39. La visita inesperada

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39. La visita inesperada

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Estaba tendido en la cama cuando ella entró. Bellatrix se deslizó por la oscuridad, cómo si fuera parte de ella. Se acercó sigilosamente a donde él estaba y comenzó a dibujar patrones con la punta de su varita sobre el pecho del chico.

— Mejor será que te quites esto, no creo que lo necesites. — dijo, sabiendo que él estaba despierto. Podía sentir su corazón alocado golpearse contra su pecho.

— Bellatrix… por favor… — intento rogar, siempre lo hacía. Pero contuvo las lágrimas, ya que sabía que eso la enfadaría más que nunca.

— ¡Sacatelo, ahora! — gruñó ella cinchando la prenda.

Draco se la quitó con rapidez, quedando sentado en la cama, con el pecho descubierto.

— Ahora… —canturreo serena, con su voz áspera y arrastrada — ¿Cómo va a ser? ¿Tendré que usar el imperius o te comportas como un Malfoy? — su voz era estridente mientras se subía a la cama, deteniéndose a las espaldas de él, y rozando sus uñas por su piel blanca.

Draco no emitió palabra, sabía que el silencio era su mejor opción.

— buen chico. — lo felicito Bellatrix, ascendiendo a un lado de la cabeza de Draco para entretenerse con su cuello. Beso y mordió, hasta que un fino hilo de sangre bajó por su torso desnudo hasta su regazo.

Draco se mantuvo firme, con los puños apretados al lado de su cuerpo, su respiración tan suave como logro. No sé humillaría rogando por piedad, siquiera le diría que se detuviera. Cerró los ojos, bloqueando cualquier sentimiento que estuviera queriendo salir a la superficie.

Cuando volvió a abrir los ojos, un manto gris oscuro estaba sobre ellos. Ya no sentía nada, siquiera físico o emocional.

Dejó que su tía tocará su pecho, besara su cuello. No protestó cuando quitó sus pantalones y los arrojó lejos. No se inmutó cuando cincho su cabello para tener mejor acceso a su barbilla. Permaneció sentado tanto como ella quería, y cuando se lo ordenó, se reclinó en la cama.

Sentía su risa escandalosa, sus manos tocándolo por todas partes, cinchando, lastimado. Pero era como si no fuera su cuerpo, y él un mero espectador.

Apenas noto cuando Bellatrix se sentó sobre su regazo y lo obligó a entrar dentro de ella. La bruja se mecía de un lado a otro, sus oscuros mechones subiendo y bajando a su ritmo mientras acompañaban el movimiento de sus caderas.

Bellatrix continuó sin detenerse por lo que parecieron horas. Cada tanto, cansada de su inexpresividad le propina algún que otro golpe, le arañaba la cara o el pecho hasta que la sangre brotaba, roja e intensa.

Le susurraba algo al oído, que él bloqueaba sin muchas dificultades. La oscuridad de la habitación era todo lo que podía sentir. El suave movimiento de las cortinas debido a la ventana abierta, a veces captaba algún que otro rizo de Bellatrix cuando se acercaba demasiado a su rostro.

Ella, luego de lo que parecieron horas, cayó sobre él, su peso aplastando sin piedad. Su respiración agitada, brusca.

— espero que mejores para la próxima vez. De lo contrario me veré obligada a obligarte. 

//

En cuanto ella se fue, Draco se mantuvo tal cómo estaba. Era apenas vagamente consciente de su respiración, del subir y bajar de su pecho. No podía decir exactamente qué le dolía, pero había algo que no estaba bien. Se dió cuenta con tardanza que estaba llorando en silencio, con finas lágrimas cayendo por el costado de su rostro, dejando un rastro húmedo hasta las sábanas.

Draco Malfoy - Dramione (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora