2.

944 128 155
                                    

- ¿Pudieron alcanza a Camus?

- No señor, entro a la iglesia de los cazadores y uno lo defendió, tememos que sea  su aliado o algo así.

Retrocedió cuando vio el rostro de su líder, se notaba que no le agrado para nada que ese niño escapara y se fuera a refugiar con los humanos. Era demasiado alta la probabilidad de que  terminara delatando la ubicación de su guarida para mantenerse con vida, o también que los cazadores ya hayan acabado con él, no podía arriesgarse a que liquidaran a su gente y mucho menos que le quitaran a su consorte, al que para disgusto de todos aún mantenía como humano, su sangre le encantaba, no se arriesgaría a perderlo y mucho menos ahora que había comprendido que no podía escapar.

- Señor Zaphiri, ¿Que haremos ahora?

- Disminuye la caza, si los cazadores humanos se acercan a este lugar, nos iremos. No arriesgare la vida de nadie por un niño que no quiere ocupar su poder como debe hacerlo.

~•~

Regresaba a la iglesia después de descargar la ira que ese vampiro le provoco en otro de su misma especie,  le llamo la atención la cantidad de gente que se encontraba en la puerta, no era día de misa para que estuvieran ahí, un fuerte grito de dolor llego a sus oídos, algo estaba pasando al interior algo que atrajo a tantos curiosos: solo una cosa podía ser. 

Corrió para ver si sus sospechas eran ciertas, no se equivoco. El sacerdote, un hombre de cabellos negros que llevaba el mando de los cazadores desde hace 15 años, se caracterizaba por ser amable con la gente pero un sádico con quien lo merecía, en este caso el vampiro pelirrojo que él había encontrado en la noche.

Estaban frente al altar, podía ver como el pelirrojo se retorcía en el suelo, trataba de escapar de las gotas de agua bendita que caían en su mano, lo escuchaba gemir del dolor, tratar de callar los gritos que querían salir de su garganta sin existo. Se acerco lo suficiente para que lo escuchara.

- Señor.

- Milo, hasta que llegas. Encontré tu nota, vaya sorpresa que me dejaste no todos los días se ve un vampiro puro. Pobre, nacido con esa maldición.- dejo caer una nueva gota en su mano.

Milo se sintió un poco culpable, ese hombre era un cruel cuando quería y ese vampiro no estaria vivo sino hubiera bebido de su sangre. Sintió la roja mirada del sacerdote sobre él.

- ¿Le tienes lastima?

- Para nada.

Se apresuro a decir, la verdad era que si. Vivir desde que nacen con esa maldición encima, acabando con la vida de otras personas para mantener la suya desde muy niño, no era nada agradable de imaginar y pensaba que de vivir mucho menos. En especial para el que tenia enfrente que le aseguro que no bebía sangre humana, comenzaba a creerle cuando vio con la desagrado que mordió su muñeca.

Camus sentía que cada gota de esa supuesta agua bendita que caían en su mano se la derretía, eso no era normal, la bendición de ese Dios que adoraban los humanos no debería lastimar tanto a seres que también era parte de su creación. Debía estar mezclada con algo, algún tipo de ácido algo que dañara a lo humanos y a ellos por igual.

Volvió a sentir una gota caer esta vez más arriba en su brazo, quiso atacarlo y escapar. Lo hubiera hecho de no tener las manos fuertemente atadas.

Conocía al sacerdote al menos lo que se decía de él, lo llamaban Lemur aunque sospechaba que no era su nombre real. A ese hombre se había enfrentado su propio líder, el que era el más antiguo de ellos, un vampiro tan poderoso que mataba a la gente sin que se dieran cuanta. Sabia que era de temer y que no podría solo escapar.

- ¿Que te parece si hacemos un interrogatorio?

Levanto la vista solo para encontrarse con un par de ojos rojos que lo miraban con ganas de matarlo ahí mismo, pero para su mala suerte no lo haría, solo lo torturarían hasta que hablara. Lemur se giro a la multitud que estaba frente a la iglesia, lo que haría no debían verlo.

- Quería gente, les pido por favor que se retiren, se les dará a conocer los resultados apenas termine.

La gente no dudo de su palabra, tal y como llegaron fueron desapareciendo, las puertas de la iglesia se cerraban para comenzar con la pequeña tortura. Milo iba a retirarse, estaba acostumbrado a matar vampiros pero nunca le gusto ver como eran los "interrogatorios" de ese hombre.

- ¿A donde vas?- lo vio con una especie de daga en sus manos- ¿No te interesa saber si tu padre o tu hermano siguen vivos?

Eso era un chantaje con todas sus letras, pero que obtuvo el resultado que quería. Se quedo para ver sufrir a ese pobre que tuvo la mala suerte de toparse con Lemur. El primer grito de dolor se escucho por todo el lugar, y resonó aún más fuerte por eco de la iglesia.

- Te diré unos nombres, limítate a responder si viven o no.

Muchos nombres fueron dichos, algunos los conocía otros no los había escuchado en su vida, pero por cada uno de ellos esa daga lo hería, podía sanarse de una forma rápida pero por no consumir sangre humama su regeneración era más lenta que la de un vampiro normal.

- Angelo.

- ¡Se convirtio!- trato de ahogar un grito.

- Oh, ¿Como se llama ahora?- alzo el arma de nuevo.

No le respondió, solo levanto la mirada con la seriedad que lo caracterizaba, recibió de respuesta una sonrisa maniática. La daga volvió a hundirse en su piel.

- Kanon.

- ¡Muerto!

Lo sabia, eso ocurrio hace mucho el menor de sus hermanos había muerto frente a sus ojos sin que pudiera hacer nada, pero si mato con sus propias manos a su asesino.

- Kardia.

- Desapareció...- trago saliva, la vista comenzaba a fallarle también.

Milo quiso salir a buscarlo en ese mismo instante, su hermano menor podía estar vivo en alguna parte. No lo hizo al escuchar el ultimo nombre.

- Krest.

- Vivo... es su consorte.

Todo se volvio oscuro de nuevo para él, solo escucho la voz del cazador gritando.

🔥

Aclaración: Lemur no es Saga. Pero su apariencia esta basado en su versión maligna en el manga. Y también es el hermano mayor de los gemelos.

¿Quien quiere hacerlo puré por lastimar a cubito? 🔥

ScorpioNoMilo.💕


Cacería.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora