44. La voluntad de otros

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44. 

La voluntad de otros


No podía respirar, se ahogaba con sus sollozos, mientras intentaba contenerlos. Había insonorizado la habitación, pero aún así no quería hacerlo. No quería llorar por esa bruja que no conocía, no quería ser débil, pero no pudo contener el dolor que sentía y rompió en llanto aferrado a su propio cuerpo, apoyado contra la puerta del baño. Con sus manos temblorosas soltó su varita, del mismo modo que soltaría un arma homicida empapada en sangre, y la arrojó lejos.

Se tapó la boca para evitar escuchar los gritos que salían de está. No quería recordar lo que había hecho. Estaba seguro que la imagen de la chica muerta sobre el suelo de la mansión jamás saldría de su mente. Sus ojos suplicando por otra opción, cuando ella ya había aceptado su muerte, consciente de que no había nada que él podría hacer. El egoísmo de elegirse a él mismo por arriba a esa chica que nunca terminaría de superarlo.

— Realmente lo siento, lo siento mucho.. — sollozo y se disculpó con la bruja como si ella pudiera oírlo, aún reviviendo el momento en su mente — no quería hacerlo... — continuó con su voz rota, mientras las lágrimas bajaban por su rostro sin cuidado. — no quería..

De golpe eliminó la distancia que lo separaba del wáter y arrojó lo poco que había logrado comer en el día. Hizo dolorosas arcadas hasta que el cuerpo entero le dolía. Y podía jurar que se quedaría dormido agarrado al wáter cuando unos fuertes golpes lo interrumpieron.

— ¡Draco! se que estas ahí, tienes que salir. ¡AHORA! — era Bellatrix, del otro lado de la puerta que golpeaba sin parar.

El rubio se puso en pie y buscó por el lugar su varita que había arrojado sin cuidado. La encontró en una esquina y la agarró entre sus dedos largos y fríos, tratando de controlar los temblores. Se paró frente al espejo y analizó la decadente imagen que tenía ante sí. Estaba despeinado y ojeroso. Con un rápido movimiento de varita se limpió y acomodó su pelo. Respiro hondo un par de veces hasta construir sus muros mentales. Quien le devolvió la imagen en el reflejo era un hombre sin alma, sin sentimientos.

Cuando salió del baño se encontró a Bellatrix jugando con su daga favorita. La bruja le dedicó una miranda fría y caminó hasta él con detenimiento. Se detuvo a su lado y pasó la punta del cuchillo por su cuello. Draco no se movió, siquiera pisco los ojos. Permaneció clavado en el suelo, ajeno a lo que sea que su loca tia pretendía.

— Quítate esa túnica y esa ropa. Te pondrás está — apunto con la daga a su cama, donde descansaba un traje y una túnica, y además de eso una horrible máscara que cubriría su rostro por completo. — ¿Qué esperas? — gruñó Bellatrix.

— a que te vayas — devolvió el, sin quitar ojo de la máscara pero sin demostrar miedo. Sabía que en el nido de serpientes en el que estaba, el miedo sería su perdición.

— no voy a ir a ningún lado, sobrino. Ahora, quítate esa ropa, no me hagas repetirlo — espeto, volviendo a apoyar la daga en su cuello.

Draco suspiro, pero hizo lo que le decía. Comenzó a desvestirse bajo la atenta mirada de su tía, que analizaba cada parte de su cuerpo sin discreción. Una vez estuvo solo en boxer procedió a colocarse la ropa que descansaba arriba de la cama. Y por último la horrible máscara.

Con dedos temblorosos la tomó entre sus manos y la observó. Era plateada, y apenas tenía espacio en la boca. Parecía imposible respirar con ella.

— no podré respirar con está cosa — se quejó, apuntando con ella a su tía.

— Claro que podrás. No seas cobarde. Ahora, ponte eso que solo esperamos por ti. — exclamó ella poniendo sus ojos en Draco.

Draco Malfoy - Dramione (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora