Veintidós

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Por un momento me sentí asqueado, avergonzado, ¿Como pude excitarme por ver a Marco?, No había tenido una erección desde hace meses, hundido en el dolor de no tener a Mikasa. No quería tener sexo con nadie, pero después de escucharlo, de tener a Marco como lo tuve, no pude evitarlo.

Había pensado que al no sentir deseo por nadie, complacer a Marco sería más fácil. Me di cuenta muy tarde que no era mi caso, que ahora quería tener a Marco debajo de mi

Suspiré con fuerza, y trate de calmarme. Aún no aceptaba del todo lo que había sentido, así que no pensaba masturbarme hasta estar seguro. Cuando la erección bajo un poco, salí del baño y fui a la habitación.

Marco estaba sentado en la cama, mientras jugaba con su celular. Me acerque a el, y me senté a su lado, el me miro parpadeando.

-Lo siento- Dijo mordiendo sus labios- No volveré a decir eso, actúe de una manera inmadura

-Si, yo también lo hice- Dije recordando la escena de la tienda- Solo estaba bromeando...

-Lo sé, se que no lo dijiste con intención- Me respondió apurado

-¿Por qué te enojaste?- Pregunté

-Si te soy sincero... Me sentí celoso, y cuando vi que te llevabas bien con la chica, pensé en qué sería mejor que trataras de salir con ella, y no conmigo- Dijo con un poco de tristeza

-Pero yo quiero estar contigo- Dije en voz baja

-Si, lo sé también- Se quedó callado y después solo soltó un suspiro- Olvidemos lo que sucedió hoy, no es culpa de ninguno

Asentí hacia el, y entonces empezó a hablar de otra cosa. Tal y como dijo, parecía que nunca sucedió nada, ni si quiera lo de hace un momento. No volvió a decir nada.


Pasaron varios días hasta que Marco por fin estuvo del todo cómodo conmigo. Nuestra relación física avanzo un poco, ahora lo tocaba siempre que quería, y el dejo de huir de mi. Sentía que estaba satisfecho, y era lo único que me importaba. El nunca me tocaba, nunca cruzo la línea ni me pidió que lo dejara tocarme

La verdad lo agradecía, esconder la erección de el era dificil, pero aún no me sentía listo para dejarlo saber. Era como si una vez que le dijera, la línea invisible que trace sin darme cuenta, se rompiera. Tenía que estar seguro de que quería hacerlo, de que iba a poder hacerlo. Lo que menos quería era hacerlo sufrir de nuevo, no podía hacerlo.

Empecé a trabajar, me recibieron de buena manera, algunos compañeros me dieron su apoyo de manera silenciosa. Agradecía que no me sintieran lástima, ya había dado la suficiente.

Nuestra rutina se hizo costumbre. Marco llegaba más temprano y cocinaba para ambos, al llegar me encargaba de lavar los trastes después de comer y nos acostabamos a dormir. Salíamos el fin de semana, y de nuevo empezaba la rutina. Igual que una pareja de casados.

Estar con Marco era pacífico, me sentía a gusto. Era regresar a mi vida, a lo que era antes, a lo que había perdido. En todos estos meses, no había pensado en Mikasa de nuevo, y su ausencia poco a poco dejaba de doler, lo que me aliviaba.

Todavía la amaba, tal vez nunca dejaría de hacerlo, pero estaba aprendiendo a estar sin ella, a vivir sin ella. Ahora tenía a Marco.

El mirarlo todos los días me hacía feliz, hablar de su día, o escucharlo quejarse por sus compañeros de trabajo. Regañarme cuando dejaba mi ropa tirada o lo molestaba mientras cocinaba. Eran las pequeñas cosas que me hacían querer seguir adelante.

Realmente amaba a Marco, lo quería, era mi familia.

Hoy había salido de trabajar temprano, esperaba llegar antes que Marco para poder encargarme de la cena de hoy. Cuando estaba llegando al apartamento, un carro se estacionó en la entrada. Matt salió del coche, y del lado del copiloto, Marco bajo mientras reía. No me gustaba para nada la escena

-¿Qué están haciendo?- Pregunté acercándome a ellos

-¿Jean?, Hola, saliste temprano- Dijo Marco mirando su teléfono

-Si, ¿Algún problema?- Pregunté molesto

-Claro que no- Dijo riendo de nuevo- Gracias por traerme Matt

-De nada, te veo mañana- Dijo sin voltear a verme, subiendo a su auto

-Muero de cansancio- Dijo Marco entrando al edificio

-¿Por qué estabas con el?- Pregunté siguiéndolo

-Tenemos un proyecto juntos, así que me ha estado trayendo esta semana- Dijo sin darle importancia

-¿Toda esta semana?- Pregunté despacio

-Si, salimos juntos así que no es un problema para el

-¿Cuando planeabas decirme eso?- Dije cuando habíamos llegado

-No creí que fuera importante, solo es trabajo - Respondió encogiendose de hombros

-Si, trabajo- Respondí

Me sentí molesto, no quería que Marco estuviera cerca de Matt. Ni si quiera que respirara el mismo oxígeno, pero no me sentía con el derecho de decir algo.

-¿Qué quieres cenar?- Pregunto después de cambiarse la ropa

-No tengo hambre- Respondí de manera infantil

-Jean, no seas un niño- Dijo con frustracion- Solo me trajo a casa, creí que ese tema ya estaba cerrado. No tengo ningún interés en el

-¡Pero el todavía lo tiene en ti!, Además es tu ex pareja, no creo que debes estar a su alrededor como si nada. ¿O crees que sería lindo?, ¿Por los viejos tiempos?

-Estas exagerando- Hablo Marco molesto

-No lo estoy. Matt siempre dejo muy claro que no iba a dejarte ir- Dije poniéndome de pie- ¡No es mi culpa sentirme celoso!

Se hizo un silencio después de esas palabras. No había pensado muy bien ni analizado porque me sentía molesto, pero al parecer mi boca lo descubrió primero. Estaba celoso de Matt

-Celoso- Repitió Marco, como si la palabra sonara extraña en sus labios- Estás celoso de Matt

-Si, ya te lo dije- Respondí avergonzado- ¡No tienes que repetirlo!

-Sientes celos, por mi- Volvió a hablar

-¡Ya lo sé!, No lo repitas- Dije tirando de mi cabello- Olvida que lo dije

-Claro que no- Entonces acorto la distancia entre ambos y me beso.

Envolvió sus brazos alrededor de mi cuello, y me beso tan profundo, tirando un poco de mi cabello. Gimió en mi boca mientras solo lo dejaba deshacerse. Acepte con gusto, sujete su cuerpo contra el mio, mientras los minutos pasaban.

Amargo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora