discos fuera de la mesa. Karga lo detuvo nuevamente por segunda vez ese día.

—No. Espera. Hay otros miembros del Gremio, y esto es todo lo que tengo.

—¿Por qué es tan lento?– preguntó el Mandaloriano.

—En realidad, no es nada lento. Sino que ocupado. Simplemente no quieren pagar tarifas de Gremio. No les importa si las cosas se ponen desordenadas.

Con medio suspiro, el mandaloriano hablo.

—¿Cuál es tu mayor recompensa?

 𝖳𝗁𝖾 𝗋𝖾𝗐𝖺𝗋𝖽 | Din Djarin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora