-Por supuesto – dijo sin apartar sus ojos de los mío y recostándose en la silla volvió a preguntar - ¿Te gusta lo que ves?
-Si – dije bebiendo un poco más de cava.
-Conmigo podrías tener todo lo que deseases.
-Tengo todo lo que quiero – le sostuve la mirada con el rostro cerca del de él.
-No como te lo ofrezco.
-Estás muy seguro de ti mismo, eres directo y eso me gusta.
-¿Te gustan los chicos malos Urd?
-No estaría aquí contigo si no fuese así. Pero no eres tan malo como pretendes.
-¿Ah no? No me conoces.
-No, no te conozco, pero eres más travieso que malo, un diablillo con cara de ángel al que le gusta divertirse – Él se echo a reír.
-Vamos, la noche nos espera.
Nos fuimos, subí al coche y él bajo la capota y puso un cd, me encantaba sentir el aire en la cara mientras el coche avanzaba por una carreterita llena de curvas haciendo rugir su motor, me quede adormilada mientras miraba las estrellas con la cabeza apoyada en el respaldo del auto y empecé a sentir como unos cálidos labios llenos besaban la base de mi cuello e iban ascendiendo lentamente hasta mordisquearme el lóbulo de la oreja, entreabrí los labios reprimiendo un gemido al notar unas manos firmes deslizarse entre mis muslos suavemente, sin prisa. Los azules ojos de Ezequiel se clavaron en los míos, tenía una sonrisa indescriptible entre malévola y divertida. Le deseaba, sentía mi cuerpo palpitar y el corazón acelerado mientras sus manos rozaban distraídas la cara interna de mis piernas, acerque mis labios a los suyos y se aparto un poco, me mordió el labio inferior y volvió a besarme la yugular, me acaricio el pecho, mis pezones se endurecieron, eche la cabeza atrás arqueando la espalda mientras sus manos se deslizaban dentro de mi ropa interior húmeda, sus hábiles dedos se deslizaban sin resistencia entre mis piernas. Me desperté sobresaltaba y me puse colorada al mirarle, me lleve la mano al cuello y desvié la mirada, tras la siguiente curva se recortaba contra la oscuridad una mansión increíble, el coche enfilo la última curva y traspasó la verja y se paro frente a la casa rodeada de un hermoso jardín con césped, el camino estaba iluminado con puntos de luz que reseguían el camino estratégicamente, ya habíamos llegado, Ezequiel me abrió la puerta y baje del coche siguiéndole hasta la parte de atrás por el jardín hasta llegar a la terraza donde había una enorme piscina con caída de agua incluida, la depuradora estaba en marcha y las luces de debajo del agua invitaba a meterse en esas cristalinas aguas.
-Este es mi paraíso particular. Voy a por unas copas.
-Vale – le miré y empecé a bajarme la cremallera del vestido, enseguida la tela resbalo por mi piel y acercándome al borde de la piscina me eche al agua sin pensarlo dos veces, aún sentía mi corazón latiendo más deprisa de lo normal, el agua estaba templada, nade y me acerque al borde cuando Ezequiel volvió con dos copas y una botella de vino blanco bien frío, cogí la copa y bebí mientras el dejaba su ropa en la hierba y se metía también en el agua.
Salió frente a mi reapareciendo de debajo del agua que resbalaba por su piel dorada, reseguí con mi mano una gota que resbalaba por su pecho y luego me apoyé en el borde con los codos de cara a él.
-¿A cuantas has traído aquí?
-No llevo la cuenta.
Me reí un momento hasta que me vi acorralada contra la pared de la piscina, sus ardientes labios encontraron los míos, un frío increíble me sacudió y tuve que salir del agua escurriéndome como un gato y me senté en el borde agarrando una de las toallas que también había traído.
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De vuelta a la Tierra - Introducción
ParanormalLa vida de Urd, se vuelve patas arriba cuando sus pies pisas Egipto por motivos de trabajo. Tan buen punto ella llega una serie de misteriosos sucesos empiezan a encadenarse. Es más, el propio proyecto que ha de llevar acabo allí parece ser otro rom...