Cacería.

30.

Desde su "celda" Podía escuchar las risas de euforia de alguien, lo más probable es que fuera una pelea o un castigo, y la victima no pudiera defenderse o se burlara de quien debía intimidarlo, por alguna extraña razón creía que era lo segundo lo que pasaba, podía escuchar golpes y hasta insultos, nombres de personas que vio morir en manos de los vampiros desde que estaba encerrado en ese lugar.

- ¿Que esta pasando?

Trataba de forcejar con las cuerdas que lo amarraban a la cama desde las muñecas. Cuando despertó de nuevo en ese lugar del demonio solo pensaba en escapar otra vez,  ¡Su vida no le interesaba! Sus hijos eran mucho más importante. No se quedaría quieto hasta saber que están libres de todo peligro, que Zaphiri no pudo dar con ello o que ellos mismos no seguían con la estúpida idea de venir a rescatarlo.  Se canso de tirar, esos nudos no eran tan frágiles como parecían. Apoyo su cabeza sobre uno de sus brazos, ya no contaba con las mismas fuerzas, la perdida de sangre a la que fue sometido se las quito todas,  quería llorar solo de la impotencia de saber que era un maldita carnada para sus niños.

- Flourite, por favor ayúdame. Ya no sé que hacer.

Le rogaba por ayuda y fuerza a su amada mujer en el cielo, a esa rubia preciosa que le dejo a dos terremotos que quería como a nada, por quienes seria capaz de dar su vida dos veces o más de ser necesario. Apretó los puños, o eso intento. Zaphiri  le dijo en más de una oportunidad que tanto él como sus hijos son descendientes de lobos, su fuerza y poder correr por sus venas, la que para su mala suerte no sabia como despertar.  Milo ya lo había hecho, de alguna forma pudo hacerlo, confiaba que Kardia también lo haría en poco tiempo, ¡El también debía hacerlo! No para darle ese poder a el bastardo que lo tiene cautivo sino para escapar de esa prisión, acabar con el vampiro que tanto odia.

- Krest.

Ni siquiera se digno a mirar a Itia, sabía que ese hombre solo le diría que se arriesgaba demasiado sin razones.

- ¿Que quieres?

- No te desquites conmigo.

- ¿De nuevo eres mi niñera?- eso salio de su boca de forma agresiva.

- Tal vez, soy el único humano aquí aparte de ti, Zaphiri no confía que otro vampiro  no quiera robarle tu sangre.

¿Robarle? Quiso gritarle en la cara que esa sangre es solo suya, que nadie tiene derecho a quitársela, a usarla como alimento o lo que fuera. Decidió ignorarlo, no le respondería a nada de lo que dijera, ignoro cada intento que tuvo por alimentarlo, prefería morir de inanición a que Zaphiri volviera a morderlo.

- Krest, ¡No te comportes como un niño! No eres el único que la pasa mal aquí, ¿Lo sabias?

- ¡Ya lo sé maldita sea, ya lo sé!- la paciencia se le acabo en ese mismo instante, ya no tolerará nada más- ¿¡Acaso sufres lo mismo que yo!?, ¡La desesperación de saber que no eres más que una puta, y una puta carnada para tus hijos!, ¿¡Que ese maldito vampiro en cualquier momento puede aparecer para beber tu sangre hasta dejarte seco!?, ¿¡Soportar a un idiota que ya se resigno a esa vida solo porque el maldito que lo tiene lo "trata bien"!?

Itia solo pudo mirarlo más que sorprendido y asustado, había escuchado rumores que le contaba Gaterguard de que Zaphiri mantenía a Krest con vida solo por el poder oculto que este tiene, nunca creyó que lo vería con sus propios ojos, que la rabia y la frustración seria capaz de hacer salir todo esa energia milenaria.

- Tu cara me dice que no, ¡Déjame en paz!

Krest no se dio cuenta de nada, no noto los colmillos afilados que le aparecieron, los que eran muy distintos a los vampiricos, no pudo ver el momento en que sus ojos azules brillaron de un fuerte color ámbar, ni mucho menos el instante en que pudo soltarse de las amarras que lo mantenían quieto.

Por unos segundos solo se escuchaba la pesado respiración del castaño. La furia se le iba a calmando pero no quería decir que se quedaría tranquilo o lloraría de nuevo.

- ¡Al fin!

La voz fuerte de su captor se hizo escuchar. Zaphiri entro a pasos rápidos a la habitación, lo tomo con fuerza del rostro para mirar más que encantado la transformación que ese pequeño hombre tuvo.

- Este poder, al fin lo despertaste, ¡Estoy un paso más cerca de mi objetivo! Solo falta que aparezcan tus cachorros.

- ¡Y crees que te dejare que pongas una de tus asquerosas manos en encima de ellos!- sujeto con fuerzas las manos del vampiro frente suyo y de un tirón las aparto de su rostro- ¡Sigue soñando!

~•~

El plan ya estaba casi armado en su totalidad, faltan uno que otro detalle que de los que se encargarían Saga y Aioria. Tanto Camus como Dégel sabían lo que pasaría, lo que les pasaria de  tener éxito ese plan. Ambos sabían que no podían seguir perdiendo el tiempo, debían hacer algo antes de que se desatara esa locura, esa cacería.

- Kardia.- el mencionado dejo de comer una manzana que no sabia de donde saco para prestarle atención- acompáñame a cazar, el hambre no ayuda en una pelea.

Dégel se sintió más calmado cuando su cazador no le pregunto nada y se dispuso a salir al bosque. Le hizo una pequeña seña a su mellizo, la que Camus entendió en seguida al mismo tiempo que se ponía algo nervioso.

Cuando esta estaba algo alejados en el bosque lo sujeto de una mano, tomando por sorpresa al rubio.

- ¿Que tienes, Déggie?

- Tu sabes lo que pasara ¿Cierto? Cuando...

- No lo digas, no quiero ni pensarlo.

- Kardia, por mucho que lo niegues es lo que va a pasar tarde o temprano. - llevo la mano su pareja a su pecho, donde la sostuvo con fuerza y por largo tiempo.- Camus en este mismo momento debe estar hablando con Milo, no le dira nada de lo que tu sabes para no sumar más culpa sobre sus hombros. Y yo quiero...

- ¿Quieres?

Kardia solo pudo sentir los brazos de su amado pelirrojo abrazarlo con fuerza y cariño, correspondió con la misma intensidad. Se quedaron así, disfrutando del calor del cuerpo contrario, hasta que Dégel decidió hablar. Separándose del cuerpo de su cazador solo un poco, le susurro.

- Ámame por ultima vez.

🔥

¡Que Zaphiri tema por su vida desde ahora!😃

La ultima frase casi me hace llorar 😭

ScorpioNoMilo.💕