Draco Malfoy - Dramione (TERMINADA)

10. Guardando secretos

CAPITULO 10

POV HERMIONE

La bruja contempló el techo, el suelo mojado, las paredes blancas. Los minutos pasaban y él no volvía a despertarse, y nadie parecía darse cuenta que ellos no estaban, como para salir a buscarlos y encontrarlos.

Hermione estaba nerviosa, ya había intentado limpiar la herida y curarla, pero nada parecía funcionar. Todos sus hechizos parecían rebotar contra una pared invisible. Excepto mojar la herida con agua. Estaba limpia ahora, pero seguía hinchada y rosada la piel a su alrededor.

Y la curiosidad también crecía en su interior. ¿Cómo Draco Malfoy se había hecho semejante herida? ¿Había sido acá o en su casa?

Había notado ya que llevaba extraño desde que había llegado. Cuando habían quedado trancados en el tren su comportamiento fue de lo más extraño. Y realmente parecía exhausto, tanto aquel día como ahora.

—  No lo hagas — de repente una voz ronca interrumpió sus pensamientos.

Era él, volvía a despertar y la observaba muy atento.

—  Tengo que curarte, de lo contrario la fiebre no va a bajar — devolvió Hermione

 — Está hechizada. La magia no funciona — explicó él.

La comprensión amaneció en la cara de Hermione. La bruja abrió la boca para decir algo, la pregunta que seguía dando vueltas en su mente desde que había visto ese tajo, pero el comenzó a temblar tiritando de frío.

— ¿Por qué está tan frío acá? — Cuestionó abrazándose un poco más a su propio cuerpo.

—  No está frío, estás con fiebre — corrigió Hermione y se acercó a Draco, instintivamente lo envolvió con un brazo, a modo de atraerlo un poco más hacia sí.

Debería estar realmente muy mal, pues el rubio no reaccionó, protesto o cualquier otra acción que podría llegar a tener en el pasado. Por increíble que parezca reclinó su cabeza contra el hombro de Hermione y respiró hondo.

La Gryffindor acarició la frente de Draco, quitándole unos mechones rubios mojados del lugar, para poder palmar la zona y sentir la temperatura. No había bajado en absoluto.

— Por Merlín, que nos encuentre alguien — rogó a nadie en particular, pero con mucha fe. Temía que si seguían así Draco no iba a bajar nunca de temperatura.

Los minutos pasaban como agua, y nada parecía cambiar. Hermione seguía mojando ocasionalmente la herida, y había convertido el agua en hielo para colocarla en la frente del chico. Al principio Draco había temblando aún más, pero ahora ya permanecía quieto, parecía no estar consciente de nada.

—  Bellatrix — susurro, en voz casi inaudible, pero Hermione lo tenía tan cerca que le sería imposible no oírlo.

—  ¿Ella hizo esto? — Preguntó pues necesitaba una confirmación real. Draco se limitó a asentir con la cabeza.  — ¿Por qué?

El rubio sonrió a desgana.

— Mí tía no necesita muchas excusas para hacer lo que quiera —  replicó con voz suave, pero firme.

Hermione permaneció en silencio. No dudaba que la bruja más despiadada que conocía fuera capaz de hacer atrocidades como esa. Pero ¿por qué a Draco? ¿Qué había hecho para ganárselo? Tenía tantas dudas, pero sabía que no debía preguntar, no era de su incumbencia, y hace menos de unas semanas ellos eran enemigos. No es como si ahora fueran amigos como para contarse sus problemas familiares.