24.

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- ¿Camus?

Podía estas alucinando o incluso imaginandolo, Dégel dijo que estaría dormir por lo menos tres días, no paso ni siquiera uno y Camus volvía a abrir los ojos, gracias al sacrificio de su padre el que esperaba estuviera bien. Los rojos ojos del vampiro estaban puestos en su persona, tenia la mirada fija, era muy clara su sed de sangre.

Cuando vio los colmillos asomarse entre sus labios supo que lo veía únicamente como su presa, como un fuente de sangre fresca. Retrocedió un paso cuando el pelirrojo bajo de la cana sin apartar la mirada de su cuello. Trago saliva.

Camus estaba muy lejos en ese momento, lo único que quedaba de el era el instinto uno muy peligroso para su propio bien. Pero si creía que se iba a dejar comer como un animal indefenso estaba muy equivocado, no es el primer vampiro con el que se encuentra y tampoco sera el ultimo.

- ¡Milo, vuelve aqui, ahora!

La voz de Dégel lo hizo ponerse más alerta de lo que ya estaba, atento a cualquier movimiento que hiciera el pelirrojo frente suyo. Escucho pasos acercarse y él retrocedió hacia la puerta.

- No, ustedes no vengan. Kardia cuida de ti ¿No? -Trato de no mirar a Dégel o a su hermano, estaba seguro que al minino descuido Camus le saltaría encima y no se equivocaba.- ¡Él ya se sacrifico por mi! Voy a devolverle el favor.

Apenas dijo eso avanzo unos pasos en el interior de la habitación, y para sorpresa de todos una fina pared de hielo los separo de los demás, apenas pudo escuchar cuando Kardia grito su nombre. Esperaba salir vivo, sino culparia a su estúpida valentía de ponerlo en esa situación.

- Camus, ¿Me oyes?- obtuvo como respuesta algo parecido a un gruñido- ahora si pareces una bestia.

Quiso reírse, ¡Ese lado salvaje también le gustaba! Indomable y peligroso. Haría lo que fuera para calmar a esa bella bestia.

- Calma, si necesitas sangre te la daré, solo que no toda.

~•~

Kardia golpeaba con fuerza el hielo que lo separaba de su hermano, mientras que Dégel veía sus intentos desesperados desde el sillón aun sin las fuerzas suficientes para levantarse.

- ¡Tengo que sacarlo de ahí, lo va a matar!- volvió a golpear la superficie congelada, solo logro lastimarse más- ¡Como mierda esta pared es más resiste te de lo que se ve!

- Kardia... No lo matara.

- ¿¡Como estas tan seguro!?

Casi corrió a su lado, mirándolo con unas ganas de llorar muy claras. Lo entendía, acaba de ver desaparecer a su padre de nuevo frente a sus ojos, su hermano se estaba sacrificando para ayudar al suyo.

- Por que de querer matarlo, lo hubiera hecho apenas lo vio.

Kardia no supo que responderle, solo le quedaba rogarle a los dioses y a su madre en el cielo que su vampiro amado tuviera razón, y que el loco de Milo no acabara como comida de vampiro.

~•~

Sentía la sed de sangre correr por todo su cuerpo, sus colmillos picando con necesidad de quitarle el liquido vital a la primera persona o animal que encontrará sin importar quien o que fuera, en esta oportunidad podía caerle encima hasta a su propio mellizo.

Pero ¿Quién es el rubio frente suyo?, ¿Quién es esa persona que encerró?, ¿Quién es su victima?

La sed le ordenaba morderlo de una vez por todas, sin embargo algo lo detenía y no sabia que era. Creía haberlo visto antes, su voz se le hacia conocida, y por más que quisiera morderlo esos detalles lo detenían, eso y la angustia que comenzaba a sentir, la necesidad de buscar a una nueva víctima.

Cacería.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora