71. Preparaciones

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Las clases ya habían terminado, en el castillo el aire navideño era cada vez más notorio junto a la fría brisa que estaba pegando desde hacía días. Me encontraba caminando hacia el despacho de mamá, hacía tan solo unas horas, Shrill había aparecido en medio de una pequeña guerra de nieve con una carta de ella especificando que quería verme por lo que, como buena amiga, después de lanzarles una ventisca nevada a los chicos, me fui corriendo para, en estos momentos, estar tocando la puerta del despacho de mamá.

– Pase – se escuchó decir a mamá. Agarrando el picaporte empujé la puerta, miré a mamá quien estaba sentada en su escritorio, ambas nos sonreímos y luego cerré la puerta.

– ¿Pasó algo mamá? – pregunté tranquila mientras me acercaba a la silla enfrente de ella.

– No por el momento – dijo concentrada observando algo dentro de una caja con sus anteojos puestos, la miré extrañada.

– ¿Entonces quieres pasar tiempo de calidad conmigo? – comenté mientras movía mis cejas, mamá levantó la vista y me alzó una ceja como diciendo: ¿enserio, Torum? Por mi parte le sonreí como si no hubiera matado pero ni un doxy, ella solo rodó los ojos, luego puso la caja en el escritorio y me miró con un semblante soñador. Era la primera vez que veía esa expresión en su rostro por lo que fruncí el mío.

– ¿Estás bien mamá? – soné bastante dudosa porque después de eso, ella negó sonriéndome amablemente.

– Cada vez creces más rápido – comentó con un suspiro – en un par de días irás a tu primer baile, en unos meses darás los TIMO's y cuando menos me lo espere estarás realizando los EXTASIS – decía con un aire soñador, lucía nostálgica y melancólica, pero tambien se veía tranquila y feliz – estoy muy orgullosa de ti, Torum – le sonreí.

– Y yo estoy orgullosa de ti mamá – le guiñé el ojo, ambas sonreímos enormemente y luego nos dimos un abrazo, segundos después de este, mamá tomó en sus manos la caja y me la tendió.

– No te preocupes, es de tu talla.

Al decir aquello, la miré curiosa mientras tomaba la caja en mis manos y ojeaba el contenido, abrí mi boca en una enorme 'o' al ver el poco de tela pulcramente doblado y chillé aún más al comprender que lo que tenía en mis manos era lo que usaría para el baile, puse la caja en el escritorio y me le tiré encima a mamá, ella soltó exclamaciones de asombro conmigo y luego me abrazó muy fuerte.

– Gracias, gracias, gracias – decía una y mil veces, mientras que ella se reía y pasaba su mano por mi cabello.

– Espero que hayas disfrutado de tu sorpresa, Torum – escuché la voz de padrino y me volteé para verlo, estaba con su habitual túnica, sus gafas de media luna y una sonrisa, corrí hacia él sin dudarlo y me le tiré encima abrazándolo por el cuello.

– ¡Son los mejores del mundo! – Ambos soltaron risillas.

– Considéralo nuestro regalo de Navidad por adelantado – dijo mamá guiñándome el ojo y sonriéndome. Le devolví la sonrisa y asentí encantada – bueno, no esperes mucho – tomó la caja y me la tendió – ve y pruébatelo.

Asintiendo enérgicamente corrí hacia la parte en donde mamá se cambia y me desvestí, tomé el vestido y me sorprendí al ver que era de dos piezas, pero todo era del mismo estilo, la parte de arriba tenía mangas con encaje azul que se extendía por toda la espalda hasta llegar al escote del vestido que era en forma de corazón y con una tela lisa azul solo para cubrir mis costados, el pecho y el estómago, y luego la enagua, esta era lisa sin ningún adorno con algunas capas para hacer una falda más voluminosa. Sonriendo me lo coloqué todo con mucho cuidado y luego salí para pedir ayuda con la parte de arriba, mamá agitó su varita y ya había quedado lista con el cierre que me dio batalla segundos antes.

La señorita Mcgonagall no es perfecta Donde viven las historias. Descúbrelo ahora