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Milo miraba fijamente al sujeto que caminaba frente suyo, creía haberlo visto antes tal vez en el mismo pueblo en el que vivía, si mal no recordaba su nombre no era DeathMask sino Angelo, era un tipo despiadado como él solo, muchos creían que era hasta un asesino o sicario. Desapareció cuando él tenia diez años y no se volvió a ver; ya se daba cuenta porqué, si antes era un despiadado ahora debía ser peor, pero la presencia de ese sujeto no lo inquieta lo que si lo hace es la inmensidad del Nido, la cantidad de miradas burlezcas que puede ver sobre su persona.

El Nido, siempre imagino que seria una serie de túneles en un cueva enorme y nada más, tan equivocado no estaba, parecía un maldito laberinto con tantos túneles a la vista, sin embargo por su estructura parecía que estuviera entrando en un castillo enorme. Se detuvo por un segundo para admirar lo profundo del lugar, por la oscuridad no pudo ver el fondo.

-Camina.

Camus volvió a empujarlo con más fuerza esta vez casi haciéndolo caer, logrando la risa de otros vampiros que lo veían, pero solo basto una mirada cargada de seriedad para que las burlas pararan. Camus intimida bastante, parece una persona completamente distinta a la que conoció y con eso solo le daba a entender que tuvo que actuar esa personalidad distante y algo agresiva, para que los demás lo dejaran tranquilo y que solo con Dégel dejaba ver como en verdad era.

- Llegamos.- la voz de DeathMask logro que prestara atención a su alrededor de nuevo- Tu papito no tardara en llegar.

No supo a cual de los dos le hablo, pero por alguna razón sintió que esas palabras no eran para el pelirrojo tras suyo, sino que para él, quiso romperle la cara a golpes cuando lo vio irse con aires de superioridad.

- Ya podrás matarlo si quiere, ahora tranquilízate.

- No sabes las ganas que tuve de enterrarle una estaca.

Ambos hablaron bajito con tal de que nadie los escuchara, podían estar algo alejados de los demás, en una especie de "sala del trono" y con el eco que hay en el lugar cualquier sonido puede oírse. Ahora solo podían esperar.

Para buena o mala suerte el tiempo de espera fue poco, a lo lejos se podia escuchar el caminar de una sola persona, lo que puso nerviso a Milo ¿Donde está su papá? Que Zaphiri  apareciera solo era incluso peor a que lo hiciera con Krest, ¡Algo pudo haberle hecho! Quiso soltarse en ese mismo instante y caerle encima, de no ser que una mano algo helada lo tomo de las manos de una forma disimulada.

- Quieto.

Fue una orden, una que por más que quisiera desobedecer no podría hacerlo, hay mucho en juego como para hacerlo.

- ¿Que tenemos aquí?

Zaphiri volvía a estar frente a él, el mismo porte imponente y esa aura de poder absoluto no se le iba, pero si había algo nuevo, tenia heridas en parte del rostro, en las manos y una mordida en el cuello. Heridas que para sorpresa de su hijo no estaban sanando; con Lemur desaparecido era imposible que ese media sangre  lo haya herido tanto, el único que podía dañarlo de esa forma es Krest.

- ¿Se te rebelo tu mascota?

¡Ofendido era poco!

Milo quiso golpearlo a él también por insultar a su padre, y como debía aparentar que fue traicionado o algo parecido no dudo en hacerse notar.

- ¡Mi padre no es ninguna mascota!- fingió forcejear-  ¡Créanme que si pudiera ya los habria matado a los dos!

Fue ignorado a propósito como si no estuviera. Se lo advirtieron, le dijeron varias veces que por más que gritara, insultara o pataleara no lo tomarían en cuenta. No tardo en recibir una patada por parte de Camus que lo mando al suelo. Gruñó, comenzó a enojarse de verdad.

- ¿Que es lo que quieres?

- Te traje lo que querías, Dégel no quiso ayudarme en serio quiere a ese cazador para él.

Sintió su cuerpo temblar un poco cuando esa mirada rojiza se fijo en su persona, la que escaneaba hasta el más mínimo detalle de que estuviera mintiendo. Mentia claro que lo hacia él estaba tan asustado como Milo, el vampiro frente suyo es capaz de hacer hasta lo inimaginable, por lo mismo seguía sin saber como un persona tan amable como le decían que era su madre pudo enamorarse de él.

- No has respondido, Camus. ¿Que quieres?

¡Matarlo y terminar con todo! Grito su mente pero por nada del mundo se lo diría eso seria un suicidio.

- Necesito volver, un vampiro por si solo es un blanco fácil para los cazadores. Tarde me di cuenta.- volvió a empujar al cazador- consideralo una forma de pago.

Una risa acompañada de un quejido de dolor fue su respuesta, Zaphiri hizo un gesto a otro vampiro para que se llevara al rubio al mismo sitio que a Krest, iba a reunir a padre e hijo de nuevo, solo que a ese niño no le gustaría para nada en las condiciones que esta su pequeño lobo.

Camus cuando se vio solo dio la vuelta, buscando a Kokuto en el aire o en alguna de las paredes, el pequeño Halcón estaba camuflado con otras aves que había en el interior del Nido. Un ligero jugueteo con uno de los mechones de su cabello fue suficiente para que el Halcón hiciera el resto de su trabajo. Él por su parte debía buscar al objetivo de Aioria.

~•~

Lemur estaba maldiciendo su suerte como nunca, no solo no pudo acabar con Asmita como quería sino que por obra del destino o de su mala suerte, apareció el llamado Demonio. El que ahora mismo lo tenia tomado del cuello de su ropa, la que estaba apunto de romperse.

- Quieto, bestia. -Un gruñido fue su respuesta, no tenia caso razonar con él, aun así lo intentaría- no le haré nada a tu rubia así que suéltame.

No hubo caso tendría que encontrar la forma de soltarse o matarlo, las dos opciones casi igual de imposibles. Iba a dar el primer golpe hasta que vio pasar a Kokuto muy cerca de donde estaba. Saga también debía estar cerca.

Miro al Demonio frente suyo, preparándose para recibir una paliza lo tomo del rostro.

- Tendrás que ayudarme...

🔥

¿No sienten como que algo mala va a pasar?

ScorpioNoMilo.💕

Cacería.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora