Draco Malfoy - Dramione (TERMINADA)

4. Alerta

— Estoy exhausto — había dicho él y había cerrado los ojos de nuevo, para entregarse a un profundo sueño.

Realmente se veía horrible. Además de más blanco de lo habitual, dos lagunas negras surcaban bajo sus párpados. Y su siempre perfecto pelo se veía desprolijo y descuidado.

Se había dormido a unos centímetros de ella, y parecía totalmente vulnerable. Como un niño que en sus sueños es totalmente inocente y ajeno a todo lo demás.

Hermione no entendía nada. Primero había entrado en el compartimiento equivocado, en el que justo estaba su archienemigo Draco, con los ojos cerrados, reclinado en el sofá. Luego habían quedado trancados juntos y este había tenido un ataque de rabieta contra la puerta. Y luego se había quedado dormido, como si la batería se le hubieran descargado de un momento a otro.

La muchacha suspiró y se reclinó en el asiento. Según sus cálculos le quedaban algunas horas, y no podía ir a ningún lugar.

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Draco se despertó de golpe y abrió los ojos sin moverse. Sabía dónde estaba y con quién.

Giró la cabeza y vio a la sangre sucia totalmente dormida, apoyada en el vidrio. Tenía la boca levemente abierta y el cabello le caía ondulado a ambos lados del rostro.

El rubio se sentó en el asiento con cuidado de no hacer ruidos y se puso en pie. La puerta ahora estaba reclinada, y se apresuró a acercarse y salir del lugar. No podía permanecer en el mismo lugar que Granger siquiera más un segundo.

Recorrió los pasillos y corroboró que ya todos se habían bajado. Nadie estaba en el tren, lo que en cierto modo era un alivio. No quería que nadie se enterara que había compartido el mismo aire que la Gryffindor.

Aunque debía reconocerlo, no había sido tan malo como cabría esperar, al menos había dormido sin pesadillas.

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Draco había deseado irse a su habitación ya, pero cuando llegó al Gran comedor se encontró con que todos sus compañeros estaban ahí, abriendo paso al proceso de selección de los nuevos, para luego pasar al discurso de Dumbledore, la presentación de los nuevos docentes, y teniendo en cuenta el estado actual, también un discurso motivacional, por lo que de mala gana se encaminó a su mesa y se sentó al lado de Vincent y Gregory que le dieron una mirada curiosa, la cual Draco ignoro totalmente. No tenía que darle la menor explicación a esos tontos. 

Justo cuando levantó la cabeza la vio entrar. La chica Granger caminó tratando de pasar desapercibida, pero a juzgar por su tardanza, no fue para nada posible. Varias miradas curiosas se posaron en ella, incluyendo la de sus amigos, que tal como lo vio Draco, no perdieron tiempo en hacerle un interrogatorio, aunque en susurros. Por un momento se pregunto que estaba respondiendo. Sería interesante escucharla contar que se había quedado dormida con él, y más interesante sería ver al colorado ponerse aún más colorado. 

Draco contuvo una risa de diversión cuando la mirada de la sangre sucia se puso en él. Ella lo estaba mirando con desprecio. Seguro no se había tomado muy bien que se fuera y no la despertara. Como si eso fuera a pasar.

Durante todo el tiempo que duró el reingreso a Hogwarts, en lo único que Draco podía pensar era en lo diferente que sería todo este año.

Lord Voldemort ahora era una amenaza real, que estaba esperando el momento oportuno para atacar. Sus padres habían elegido un bando, y a él le correspondía lo mismo. De un modo o de otro estaba condenado a una elección que nunca había sido suya.

El ruido del chillar de las mesas y las sillas moviéndose lo trajo de nuevo a la realidad. La primera etapa había terminado.

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