Capítulo V: "Primer Día"

502 76 13
                                    

AL DIA SIGUIENTE

Con una libreta bajo el brazo y una pluma en la mano, caminaban Lisa y Rosé, acompañadas de Marco y Chitthip. Los cuatro se dirigían a la oficina del decano, con los documentos necesarios para que las chicas pudieran iniciar en la universidad.

— Buen día, somos los señores Manoban. —dijo Marco, llamando la atención de la secretaria—. Venimos con el decano.

— ¿Tienen cita?. —preguntó la mujer de manera amarga. Marco y Chitthip, se vieron entre si—. Si no la tienen, encarguese de conseguir una y luego vuelva.

— Si, tenemos. —respondió Marco de inmediato. La mujer los observó por sobre sus lentes—. Busqué en su lista, soy Marco Manoban.

La mujer soltó un suspiro, antes de buscar en la lista de personas que con anterioridad habían pedido una cita con el decano. Y tal y cómo aquel hombre había dicho, tenía una cita agendada con el decano y era justo a esa misma hora.

— Oh si, aquí está. —dijo confundida por no recordar en que momento, el hombre frente a ella, había llamado para pedir la cita—. Bueno, pasen adelante, el decano está esperando.

— Muchas gracias, señorita. —amablemente dijo Marco, dándole una sonrisa. Los cuatro, caminaron hasta la puerta de la oficina y cuando Marco se disponía a abrirla, sintió una mano en su hombro—. ¿Qué pasa?. —le preguntó a su esposa, mirándola por sobre su hombro.

— ¿Por qué usaste tus poderes?. —le preguntó, haciendo que las dos chicas los vieran sorprendidos.

— Espera, ¿Tienen poderes?. —Esta vez, fue Lisa quien preguntó—. Pero si Dios, dijo que seríamos seres humanos normales.

— Al ser parte de la Línea Dorada, conservamos nuestros poderes, aunque estemos en nuestra versión humana. —explicó Marco soltado un suspiro—. Siento si no les dijimos nada, pero teníamos planeado no usarlos. Aunque bueno, ya los usé... Pero solo lo hice, porque de verdad necesitamos que ingresen a la universidad.

Dijo Marco, sintiendo miedo de que Lisa se molestara por ocultarle sus poderes. Él, le había prometido no ocultarle nada y lo había hecho.

— No tienes porqué justificar nada. —dijo Lisa con una sonrisa, calmando a su padre—. Entiendo eso, y bueno, espero que los uses también para convencer al decano de recibirnos en la universidad. Recuerda que estamos iniciando semanas después.

— De eso, me encargo yo. —dijo Chitthip, tomando la perilla de la puerta y abriéndola—. Y sin necesidad de usar mis poderes.

Y Chitthip no mentía, pues 25 minutos después, los cuatro se encontraban saliendo de la oficina del decano. Habían logrado su cometido. Lisa y Rosé ahora formaban parte de la universidad, las dos chicas estaban en el primer año, pero en distintas carreras. Rosé y su amor por cuidar a los demás, la había hecho decidirse por Medicina. Lisa en cambio, escogió Literatura, ya desde muy pequeña le gustaba leer y escribir.

— Bueno chicas, es momento de separarnos. —dijo Marco, deteniéndose justo a unos metros de la salida. Giró sobre sus talones y vió a Lisa y Rosé de manera fija—. Quiero pedirles que se cuiden mucho, algunos chicos son malos y les gusta humillar a los demás, así que evitenlos a toda costa. No quiero que algo malo les pase o que alguien les haga daño. —en su rostro, podía verse claramente la preocupación que le causaba el dejar a las chicas solas en aquel nuevo lugar. Sabía que ambas corrían peligro, pero no cualquier peligro, sino uno en especial y ese era: ser corrompidas por la maldad—. Si tienen algún problema, pueden llamarme y vendré inmediato por ustedes, ¿Está bien?.

— No tienes de que preocuparte papá, estaremos bien. —Rosé, fue quien respondió, haciendo que los tres la vieran sorprendidos, pero también, reflejando emoción—. ¿Si puedo llamarte así verdad?. Ya sabes, para que si quede claro que eres mi padre frente a todos.

En Busca De Mis AlasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora