33. ATRAÍDO POR UN IMÁN

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33. ATRAÍDO POR UN IMÁN


— No sé si esto es una buena idea. — dijo Hermione, paseándose por el lugar. — Creo que deberíamos buscar otra forma. Y sé que hicimos un trato, que estuve de acuerdo con eso pero...

Draco, que estaba sentado sobre el sofá de cuero blanco, se estiró y agarró la muñeca de la morocha para obligarla a detenerse. Hermione estaba cambiando de un lado al otro frente al rubio, en el corto espacio que había en esa habitación minúscula que se les había presentado.

— Sé que puedes hacerlo — la miró con esos ojos plateados intensos, tratando de infundir coraje.

— ¿Crees que eso es lo que me preocupa? — interrogó Hermione, que se había detenido frente a él y le devolvia la mirada.

Draco la soltó, y se reclinó en el sofá, mirándola con curiosidad.

— Claro, ¿qué más sería? — preguntó, realmente curioso.

Hermione se acercó de golpe, dejándose caer a su lado en el sofá, y soltando el aire que había estado reteniendo en sus pulmones.

— Tú — espetó de golpe, ante la sorpresa del Slytherin, que realmente parecía descolocado ante esa revelación.

Draco arrugó la frente, pero no dijo nada. Hermione, en cambio, sostuvo la mano del rubio entre las suyas.

— T-temo hacerte daño — comentó por lo bajo. Había leído lo suficiente para saber que no sería fácil para él. Todo lo contrario. Sería doloroso y por momentos paralizante. Ninguno de los doce libros que había logrado consultar pasaba por alto las consecuencias.

Draco acarició la piel de Hermione, curioso con que fuera tan suave al tacto. Pero retiró su mano de golpe, sorprendido con la proximidad y con su propia reacción.

— No lo harás — afirmó, sonriendo levemente.

En realidad sabía que Hermione era una bruja muy poderosa, y no sería fácil tenerla invadiendo su mente, pero también sabía que necesitaba todo lo mejor si quería oponerse a su tía, que también era muy poderosa.

— Bien — respondió Hermione no muy convencida, y se puso en pie, frente a Draco.

El rubio asintió, y relajo los hombros. Sabía lo que tenía que hacer, y esta vez estaba preparado, no como cuando su tía lo visitaba de sorpresa.

— Hagámoslo — dijo ella, más para sí que para él. Luego tensó los hombros y apuntó su varita. — Legeremens — susurró la joven bruja.

Draco abrió los ojos de golpe cuando sintió la fuerza externa queriendo entrar a su mente. El dolor de cabeza fue lo primero que advirtió, pero luego estaba ese crujiente dolor que se extendía por su cerebro, como un gusano que se movía por las terminaciones nerviosas. Abrió la boca con desespero, buscando aire.

No podía respirar.

Trato de concentrarse, primero trato de pensar en algo blanco pero todo lo que conseguía era darse cuenta de cómo su mente era invadida. Y fue tan rápido que siquiera le dio tiempo de entender que estaba dejando ver, que parte de su vida estaba a la vista de la Gryffindor.

Era la primera vez que Hermione entraba en la mente de alguien, y también sería la última. La cara de sufrimiento de Draco era suficiente para saber que nunca más lo haría.

Y luego sus recuerdos.

Era extraño, pues se sentía como moviéndose por un pequeño túnel, por el cual se deslizaba sin problemas, con un recorrer de imágenes a su alrededor. De repente centraba la mirada en algo y esa imagen era un vídeo que se le mostraba muy lentamente.

Draco Malfoy - Dramione (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora