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Desde que entraron a ese lugar sabían que las cosas no serian sencillas, que en cualquier momento se complicarian, que no serian como lo planearon desde un principio, pero ninguno imaginó que cambiarían tanto, con el peor resultado posible.

Cayeron en la emboscada demasiado fácil y sin darse cuenta, ahora solo debían rogar por sus vidas mucho más, tratar de sobrevivir y acabar con su objetivo. El que los esperaba, seguramente, disfrutando de la situación.

Dégel paso la escopeta a manos de Milo, él sabría ocuparla mucho mejor. Miro la espalda de su cazador, Kardia se veía tenso como en primeros dias de convivencia que tuvieron, esperando lo peor. Milo por otra parte se le notaba la furia, una que tenia grabado el nombre de Zaphiri en ella.

- Cualquier cosa que planeen hacer nos superan en numero, y por más que nos esforcemos nos atraparán antes.

- ¿Que sugieres entonces, Dégel? No podemos quedarnos aquí para siempre y dudo mucho que improvisar sea una solución. 

- No dije nada de eso. Camus y yo estamos a salvo de mordidas, nuestra regeneración es rápida, más la mía que la de mi hermano y ahora que estamos juntos el hielo que creamos es más fuerte. Puedo ser un escudo temporal, sepan ocupar la distracción.

Dicho eso ignoro a todos y comenzó a caminar, Kardia no tuvo tiempo ni de detenerlo, su belleza pelirroja evito su mano y le regalo una sonrisa, por una maldita razón la sintió como si fuera la ultima vez que lo vería sonreirle con tanto cariño, algo se apretó en su pecho y antes de que se alejara lo suficiente grito con fuerza.

- ¡Tienes que volver para casarte conmigo, maldito cubo de hielo!

No recibió respuesta, mas que una pequeña capa de escarcha que se formo en la punta de su nariz, no supo porque pero lo interpreto como una especie de beso.

- ¿Como que se van a casar?

- Ah si, ¿Quieren ser los testigos? Camus seria una bonita madrina.

La sonrisa de Kardia se veía igual que siempre, pero muy en el fondo su hermano mayor supo interpretar que estaba a nada de seguir a ese vampiro, y de hacerlo no lo iba a detener.

Krest intento levantarse sosteniendo con fuerza de uno de los barrotes, estaba mas que contento de que uno de sus hijos quisiera casarse con el amor de su vida, ¡No le importaba que fuera un vampiro siempre y cuando su niño fuera feliz! Por ello no podía quedarse ahí perdiendo el tiempo. Dégel estaría arriesgando su vida para darles tiempo, uno que debían utilizar muy bien.

- Luego habrá tiempo de celebraciones, ahora debemos salir de aquí.

- No. Antes ahí que acabar con ese maldito que tiene preso.- Milo cargo su escopeta como si ya tuviera a ese vampiro en frente- no me voy de aquí sin haberle hecho un agujero en el pecho.

Camus sonrió con cierta tristeza en ese momento, recordando la promesa que le hizo, la que ese cazador cumpliría si salían con vida de ese lugar. " Si tan solo supiera" se repetía una y otra vez. Creyó que nadie se dio cuenta de su cambio pero unos ojitos azules lo vieron todo.

- No se lo dijiste ¿Verdad?

- No.

- ¿Decirme qué?

Todos guardaron silencio, haciendo entender a Milo que es el único en ese lugar que no sabe de lo que hablaban. Su propio padre se encargaría de decirle.

- Una vez que Zaphiri muera, sus hijos...

Dejo la frase a medio decir cuando su hijo mayor dejo caer su escopeta para tomar al pelirrojo con fuerza de sus hombros.

Cacería.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora