Once

425 67 13
                                    

No vi a Marco en un mes.

Dejo de venir cada semana a limpiar, mi alacena estaba vacía. Mi ropa estaba sucia y arrugada. Me importaba muy poco, me había quedado sin empleo, así que no necesitaba estar limpio. Salía de mi casa únicamente para comprar comida rápida, no podía cocinar nada, ni si quiera comida instantánea. Habían cortado el gas hace días.

Me levanté del suelo y camine entre los montones de basura y botellas, buscando alguna que tuviera algo de beber. Al no encontrar nada, fui hacia el lavabo pero no había nada en la llave, al parecer habían cortado el agua también.

Con molestia me vestí con ropa del suelo, tomé mi cartera y salí del apartamento, necesitaba comprar más alcohol.

La gente me miraba mal, se alejaban de mi cubriendo su nariz. Era gracioso, antes siempre me saludaban al pasar, ahora solo corrían y susurraban cosas malas.

Entre a la pequeña tienda, varias botellas de whisky y tequila con algunas cervezas llevaron mi canasta. Compré botellas de agua también, aunque no creía tomarlas. Después de tomar otras cosas, pague de manera rápida con el dinero que me quedaba.

Aunque pensándolo bien, todavía me quedaba dinero en mi cuenta del banco, de algo sirvió trabajar durante un tiempo. Había ahorrado dinero suficiente, podía vivir un poco más.

Cuando regrese, lo primero que hice fue llamar al servicio de comida, pedí comida china y mientras llegaba comencé a a beber. Mi teléfono empezó a sonar entonces, así que volví a apagarlo sin mirar quien llamaba. La comida llegó poco después.

El suelo era mi lugar favorito, podía acostarme y no pensar en nada más. La comida me despertó un poco, pero yo no quería eso, solo quería olvidarme de todo. Abrí las latas de cerveza y comencé a beber de nuevo, hasta que se acabará todo lo demás y tuviera que salir de nuevo a comprar. Entonces volvería a comer, tal vez iría a bañarme, aunque no tenía agua así que eso podría ser difícil.

Estaba harto de todo.

La puerta se abrió de manera estrepitosa, abrí mis ojos con lentitud aunque mi vista era vidriosa. La luz me lastimó por un momento, la silueta de alguien estaba frente a mi

"Mikasa"

–Sabía que debía venir– Dijo la voz de un hombre inclinándose sobre mi– Eres un desastre

–Marco...

Se alejo de mi y fue hacia la puerta, alguien lo esperaba ahí.

–Gracias señor, y disculpe todos los inconvenientes que causó

–No se preocupe, entendemos la situación– Dijo y la puerta se cerró

Marco camino por la casa, buscando entre los papeles y la basura hasta que encontró lo que quería. Me senté en el suelo, todavía no entendía muy bien la situación, así que solo me estire y tome la primera botella que vi para inclinarla en mi garganta.

–Deja eso– La botella desapareció de mi mano– Apestas, ve a bañarte

–No hay agua– Dije riendo

El se quedó callado, después se acercó a mi y me levanto del suelo. No sentía las piernas, así que me costó un poco caminar. Todo me estaba dando vueltas, solo sentí que me depositaron en la cama y después me dejaron solo. Empecé a llorar, estar en la habitación era horrible, pero me dormí poco después

Cuando desperté, tenía puesta otra ropa, la habitación estaba limpia, así que me levanté y camine despacio hasta llegar a la sala. Todo estaba limpio, había bolsas de basura amontonadas cerca de la puerta, las luces estaban encendidas. Afuera estaba oscuro, debía ser de noche. Avance despacio hasta llegar a la sala, donde me senté en el sillón.

La cabeza me dolía bastante, sentía la garganta seca y el cuerpo pesado. Quería beber otra vez. Escuché el sonido de una puerta abrirse, mire en esa dirección y Marco acababa de salir, una toalla estaba sobre su cabeza mientras terminaba de secarse, vestía unos pantalones de tela y una camisa blanca, parecía que estaba a punto de irse a dormir.

–¿Que haces aquí?– Pregunté al verlo, el se asusto y dio un pequeño respingo, aunque después respiro con calma

–Me asustaste, creí que seguías durmiendo– Dijo quitando la toalla de su cabeza

–¿Que haces aquí?– Repetí

–¿No es obvio?, Eres un desatre, apestas y tú casa está hecha mierda– Dijo recriminandome– El señor Alonso me llamo, tus vecinos están quejándose de ti porque no haces más que beber y salir a la calle sucio. Llame a todos los servicios para pagarlos y que volvieran a funcionar, no tenías comida y te estás hundiendo en el alcohol como si fuera a arreglar las cosas, ¡Estás haciendo todo lo contrario a lo que quería Mikasa!

Al escuchar su nombre me puse de pie con fuerza, quería gritarle que se callara, pero un mareo lo evitó y casi caí al suelo. El se acercó a mi y siguió diciendo cosas mientras me ayudaba a ir a la cocina. Me sentó en la mesa, mientras servía un vaso de agua

–Bebe esto, después irás a bañarte para comer algo– Dijo con voz molesta– Apestas horrible, te estás pudriendo

Gruñi en respuesta y después hice lo que me ordenó, no quería seguir escuchando sus regaños.

Tarde bastante en ducharme, el mareo seguía y me costaba un poco moverme, el me llamo al menos dos veces mientras seguía dentro para ver si estaba bien. Al salir había un plato de comida en la mesa, me senté a comerlo con lentitud. Marco salió de la habitación y camino hacia la mesa, llevando consigo un montón de basura.

No me decía nada, solo estaba a mi alrededor, mientras seguía arreglando los destrozos que había provocado.

Me levanté con molestia y tire el plato de comida al suelo, el silencio era ensordecedor y no lo soportaba, camine directo a la habitación y me encerré, no quería verlo.

Amargo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora