Capítulo IV: "Ella"

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A LA MAÑANA SIGUIENTE

Lisa apretó los ojos, al sentir la claridad de la mañana empezarla a molestar. Normalmente, era alguien que le gustaba estar de pie, desde los primeros rayos del sol, pero la noche anterior se había dormido demasiado tarde y lo único que quería, era descansar lo suficiente. Ayer había sido un día demasiado agitado y esperaba que hoy, fuese un poco mejor.

— Lisa, tus padres quieren que bajes a desayunar. —escuchò a Rosé, desde afuera de su habitación. Lo que hizo que Lisa, cubriera su rostro con una almohada, para poder protestar sin ser escuchada—. Ambos fueron muy temprano a comprar y ahora están haciendo hotcakes de chocolates. Tus favoritos.

Lisa lanzó la almohada hacía un lado, y saltó de la cama, para buscar su toalla y su cepillo de dientes e ir a la ducha. Al abrir la puerta, Rosé se encontraba aún parada frente a ella, con una sonrisa en el rostro. Su cabello estaba humendo y vestía una bata blanca, lo que le dejaba en claro que acababa de salir de la ducha.

— Sabía que si te mencionaba los Hotcakes, saldrías de inmediato de la habitación. —dijo sonriéndole a Lisa—. Y no me equivoqué.

— Bueno, los hotcakes son mi debilidad. —dijo, caminando hasta el baño que compartía únicamente con Rosé, ya que sus padres tenían un propio en la habitación—. Ahora sí me permites, tomaré una corta ducha, porque unos deliciosos hotcakes, me esperan.

— Bien, nos vemos en la cocina. —Respondió Rosé, antes de caminar hacia su habitación.

Veinte minutos después, Lisa, abandonó el baño. Su cuerpo era cubierto por una bata blanca idéntica a la de Rose, pero a diferencia de ella, Lisa llevaba una toalla sobre la cabeza, con la cual intentaba secar un poco su cabello. Entró a su habitación y algunos minutos después, salió completamente vestida. Había optado por llevar una camisa blanca de botones y sobre ella, un suéter de lana. Ambas prendas, eran acompañados por unos jeans blancos, que Lisa se encargó de doblar hasta los tobillos, para darles una mejor apariencia. En sus pies, iban unos zapatos Nike blancos, que quedaban perfectos con su atuendo.

Bajó las escaleras hasta el primer piso y cuando su pie pisó el último escalón, sintió el aroma de los hotcakes inundar sus fosas nasales. Se dejó guiar por el maravilloso aroma y llegó a la cocina, dónde sus padres se encontraban cocinando y en la mesa, se encontraba Rosé, intentando descifrar cómo utilizar su teléfono celular.

— Buenos días. —saludó Lisa, entrando a la cocina.

— Buenos días, Lisa. —respondieron todos a la vez, haciendo reír a Lisa, quien tomaba asiento en una de las sillas que habían alrededor de la mesa.

— ¿Qué tal dormiste?. —preguntó Rosé, moviendo el teléfono de un lado a otro—. Oye, ¿Ya entendiste cómo usar esto?. Yo no sé cómo funciona, además, no puedo ponerlo de un lado, porque se mueve.

— Tranquila, solo debes quitarle la rotación automática. —respondió Marco, mientras ponía frente a las chicas, dos platos con hotcakes—. Y no es necesario que sepas utilizar todo, solo lo necesitas para estar en comunicación con nosotros.

— Gracias por el dato, señor Marco. —dijo Rosé, dejando el teléfono sobre la mesa y empezando a comer con desesperación—. Oh por Dios, esto está delicioso.

— Oh si, olvidaba algo. —comentó Marco, saliendo de la cocina. Segundos después, volvió con dos sobres y le entregó uno a cada una de las chicas que se encontraban desayunando—. Un mensajero del Real Consejo, vino está mañana a dejar esto.

— ¿Qué es?. —preguntó Lisa, abriendo el sobre junto a Rosé. Sus ojos se abrieron con sorpresa, cuando dentro del sobre, encontró una identificación y algunos otros documentos. Todos al nombre de Lalisa Manoban—. ¿Y esto para qué es?.

En Busca De Mis AlasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora