Epílogo.

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Zaphiri pudo ver en los ojos de ese niño un gran deseo de acabar con su vida con sus propias manos, sintió como cortaba su cabeza y como un estaca atravesó su corazón. Su cuerpo al caer  se golpeo fuerte con el suelo, también pudo sentirlo. Si ese intiento de  lobo creía que se dejaría matar estaba muy equivocado, aun tenia suficiente fuerza para regenerar su corazón y tratar de recuperar su cabeza.

¿Para que hacerlo?

Estaba seguro que de intentar sobrevivir ese chico volvería a enfadarse incluso mas que ahora, terminaría de matarlo de la forma horrorosa que se merecía.

Entonces, ¿Por qué?

Si su mayor deseo se escaparía por entre sus dedos, esa bella mujer no volvería a sus brazos como siempre deseo, ni siquiera estaba seguro si la sangre de esos tres en verdad serviría. Siempre fue una teoría que esperaba funcionara y pudiera traer a su amada rosa de vuelta a la vida.

Sin embargo las preguntas que le hizo ese rubio en la celda quedaron dando vueltas en su mente; era muy obvio que Lugonis no perdonaría todo el daño que hizo, todo lo que maltrato a sus hijos, a los que debió amar como la amaba a ella, no culparlos de su muerte, si lo único que hicieron ellos fue nacer.

Peor aún, con sus propias manos le arrebato la vida al mayor de sus mellizos, en ese momento sintió una mezcla de adrenalina que no lo dejo pensar, ahora la culpa lo ataca a él.

Mejor seria dejarse morir, ya no luchar. Dejar esta mundo que su existencia solo daño. Con su muerte, sus hijos le seguirían solo los convertidos se salvaría de esa masacre, aunque no duraran mucho tiempo sin que alguien los guíe.

Es mejor así, ya no podía dañar a nadie más.

~•~

Después de una larga caminata, lograron salir del nido con menos heridas y bajas de las que creyeron que habrían, aun con la duda de saber como estarían Kardia y Lemur. Los dos tienen experiencia en batalla, los dos son capaces de cuidarse solos pero con Zaphiri nunca se sabia, Milo hasta pensaba que podía llegar a revivir o a hacerse el muerto.

- Yo volveré al pueblo, este chico necesita ayuda medica, nos vemos.

Aioria se fue con el chico rubio entre los brazos. Los rayos del sol comenzaban a notarse en el horizonte dándole la bienvenida a una nueva mañana. Tanto Krest como Camus se sentaron en una pared, el primero sin saber que sentir, su libertad estaba muy cerca, después de casi cinco años de sufrimiento volvía a ser libre de nuevo, ya volvería a preocuparse por su vida o la de sus niños otra vez, pero ¿A que costo?

Ahora mismo uno de sus hijos arriesgaba su vida, el otro intentaba aguantar el impulso de entrar de nuevo al nido en ayudar de su hermano menor, y al joven pelirrojo a su lado le esperaba un cruel destino solo por ser hijo de líder de ese lugar, solo por ser un sangre pura.

Las luz del sol comenzó a llegar a sus cuerpos, supo lo que pasaba por la mente de Camus al no ver reacción alguna ante eso, se sintió culpable pero la sonrisa de alivio que el vampiro portaba le dejo en claro que eso era lo que quería que pasara.

- Milo.- llamo a su hijo mayor apenas susurrando, cuando estuvo a su lado lo tomo fuerte de una mano para que lo ayudará a levantarse y aprovechar de decirle algo más- no lo dejes solo.

Milo al principio no entendió, supo lo que pasaba cuando vio con sus propios ojos como Camus disfrutaba de la luz del sol que bañaba su cuerpo. Asintió a su padre, se acerco al vampiro sin saber que hacer en verdad. Llevaba muy poco tiempo de conocerlo, con suerte unos dos meses, tres a lo mucho, aun así en ese corto tiempo despertó sentimientos en el que no sintió con ningún otro.

Se sentó a su lado. Iba a abrir la boca para hablar pero el otro le gano.

- Me hubiera gustado pasar mas tiempo contigo.

Dijo sin abrir los ojos, pero recargando su cuerpo en el de Milo el que solo pudo abrazarlo para hacerle saber que no esta solo, y que se quedaría con él hasta ese indeseado final llegue. Ninguno de los dos dijo algo por unos instantes, hasta que Camus se quejo de dolor, uno que sintió cada vampiro puro.

- Mi padre murió... no me queda mucho.

- Como desearia que no fueras hijo suyo.

- Que egoísta.

Esos ojitos rojos lo miraron con cariño, uno que en toda su vida solo pudo darle a Dégel, el que partió  antes que él y era seguro que lo esperaba junto a su madre en alguna parte. Despacio entrelazo sus dedos con los del cazador, el que resistía las ganas de llorar. Quería reir, nunca sintió por nadie mas lo que siente por ese hombre rubio, por ese cazador que en un principio quiso matarlo, que le dedicaba miradas de odio, miradas que ahora son completamente  distintas, le demustran un cariño demasiado grande.

- Por ahora déjame serlo, quiero que te quedes conmigo maldita sea.

- Mi padre no podía seguir con vida, y nosotros tampoco. Hicieron lo correcto.

Su cuerpo comenzaba a congelarse por culpa del sol y de la muerte de Zaphiri, pero estaba bien es lo que desde muy pequeño quiso y no tuvo las agallas de encontrarlo solo. Solo podía mover su mano derecha, con la que atrajo el rostro de Milo al suyo, el que ahora si dejo caer sus lagrimas al ver como perdía su vida frente a sus ojos sin que pudiera evitarlo.

Unió sus labios con los del cazador. No tenia tiempo como su mellizo para dejarlo algo hecho por él. Un beso bastaría uno que demostraba todo lo que logro hacer sentir a su corazón. Cuando se separaron lo miro directo a los ojos.

- Espero verte otra vez.

En ese mismo instante su cuerpo comenzó a desaparecer. Su vampiro dejaba esta vida.

Kardia salia del nido justo para ver ese momento,  para escuchar e llanto de su hermano, uno que el mismo soporto por la partida de Dégel. Lemur lo seguia le costaba caminar, por ser un media sangre e hijo de Zaphiri  la muerte de ese vampiro también se llevaba la mitad de su vida, no sabia cuanto tiempo le quedaba, y mucho menos se espero que Saga lo abrazara con el cariño de antaño.

Krest sabia que muchas de las cosas que pasaron en parte son culpa suya, él ayudo a escapar a Camus esa noche sin pensar que las cosas terminarían así. Sin embargo una parte suya estaba feliz, sus niños conocieron personas maravillosas que el destino les arrebato de forma cruel, dejando la esperanza de volver a verse en otra vida, tiempo y lugar.

Esperaba con todas sus fuerzas que eso sucediera. Ahora solo restaba disfrutar de estar de nuevo con sus niños. Vivir por los que se fueron.

🔥

¿Termino?

¡Termino! 😭

Las historia mas larga que he escrito en mi vida llega su final, uno triston que tenia planeado desde que comencé a escribir esta cosa rara.

¡Les agradezco mucho por leer esta locura! Por acompañarme en cada uno de los capítulos 😭💕

los extras los estaré sacando en unos días 😉

¡Los amo mucho! 💕

ScorpioNoMilo.💕

Cacería.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora