Capítulo III: "Nuevos Comienzos"

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CUARTO CIELO

La noche había llegado y la oscuridad de ella, había cubierto todo el cuarto cielo.

Lisa soltó un suspiro mientras seguía guardando sus cosas personales dentro de una caja. No tenía mucho, así que lo único que llevaba dentro, eran distintos libros que ella creía que le ayudarían en su estadía en la tierra y su libreta junto a un pequeño peluche que su padre le había traído desde la tierra, cuando ella era pequeña. Otra caja se encontraba en el costado y en ella, iban las túnicas que siempre usaba. Sus padres le habían dicho, que esas túnicas, se volverían en prendas terrestres, cuando cruzaran el portal. Lisa no lo iba a decir, pero por dentro, quería saber cuál sería el estilo de ropa que le tocaría.

— ¿Ya estás lista?. —alejó su mirada de la caja y observó a su madre recargada en el marco de la puerta—. Tu padre acaba de llevarse nuestras cosas hacía el portal. Dentro de poco volverá para ayudarte con las tuyas.

— Solo llevo esto. —dijo, señalando con la mirada, la caja con su ropa y la otra dónde iban sus libros—. No tengo mucho por llevar.

Chitthip, soltó un suspiro, mientras entraba y se dejaba caer en la orilla de la cama de Lisa. Su mirada, estaba fija en la pared frente a ella.

— ¿Sigues molesta?. —preguntó luego de algunos segundos. Al no tener respuesta por parte de Lisa, decidió seguir—. Hija, yo quiero decirte que todo lo hicimos por amor a tí. En ningún momento tuvimos la intención de dañarte Eres lo más importante que tu padre y yo tenemos. —Lisa observó cómo una lágrima bajaba por el rostro de su madre—. Nosotros, desde el primer momento creímos en tí. Sabíamos que eras más de lo que mostrabas y que podías demostrarle a todos, que cualquiera es capaz de alcanzar la pureza.

— Eso lo sé muy bien, madre. —Lisa habló, sentándose al lado de su madre—. Sé que ustedes han hecho muchas cosas por mi y que arriesgaron tanto, por tenerme aquí. Siempre les estaré agradecida por eso. —comentó, tomando la mano de su madre entre la suya—. Pero me duele que nunca me dijeran nada de esto. Me hicieron creer que era cómo los demás, cuando soy distinta a ellos.

— Ser distinto, nunca está mal. —dijo Chitthip, acariciando la mano de Lisa, con su pulgar—. Tu padre y yo, estamos muy arrepentidos por no decirlo antes. Lamentamos el haberte hecho pasar por tanto. —su mirada se alzó, juntándose con la de Lisa—. Es por eso, que en el momento en que nos dijiste que debías de viajar a la tierra, aceptamos acompañarte. Porque es lo menos que podemos hacer, después de meterte en todo este lío.

— Ya no importa. —Lisa dijo con sinceridad—. Solo por favor, ya no me oculten más cosas. No podría soportar que me están viendo la cara.

— Eso jamás volverá a pasar, hija mía. —Marco dijo, llamando la atención de las dos mujeres en la habitación—. No sabes lo mal que me siento al haberte ocultado la verdad todo esté tiempo. Yo creí que hacía bien, pero lo único que logré, fue todo lo contrario.

— Lo entiendo bien. —Lisa dijo, dándole una suave sonrisa—. No te lo voy a negar, me duele lo que hicieron. Pero me siento agradecida en tenerlos cómo padres y sobre todo, por permitirme estar aquí y no desterrarme cuando tuvieron la oportunidad. No saben lo feliz que me hace el saber que puedo hacer bien, en lugar de dañar a las personas.

— Nosotros, siempre nos sentiremos orgullosos de tenerte cómo nuestra hija. —Dijo Marco, entrando a la habitación y acercándose a Lisa, quien al notar las intenciones de su padre, soltó el agarre de Chitthip, para poder ponerse de pie y recibir el abrazo de Marco—. Te prometo que tu madre y yo, cuidaremos siempre de tí y seremos ese apoyo que necesitarás en tu estadía en la tierra.

En Busca De Mis AlasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora