Cap. 29

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Me contaron que no era una bruja normal y corriente, yo tenía la esencia de Urd-Kali, yo tenía la sabiduría de estas, tenía poder sobre el destino de los hombres, sobre la magia y los mundos así como el secreto de la vida y no sé cuantas cosas. Como siempre muchos ansiaban mi “poder”. El Séptimo sello era la esencia vital en sí, mi corona y parte de mi legado, debía recibir los dones antes de que se dieran las condiciones adecuadas para que cualquier mortal con dones especiales pudiese optar a obtener ese conocimiento y esa fuerza destructiva. Sólo la persona adecuada o sea yo, podía controlar ese poder encerrado por los Dioses que pusieron a prueba a los hombres para saber si eran dignos de poseer el conocimiento que estos les ofrecían, pero un Dios malvado y vengativo que no voy a nombrar nos maldijo… quería el poder absoluto para él, quería gobernar sobre los demás costase lo que costase y crear su propio mundo, creo una profecía y su maldición como ya dije. Intrigo sin parar hasta que mi propio amante me “mato” condenándome a vivir entre mortales hasta que llegase el día de recuperar mi corazón. En ese momento, los Dioses mayores tanto representantes del bien como alguno del caos me protegieron con la esperanza de que yo en mi dualidad no rompiera la balanza, me concedieron su propia profecía. Pero la maldición del otro ya había sido pronunciada y me había alcanzado, yo sería seducida por el mal… de ahí que Kali fuese una Diosa destructiva y malvada en unos casos y piadosa por otra, me hizo vulnerable privándome de mis recuerdos y de mi poder real, sería una bruja humana con todas sus debilidades y pasiones, sería por tanto influenciable y para dominarme tan sólo tenían que poseerme en contra de mi voluntad, me dijeron tantas cosas que no recuerdo ni la mitad. ¿Entonces… cuando yo cedía a mis bajas pasiones quería decir que me estaban manipulando o no? Había tantas cosas que aún no acababa de comprender, tenía que haber una explicación o quizás era que no era capaz de controlar mis dos caras…

Tras esto me levante del salón y me fui a mi habitación, la cabeza me daba vueltas, bullía en una vorágine de pensamientos, me sentía engañada, traicionada, siempre lo hacían todo por mi bien, para protegerme… pero no lo veía así, yo sentía que me habían expuesto abiertamente al peligro, al no saber quién era, al atar mis poderes… era vulnerable, ahora no sabía cómo hacer lo que se suponía que debía hacer, me manipulaban constantemente, me habían engañado, no podía soportarlo… habían dirigido mi vida como habían querido, estaba furiosa. Intente relajarme, cerré los ojos y suspire. Me senté en la cama y apoyé la espalda en el cabezal, estar ahí en esa posición despertó mis recuerdos, recordé el latir del corazón de Azrrael, el calor que transmitía su pecho agitado, como deseaba tenerle allí en ese momento… podía sentir aún como mi cuerpo se arqueaba y se relajaba, podía sentir sus dedos deslizándose entre mis piernas… me deje llevar por mi pasión, mis manos en mi cuerpo eran las suyas, lo recordaba tan bien que el éxtasis me embargo enseguida. Me quede tumbada en la cama, aún jadeando y enterré la cara en la almohada, mire el techo y sonreí, había sido tan increíble…  Azrrael me llenaba, me daba calor y bienestar, me daba amor… en cambio… recordé mis “experiencias” con Ezequiel y no era lo mismo, sí me daba placer pero no tanto, era más frío, más duro… intentaba dominarme… Azrrael era dulce y salvaje a la vez, tenía un punto de peligro, con su cara de ángel pero a la vez era un chico malo. Quería olvidarme de lo que me habían contado esa noche pero no podía, le daba vueltas otra vez, según Iset había tres peligros… dos hombres, dos hombres poderosos y que perdieron el camino y cayeron perdiendo la gracia divina al menos uno…y otro peligro mayor suspiré, los grupos que querían matarme no me importaban sinceramente frialdad o no… podía acabar con ellos pero era un agobio andar siempre pendiente de si van a atacar o no y evitando sus ataques, huyendo una y otra vez porque aunque no lo haya mencionado nos atacaron muchas más veces durante los días siguientes y entre todos acabábamos echándolos o… matándolos yo, no lo podía evitar… cuando perdía el control y me dominaba la sangre… me sentía todo poderosa. Cada día aprendía más cosas de Vierna pues mi tío poco podía enseñarme, aunque pusieron toda su buena voluntad en enseñarme lo que ellos sabían, eran brujos y dentro de los hombres poderosos, trajeron a Madame Zherina que me ayudo a potenciar mi videncia y mi capacidad de interpretar los signos que nos ofrecía la naturaleza, nada pasaba por que sí yo así lo había tejido…, pero enseñar a una bruja era cosa de mujeres y en la familia se ve que hacía varias temporadas que no había…mujeres con el don, no nacían brujas y yo era la única, no quedaba nadie que pudiera guiarme o enseñarme y en mi caso era aún más difícil porque ambos padres eran brujos y por tanto mi poder era superior...

De vuelta a la Tierra - IntroducciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora