34. LA HABITACIÓN DE HERMIONE

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34. LA HABITACIÓN DE HERMIONE


Hermione se despertó horas después, miró a su alrededor y se descubrió sola en esa horrible habitación. Draco se había ido, y como era habitual la había dejado con mil dudas.

¿Qué había pasado ayer? No tenía idea de cómo había llegado a besarlo, o por que sentía la necesidad de hacerlo. Pero lo había hecho, y lo hecho, hecho estaba. Aunque se sentía un poco mal por eso, había sido impulsiva cuando él estaba pasando por asuntos delicados y problematicos.  Y que él se hubiera marchado no ayudaba a mitigar su preocupación. 

La bruja dejó la habitación y se dirigió a su casa. Temía perderse la primera clase así que solo se cambió de ropa y recogió sus libros. En cuanto entró en el salón varias miradas se pusieron ella, incluyendo la de Harry y Ron, que no dejaba dudas de que estaban con la pregunta a nada de salirse de sus labios.

Pero ella no les prestó atención. Su mirada viajó casi al instante a una melena rubia.

Draco estaba allí, entre su grupito de amigos, pero trató de ignorarlo tanto como le fue posible.

— ¿Se puede saber en dónde has dormido? — cuestionó Ron, claramente molesto — Ginny nos ha dicho que no ha sido en la habitación.

Hermione sintió ganas de gritar. ¿Es que Ginny no podía mentir por una vez?

— ¿Hermione...? — llamó Harry.

— Estoy prestando atención a la clase, deberían hacer lo mismo — les dijo, tratando de sonar tranquila y no nerviosa como se sentía.

El resto de la clase transcurrió con absoluto silencio por parte de sus amigos, pero con muchas miradas. Parecían querer leerle la mente con los ojos. Y eso le recordó que se suponía que debía seguir con las secciones con Draco. Él esperaba que ella se rindiera, eso había quedado bastante claro, pero después de lo que había pasado entre ellos, no estaba muy segura de qué esperar del rubio. Él había confiado en ella y le había mostrado aspectos de su vida que estaba segura no muchos conocian. Puede que lo hiciera con las intenciones de repelerla, pero lo había hecho, y ella en lugar de ser un puerto segro, una confindente, había intentado besarlo, probalmente en el peor momento de la historia. 

Quizá pasaba a ignorarla completamente.

En cuanto se les autorizó a dejar la clase Hermione se levantó de la mesa, y Harry y Ron hicieron lo mismo, solo que no la esperaron. Se fueron del salón sin siquiera dedicarle una última mirada. En cambio, Draco pasó a su lado y se detuvo levemente.

— Al mediodía, sala de los menesteres. — susurró en tono tan bajo que ella podría haber dudado de que había hablado si no lo hubiera hecho tan cerca de su rostro. No la miró, no comento nada más.

Tras soltar esas palabras se marchó junto a los demás slytherin, que no se percataron de su intercambio.

Hermione suspiró. Sus mejores amigos no la hablaban, y en cambio Draco, a pensar de lo que había pasado, quería seguir viéndola.

***

A la hora del almuerzo Hermione caminaba con pasos apurados por los pasillos de Hogwarts.

Había decidido no ir.

No sabía qué decirle o cómo decirle cualquier cosa. No había una explicación válida para lo que habían hecho, para lo que ella había hecho.

Pero algo estaba claro, tenía que enfrentarlo.

Habían acordado algo y estaba dispuesta a cumplirlo. Así que decidió ir.

Draco Malfoy - Dramione (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora