Catorce

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Cuando Marco llegó, ya había limpiado. No quería que el siguiera haciendo eso, no era su obligación. Me miro con sorprendido y después se rió y me dijo que comiéramos. Un suspiro de alivio salió de mi pecho, había estado nervioso y no sabía porque.

A partir de ese día, Marco empezó a convivir más conmigo, llegaba todos los días y preparaba algo de comer mientras yo limpiaba mi casa. Hablábamos de muchas cosas y poco a poco me fue contando sobre lo que pasó con los chicos. El sentimiento de culpa seguía muy presente, por todo lo que los hice sufrir.

El me tranquilizó diciendo que no era mi culpa y que después podría disculparme con todos. El siempre me consolaba con lo que necesitaba, lo cual agradecía. Le debía muchas cosas a Marco.

-Oye, ¿Y Matt?- Pregunté despacio. Marco detuvo todos sus movimientos y me miro con una sonrisa

-Esta bien, supongo- Dijo encogiéndose de hombros- No he hablando con el

-¿Por qué?- Pregunté presionando con cuidado- Iban a casarse

-Creo que no estábamos preparados para eso, así que decidimos darnos un tiempo- Dijo restándole importancia- Así que supongo que está bien, termina de comer

No pregunté más, era un tema del que no quería hablar así que no seguí presionando.

Horas después nos dimos cuenta que era demasiado tarde y Marco tenía que irse. No quería que se fuera, era difícil dormir cuando estaba solo, así que antes de que hiciera cualquier cosa le pedí que se quedará a dormir. Al principio se rehúso, pero lo convencí y acepto.

Y así empezó a quedarse más y más, al punto de que empezó a dejar algunas pertenencias en mi casa. No me había dado cuenta pero la presencia de Marco me tranquilizaba, me hacía sentir seguro. El silencio que siempre me rodeaba ahora era más acojedor.

-¿Cuando comenzarás a trabajar?- Pregunto un día

-En realidad podría pasarme toda la vida sin trabajar- Dije riendo- Pero se que debo hacerlo

-¿Regresaras a tu antigua empresa?

-No puedo regresar ahí, me despidieron- Respondí riendo- Llegué ebrio un día y golpee a dos compañeros, vomité y casi destruí una oficina

-¿Por qué?, ¿Que sucedió?, Estabas trabajando bien- Dijo sorprendido

-No soportaba estar ahí, de alguna manera, todos me miraban con lástima y no hacían más que recordarme lo que había perdido. Quería escapar de todo y... Paso eso

-¿Que harás entonces?- Pregunto

-No lo se, tengo tiempo para pensarlo- Respondí encogiéndome de hombros- ¿Te quedarás a dormir?

-No lo creo, necesito ir a mi casa de vez en cuando- Respondió riendo

-¿Por qué no te mudas?- Pregunté con seriedad- Sería más sencillo, podemos dormir en la habitación y las tareas las puedo hacer yo

-No creo que sea buena idea- Respondió negando y haciendo una mueca 

-¿Por qué?, ¡Es fantástico!- Dije poniéndome de pie con emoción- Por favor Marco, es una buena idea, podemos vivir juntos sin problemas

Era una increíble idea, tener a Marco aquí me haría estar seguro, estar bien.

-Pero... No lo sé Jean, es que...

-No lo pienses más, hagámoslo- Dije poniendo mi mano sobre su hombro- Vayamos por tus cosas, será increíble, dos hombres viviendo solos

-Si, increíble- Respondió con media sonrisa, dejo su comida a un lado y se puso de pie- Está bien, vamos a intentarlo pero no pienso dormir contigo, me muevo mucho cuando duermo...

-Mentira, te he visto dormir muchas veces y pareces una piedra- Dije mientras buscaba algo de ropa- ¡Vamos por tu ropa!

-¿Ahora?- Preguntó nervioso

-Si, mientras más rápido mejor- Agarre todas las cosas que necesitaba mientras el recogía su mochila- ¡Vamos!

Salimos de mi apartamento y pare el primer taxi que vi. Llegamos rápido, y subí de inmediato con el. Realmente estaba emocionado, pero lo que más me gustaba es que ya no tendría que estar solo.

-Jean, espera, no llevaré todo mi ropa- Me dijo en la entrada- Estás llendo muy rápido, vamos a intentarlo primero

-Esta bien, pero después vendremos por lo demás, te aseguro que será increíble- Dije agitado

Con un suspiro abrió la puerta. Tenía mucho tiempo que no venía así que me sorprendió entrar y ver qué estaba un poco sucio. Había varios zapatos en el suelo, y una montaña de trastes en el lavabo. Se me hizo raro ya que Marco siempre fue muy limpio y ordenado.

-No he tenido tiempo de limpiar, lo siento- Me dijo cerrando la puerta- Iré por mi maleta, puedes ver algo

-Esta bien

Camine alrededor de su casa, de verdad se veía un poco descuidado así que tratando de ayudarlo un poco lave los trates que había y acomode un poco su sillón. Colgadas en las paredes habían fotos de nosotros. Ver el rostro de Mikasa después de mucho tiempo hizo que mi corazón se apretara, estábamos los tres.

Ese día era mi cumpleaños y fuimos a un restaurante, el encargado nos tomo la foto. Mikasa estaba en medio de nosotros, su sonrisa era maravillosa. Yo tenía mi mano sobre la de ella, mientras Marco sonreía tímidamente, como siempre lo hacía.

Me reí un poco con el recuerdo. Después de tomar la foto Marco nos dijo que tenía que irse, así que me quedé solo con ella, disfrutando de su voz. Deje de ver la foto porque sentía que podría llorar, y me puse a ver las demás. Al parecer era la única foto que tenía con ella, en las demás solo estábamos nosotros. Recuerdos de cuando éramos jóvenes, siempre éramos nosotros dos en todo lo que hacíamos.

Hubo una que me llamó la atención, era un copia de una de las fotos que había sacado Sasha en una de las fiestas. Todos estábamos alrededor de una mesa, yo abrazaba a Mikasa y Marco estaba a nuestro lado, mirándonos. O eso creía, su mirada estaba fija en algo frente a el, con una sonrisa un poco triste. No recordaba muy bien ese día o si algo había sucedido.

-¡Listo!- Dijo detrás de mi- No estoy llevando mucho pero creo que es suficiente

-Vamonos entonces- Dije caminando hacia él- ¿No olvidas nada?

-No lo creo, no necesito muchas cosas- Respondió saliendo conmigo

-Oye Marco, ¿Es mi culpa que no tuvieras tiempo?- Pregunte sintiéndome un poco culpable

-Claro que no, yo decidí hacerlo- Entonces sonrió para tranquilizarme, pero por alguna razón, su sonrisa me recordó a la que tenía en la foto- ¡Ya vámonos!

Asentí y salí con el, directo a mi apartamento.


Solo habían pasado 5 días desde que vivíamos juntos, y ya estábamos peleando.

-¡Te dije que debías apagarlo!- Me grito desde la cocina

-¡Lo siento!- Respondí de la misma manera- ¿Cómo iba a saber que iba a salirse de la olla?

-Eres un idiota

Al parecer había arruinado la cena de hoy, había olvidado apagar la estufa por estar viendo la televisión.

-Olvidalo, ya no se puede hacer nada- Dijo suspirando- ¡Pide algo de cenar!

-Ya voy- Respondí con un suspiro molesto- No tienes que enojarte

-Cállate- Me dijo y no volví a decir nada

De alguna manera me hizo sonreír, recordé lo que se sentía cuando estaba con Mikasa. La escena era muy parecida a cuando estaba con ella

Amargo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora