Treinta y cinco

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Unos días más tarde, de nuevo me llamo Sasha para salir a comer. No entendía como siempre podían salir, o tenían ganas de hacerlo. O simplemente ya no era divertido para mí.

Esta vez acepte, Armin me había dicho que debía dejar de correr y después de lo que había sucedido, supe que era hora de superarlo. No iba a seguir escapando de la situación.

Cuando llegue todos ya estaban ahí, me había quedado en mi auto 20 minutos tratando de calmarme y haciendo tiempo para no llegar primero. Cuando vi llegar a Levi con Eren, por fin me decidí entrar.

Vistiendo casual, llegué al estúpido bar donde ya estaban las cervezas sobre la mesa. Al parecer hoy no había niños a la vista, eso quería decir que todos iban a beber.

-Hola- Saludé llegando a la mesa

-¡Maldito caballo!- Fue lo primero que me dijo Sasha- Creí que de nuevo me dejarías plantada, iba a decirle a Connie que fuera a buscarte

-¿Yo?, ¿Estás loca?- Le respondió el confundido

-Calla, solo quiero amenazarlo- Respondió ella poniendo los ojos en blanco

Me reí de ellos cuando empezaron a discutir, tuve que agarrar una silla de otra mesa para poder sentarme con ellos. La mesa ya empezaba a llenarse de botella vacías. Se decidió que Annie sería la conductora designada, así que no bebería. Mientras todos hablábamos, mi mirada busco a Marco, al otro lado de la mesa. Mi maldita suerte había echo que quedara justo frente a el, así que era incómodo tratar de evitarlo.

No le hablé, aún así trataba de mantener la conversación entre todos. Varias cervezas después, algunos shots de tequila y muchos brindis por cualquier estupidez, mi boca empezó a sentirse más suelta. La risas se hicieron más fuertes y en algún momento, estaba hablando con Marco sobre un equipo de fútbol.

-No, no, no- Dijo sacudiendo sus manos- Te digo que no tuvo la culpa, el árbitro lo amonestó por una estupidesh

-No, se vio claramente como tocó la pelota- Mis palabras se arrastraron- ¡Armin!, Dile que tengo razón

-No se de qué hablan... Para empezar, ¿Qué es el fútbol?

-Cuando persigues la pelota y la pateas dentro de un cuadro- Respondió Eren- ¿O era una canasta?

-No idiota, eso es béisbol- Respondió Connie

-No, no, no- Volví a negar- No puedo creerlo, ¡Pregúntale a cualquiera y todos te dirán que tengo razón!

Mi ebria voz se escuchaba fuerte, Marco se levantó y golpeó la mesa con sus palmas, sus ojos se veían vidriosos y su lengua se enredaba cuando hablaba.

-No, sho teno rrazón- Dijo negando con fuerza- Siempre creesh que tienesh la rrazón

-Porrque siempre la tengo- Dije altanero

-Te puedo ashegurar que no, tú dijiste que nada saldría mal por eshtar juntos y miraaaa como acabo- O eso fue lo que entendí después de escucharlo- No teníash rrazón en eso

-Si tenía razón, tu fuiste el que... Se fue corriendo... ¡Yo tra~taba de hacerlo bien!- Me levanté y lo apunte con mi dedo- ¡Levi sabe todo!

Ambos lo miramos, el bebía su botella de cerveza mientras una sonrisa estaba en su rostro. Asintió hacia nosotros y nos apunto con ella.

-Si, yo tengo poder absoluto y me la pelan- Dijo- Yo se toda la verdad de lo que sucedió, ¡Pero nunca lo diré!

-¡No!, Tienes quee decirle, dile a Marco la verdad- Lo agarre del cuello de su camisa y lo sacudí mientras reía

Amargo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora