23.

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Apenas se sintió entre las manos de ese vampiro supo que todo se acabo para él, en cualquier instante su vida se iría por culpa del hombre que ahora lo llevaba de vuelta a su encierro. Por lo menos tuvo la alegria de ver de nuevo a sus hijos, aunque no en las mejores circunstancias, como le hubiera gustado despedirse de ellos al menos.

Volver a ese lugar, volver a esa habitación que es su celda. Se esperaba una muerte seguramente dolorosa, tal vez despedazaria su cuerpo o se bebería toda su sangre de una forma lenta disfrutando verlo agonizar por la falta de esta. Zaphiri lo lanzo sobre la cama y él no tardo en acomodarse encima suyo.

Comenzó a acariciar sus cabellos solo podía esperar su condena.

- Te dije que no quería que escaparas de nuevo.- su mano se cerro con fuerza, tirando su pelo hasta casi arrancarle un mechón- ¿Cual es tu manía de desobedecer?

Lo soltó de golpe, tirandolo con fuerza  contra la cama. Quiso darle un golpe en la cara, bien que se lo merecía, pero de hacerlo solo aceleraría su castigo.

- Si vas a matarme hazlo de una vez por todas.

Levanto la mirado, enfrentándolo con ella sin mostrar ni una pizca del miedo que lo embargaba por dentro. Zaphiri tardo en responder, desesperandolo un poco más de lo que ya estaba.

- No seria divertido hacerlo ahora. Vi como tu hijo mayor comenzó a despertar le poder de su sangre, y el menor no tardara en hacerlo también.- volvio a acercarse esta vez colocando unos grilletes en sus muñecas, los que lo ataban a la cama- tus cachorros vendrán a buscarte, Krest. Y cuando lo hagan hay te matare, para ver su desesperación, para que con la rabia, la tristeza del momento ataquen sin pensar y pueda tenerlos conmigo.

- Estas loco.

- Quizá. Quien sabe.

- ¡Casi matas a tus hijos ¿Y quieres tener a los míos?!- forcejeo- ¡Estas demente si piensas que lo voy a permitir!

El vampiro lo ignoro a propósito, comenzó a acercarse de forma peligrosa, ya sabía lo que le esperaba no quería volver a sentir sus colmillos en ninguna parte de su cuerpo, por más que pataleo, por más que forcejeo no pudo evitarlo, y ese par de colmillos termino clavándose con fuerza cerca de su cuello. Sintió su sangre salir de su cuerpo hasta la inconsciencia.

~•~

Kardia ya no sabia como intentar calmar a su hermano. Milo parecía una fiera encerrada dando vueltas en la pequeña sala, murmurando un montón de cosas las que más de la mitad eran puros insultos a ese vampiro de cabellos negros. Sabía que su hermano quería salir a buscar a su padre, él también quería pero al mismo tiempo debía velar por la salud de Dégel,  su amado pelirrojo esta más pálido de lo que es normal en él y eso lo preocupa demasiado.

- Se acabo.- escucho decir a Milo antes de verlo caminar hacia la salida- ¡No pienso quedarme así!

Estuvo apunto de abrir la puerta y buscar algun rastro que su padre pudo haber dejado.

- ¿¡A donde crees que vas!?

Kardia le corto el paso sin que se lo esperara, lo tomo de un brazo empujandolo lejos de la entrada.

- No puedes solo salir y creer que vas a encontrarlos de inmediato ¡Piensa un momento al menos!- lo sacudió de los hombros- ¡Tenemos que recuperar fuerzas, tanto ellos como nosotros!

- ¡Entre más esperamos, más daño puede hacerle!- quiso soltarse, pero las manos de Kardia apretaron con mayor fuerza sus hombros.

- Aveces me dan ganas de golpearte, Milo. De dejarte tan mal que no te puedas parar en un semana, ¡Me preocupas, tarado! Más de una vez estuvieron a punto de matarte en alguna caza, tuve que salvarte más de una vez y estoy seguro que si ahora sigues con vida es solo gracias a Aioria. ¡Milo yo también quiero salir a buscarlo, liberarlo de las garras de ese loco sin corazón! Pero así como estamos ahora no lograremos nada más que caer en su trampa y morir.

Milo se soltó sin saber que decirle porque tenia toda la razón, enojado no piensa, se lanza a la batalla sin pensar en una estrategia, en más de una oportunidad  Aioria y el mismo Kardia le salvaron la vida. Se tiro los cabellos en un intento de sacar algo de rabia.

- ¿Que hacemos aparte de esperar? Ese hombre puede matarlo, no tiene piedad.

- Si es que tuvo alguna vez.

- Si, tuvo.

La voz cansada de Dégel hizo que los dos girarán su vista a donde estaba. Kardia corrió al sillón para ver que estuviera bien, solo puedo sonreirle cansado.

- Nuestro padre no eran tan cruel antes, o eso me dijeron. No hasta que perdió a nuestra madre.

- ¿Su madre?- Kardia le ayudo a acomodarse mejor en el sillón.

- Nuestra madre se llamaba Lugonis, era una vampiresa hermosa, según nos cuentan, no la conocí: murió en el parto. Un embarazo gemelar de una vampiresa es más peligroso que el de una humana, son muy pocas las veces que sobreviven, y ella no corrió con esa suerte- tapo sus ojos con un brazo-  Zaphiri nos culpo a nosotros por matarla, ella era la única mujer que amo de verdad, y al perderla se convirtió en lo que conocen hoy.

- ¿Porque es más peligroso?

- Supongo que Camus debió decírtelo alguna vez Milo, somos vampiros desde el vientre ¿De qué crees que nos alimentamos en él?

El silencio los rodeo. Ambos sabían que perder a un ser querido puede cambiar a las personas pero ninguno imagino que a ese extremo.

Un sonido proveniente de la habitación llamo su atencion, Milo corrió para ver si Camus reaccionó. Lo encontró sentado en la cama, estuvo apunto de acercarse pero sus ojos rojos se clavaron en su persona, en ellos se reflejaba su sed de sangre y él se veía como la victima perfecta.

🔥

Va a correr sangre, pero no la de Milo.

ScorpioNoMilo.💕

Cacería.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora