Cap. 17

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Estaban saliendo todos menos mí tío claro esta y tuve el impulso de pedirle a Azrrael que se quedase pero me calle y le observé hasta que se cerró la puerta tras él. Una vez el doctor hizo lo suyo entraron un poco todos y pude ver también a Ablace que estaba muy preocupado, luego la enfermera les pidió que se marcharan pero me las arregle para que pudiera quedarse tío Akesh que sentó al lado de la cama y al poco me quede adormilada.

Creí oír la puerta de la habitación abriéndose pero eran sonidos muy lejanos así que no se si soñaba o realmente estaban hablando mi tío y Azrrael.

-Pasa chico, tranquilo. Entra y cierra la puerta.

-Yo lo siento no debería estar aquí.

-No, no deberías pero ya estás aquí y eso significa algo. No nos han presentado formalmente soy Akesh. Azrrael 

-Lo sé, y caerá el ángel dorado a la senda del mal.

-Veo que es cierto lo que se dice de los Drafire.

-Se dicen muchas cosas de nuestra familia y no todas ciertas, siéntate.

Hubo un momento de silenció y luego una silla se movió con suavidad.

-¿Por qué estás aquí Azrrael?

-Ya lo debe saber.

-Oh, respeto, eso es bueno.

-Ya en fin, los modales no se pierden. No puedo cambiar lo que soy y fui – sonrió con pesar.

-Respóndeme Azrrael, ¿Por qué estas aquí ahora? Y más cuando sabías que yo estaría, mucho te has cuidado hasta el momento de no cruzarte con nosotros.

-Quería verla, saber que esta bien.

-No, eso no es del todo cierto por que tú ya sabes sin estar aquí si esta bien o no ¿Por qué estás aquí?

-No lo se, por que estoy preocupado y por que no quiero estar lejos de ella, no puedo aunque quiera. Intenté alejarme pero la veo en todos lados es… no puedo expresarlo y no es por lo que cree bueno a ver… claro que me gustaría…, pero no quiero su poder, extrañamente no lo deseó, sólo siento el deseo de un hombre normal, es tentador sí… se quién es y lo que representa, lo que me puede otorgar pero…no sé qué me pasa, yo… sólo sé que no puedo apartarme de ella, es mi aire, con ella… todo lo demás desaparece, con ella soy yo – oí sonido de una mano pasando por el pelo - Ya he hablado demasiado.

-No le hagas daño Azrrael,  porque aunque me deje la vida en ello sabes que yo si puedo acabar contigo. 

-No quiero hacerle ningún daño, no puedo. Si fuera cierto como bien ha dicho ahora no estaría aquí, no soy tan estúpido ni tan buen actor.

-Eso lo dudo pero te creo. Tenía que advertírtelo igualmente, es mi deber. No quise creer a Abraham cuando me dijo que sí parecía que habías reencontrado el camino, que estabas pagando por cada uno de tus actos, que empezabas a ser el que debiste seguir siendo, pero aún hay demasiado dentro de ti que me hace dudar.

-Me tenéis vigilado así que por mi parte por ahora no debéis temer. En cambio… sí que miraría mas dentro de mis filas…ahí sí que tenéis al verdadero ángel negro, hay otras profecías que no hablan de mí.

-¿Qué quieres decir?

-Vaya, me sorprende, debería saberlo ¿quizás haya perdido facultades el gran Akesh?

-Azrrael, ten a tus amigos cerca pero a tus enemigos más.

-Lo hará y lo sabe.

-Hay cosas que han de seguir su curso, lo que hay que procurar es estar justo en el momento preciso ahí.

De vuelta a la Tierra - IntroducciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora