Cuatro

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Siento que debo hacer una pequeña advertencia, así que aquí va

Este capítulo contiene escenas de sexo hetero, si no les gusta, no es es necesario leer.




Cuando llegamos a casa ya era tarde, Mikasa fue directo al baño para darse una ducha mientras yo me quitaba la ropa en la habitación.

–¿Cuando llegara Eren?– Pregunté soltando mi corbata

–En un mes– Respondió gritando

Termine de quitar mi ropa, y el sonido del agua cayendo nunca llegó. Recogí mi ropa del suelo, únicamente había dejado mi bóxer y la lleve a la cesta de ropa sucia. Confundido puse atención pero el agua seguía sin correr

–¿Mikasa?– La llamé acercándome al baño· ¿Ocurre algo?

–No, estoy bien– Respondió, estaba seguro que había algo extraño

–Te espero en la cama– Me respondió con un pequeño "si"

Estaba preocupado, pero tampoco quería presionarla así que espere a que saliera. Estando en la cama, saque mi celular para revisar los mensajes que tuviera, también aproveche para encender el aire acondicionado y que la habitación se refrescará. 

–Jean...

–¿Que sucede?– Pregunté sin soltar mi celular

–Mirame– Lo hice de inmediato

El celular cayó de mi mano y no pude decir nada, abrí la boca con sorpresa, sin saber que hacer

–¿Que tal me veo?– Pregunto avergonzada, pero sin quitar su mirada de mi

Asentí varias veces, parpadee y la voz se quedo atrapada en mi garganta y solo salieron sonidos incomprensibles

–Creo que quedó claro– Dijo soltando una pequeña risa

Mi vista estaba solo enfocada en ella, en la piel expuesta de sus hombros y piernas. El pequeño vestido rosa no cubría mucho. Ella no vestía estás cosas, era demasiado tímida para hacerlo y realmente nunca tuve curiosidad por hacerlo, pero ahora, viéndola toda sonrojada, mi cerebro me regañaba por no habérselo pedido antes.

Se acercó a la cama, subió a ella, quedando arrodillada a mis pies. De cerca podía ver qué su ropa interior era muy pequeña, la tela del vestido era un poco más gruesa en el área de su pecho, y lo demás era transparente. Podía ver su estómago, y los ligeros músculos de su abdomen, la curva de sus caderas era hermosa, ella era casi una diosa para mí.

Su cabello estaba suelto, enmarcando su rostro. Ahora era demasiado largo, pero me dijo que quería mantenerlo así, y me encantaba

–¿Vas a decir algo?– Me preguntó moviendo su cabello con su mano

–A-ahh, e-emm, t-tu, estás... Normal...– Ella me miro extrañada– D-Digo, no normal de como siempre, normal de bonita... Bueno, más que bonita, más bien hermosa– Cubrió su boca con sus manos, me puse aún más nervioso– Estás muy hermosa, te ves muy bien. Deberíamos salir para que todos lo vean, es que...

–¿Quieres que salga así?– Dijo abriendo los ojos con sorpresa

–¡No!– Negué de inmediato– No, no, por supuesto que no, pero... Es que...– Termine cubriendo mi rostro con las manos, suspirando de vergüenza– Es injusto, sabes que soy idiota para estás cosas. ¡No me hagas esto!

Ella río, sentí la cama moverse cuando se acercó a mi, quedando sentanda sobre mis piernas, sus rodillas alrededor de mis caderas.

Llevo sus manos a mi rostro, sujetando las mías y las llevo a su cintura. Me beso, ni si quiera movió los labios, solo los dejo sobre los míos y cualquier pensamiento desapareció de mi mente.

Amargo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora