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Hay está, al fin frente a sus ojos el hombre que secuestro a su padre, imagino muchas veces este momento en el que podría hacer pagar a ese vampiro. Solo que ahora parecía que su cuerpo no estaba de su lado, podía sentir como su sangre entera se congelaba, aun así y sin darse cuenta se posiciono frente a su padre y Kardia.

- Zaphiri.

Escucho la voz de Krest temblar, no había duda, ese hombre debía pagar con su vida todo lo malo que le hizo a su padre, todo lo malo que le hizo a los vampiros que los acompañan.

- Veo que pudiste encontrar a tus cachorros,  me ahorraste el trabajo de buscarlos yo mismo.

- ¡Ni se te ocurra dar un paso más!

Milo alzo la voz con fuerza. No dejaría que ese tal Zaphiri se acercara a ninguno de los que se encuentran ahí, haría hasta lo imposible por evitarlo, sin saberlo despertó el interés del otro por él. Zaphiri volvió a sonreir pero esta vez pudieron ver como esos ojos rojos brillaron por un segundo, avanzó el paso que lo separaba de Milo, el que para su sorpresa y agrado no retrocedió.

- Oh, que lastima que seas un cazador, como uno de los míos estarías mucho mejor, esa fuerza, esa determinación.- sus ojos volvieron a brillar pero en esa ocasión algo hizo, quedo frente al rostro de Milo el que no se pudo ni mover- ¡La necesito, la utilizaré mucho mejor que el idiota de Lemur!

- ¡No lo toques!, si quieres atormentar a alguien suficiente tienes conmigo.

Krest sacaba fuerzas de alguna parte para ofrecerse como sacrificio, sabia que una vez que volviera al Nido no volvería a salir con vida de ese sitio.

- Tu iras conmigo de todas formas, pequeño lobo.

Miro al frente conectando su mirada con la de Dégel, el que intentaba por todos los medios posibles no desviar la mirada o hacer algo que delatara que protegia la habitación detrás de él, sin embargo termino se delatando cuando no pudo aguantar la punzada que le dio en el pecho.

- ¿Que tenemos aquí?

Zaphiri muy en el fondo se preocupo por esa reacción, él no le estaba haciendo nada, no le vía ninguna herida por lo que supuso que Camus era el herido. Se acerco a su hijo sin perder su porte intimidante. Kardia reacciono cuando lo vio acercarse a su pareja, quiso atacarlo aún sabiendo que las dagas y las estacas comunes no le harían nada.

- Cuidado niño.- apuntó a la garganta de Kardia con una uña roja y filosa que brillaba con fuerza- No quiero tener que matarte todavía.

- No te acerques.

Lo ignoro a propósito mientras avanzaba. Krest no sabia que hacer, sabia que tenia en sus manos el poder para acabar con él ¡Pero no conocía la forma de usarlo!  Milo aún seguía sin poder moverse y eso lo frustraba.

- Quitate, Dégel.

- No lo haré...- una nueva punzada lo ataco, cerro los ojos un segundo, el que Zaphiri aprovecho para apartarlo con algo parecido a la delicadeza.

Camus seguía dormido, completamente ajeno a que en ese momento corría más peligro que antes, su padre se acercaba a él sin que nadie pudiera evitarlo. El que ahora mismo miraba la estaca en su pecho con curiosidad, estiro una mano para tocarla.

- ¡No lo toques, no voy a dejarte que lo hagas!

Dégel quiso hacerle frente, aún sabiendo que sus fuerzas no eran muchas, que ese hombre de cabellos negros podía matarlo de querer hacerlo. Esos ojos rojos volvieron a mirarlo fijo, sonriendo con arrogancia.

- ¿Que no haga qué?

Tomo la estaca de repente, y sin decir ninguna palabra la movio con brusquedad, viendo complacido como el cuerpo de Camus se contraía del dolor, como se quejaba aun en la inconsciencia. Quiso reír cuando Dégel también se doblo por el dolor. En ese mismo instante soltó al cazador de su poder, el que no tardo en aparecer seguido del menor que corrió a ver a su hijo, Krest detrás de ellos sin saber como ayudarlos.

Volvio a mover ese trozo de madera esta vez más adentro, volviendo a enterrar todo lo que había salido, río entre dientes cuando sintio unas uñas enterrarse en su brazo.

- Veo que el dolor te despertó, o al menos el instinto de supervivencia.

Podia verlo con sus propios ojos, Camus enterraba con todas sus fuerzas sus uñas en su brazo, en un intento desesperado por salvarse.

- Ven conmigo pequeño lobo, y los dejare en paz.

- ¡Ni creas que permitiré eso, voy a rebanarte la garganta antes de eso!

Milo amenazó, sabia que no podía hacer mucho pero estaba sintiendo de nuevo esa fuerza extraña recorrer su cuerpo. Si esa energia era la supuesta sangre de lobo que tiene la aprovecharía sin importar cómo. Kardia a su lado sacaba una daga tan filosa que podía cortar lo que fuera. Su padre se encarga de Dégel mientras ellos dos los protegían. Ambos lamentaban no poder ayudar a Camus de inmedito

- Que lamentable, creo que tendré que hacerte sufrir un poco más.

Los ignoro o eso parecía, ambos intentaron acercarse pero esa mirada roja los detuvo a los dos, ninguno podía moverse. Los gritos de Camus los desesperaban ¡Podía matarlo y ellos ni siquiera podían mover un músculos!

- ¡Dégel, resiste!

Kardia vio de reojo a su vampiro, le costaba respirar y las lagrimas corrieran por su rostro con fuerza, se apretaba el pecho con una mano mientras que con la otra intentaba llegar con su mellizo sin poder hacerlo.

¿Ahora que hacia? Esta poniendo en riesgo la vida sus hijos, no solo la de ellos sino la esos dos vampiros también. No ayudo a Camus a escapar esa noche solo para que terminara muriendo por culpa suya. Vio como a Milo comenzaban a crecerle unas garras extrañas, como Kardia intentaba por todos los medios liberarse.

La risa eufórica de Zaphiri le dijo que estaba disfrutando demasiado de la situación, que encontró lo que buscaba; que alguno de sus hijos despertara el poder de su sangre.

Dégel termino desmayado en sus brazos por culpa del dolor, podía ver como el otro pelirrojo se le agotaban las fuerzas también. Tomo un decisión.

- ¡Ya basta!- aún sostenido el cuerpo de Dégel haría su voluntad- iré contigo, pero tengo dos condiciones.

- No lo hagas.- pudo pronunciar apenas Kardia.

- Lo siento mi niño, no puedo ver como los lastiman teniendo la solución.- le sonrió con cariño, intentando calmarlo de alguna forma.

- ¿Que condiciones?

Zaphiri se puso serio, eso no le gustaba demasiado.

- Quitale esa estaca del pecho a tu hijo, sé que puedes hacerlo te he visto antes.

- Concedido.

En su mano derecha apareció de nuevo esa larga uña roja, la que enterró en el pecho de Camus el que volvió a gritar pero esta vez con menos intensidad. Movió su dedo alrededor de la estaca, la que de un momento para otro salio con facilidad, la herida comenzo a sanar de forma lenta.

- ¿Que seria lo otro?

- Protege este lugar. No me mires raro, puedes hacerlo también.

- Trato hecho.

Hizo sonar sus dedos, y una energia oscura rodeo el lugar, evitando que posibles peligros llegaran a él. Krest dejo a Dégel en el suelo con el mayor cuidado posible, volvió a sonreirle a sus hijos.

Zaphiri les dio una ultima advertencia.

- Cuidado con Camus, cuando reaccione solo querrá sangre no va a importarle de quien la tome.

Con esas palabras ambos desaparecieron al mismo tiempo que los cazadores pudieron moverse de nuevo. Kardia lo primero que hizo fue revisar el estado de su vampiro, Milo por su parte se juraba que ese tipo de cabellos negros se las pagaría muy caro.

🔥

¡El padre del año! 😑

ScorpioNoMilo.💕

  

Cacería.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora